Mateo 22 - La Biblia Textual 3a Edicion1 Jesús tomó nuevamente la palabra, y les habló en parábolas, diciendo:° 2 El reino de los cielos fue hecho semejante a cierto rey que hizo la fiesta de bodas para su hijo. 3 Y envió a sus siervos para llamar a los que habían sido invitados a la fiesta de bodas, y no querían venir.° 4 Volvió a enviar a otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: He aquí, he preparado mi banquete,° se han sacrificado° mis novillos y las reses cebadas, y todo está dispuesto: venid a la fiesta de bodas. 5 Pero ellos, haciendo caso omiso, se fueron, el uno a su campo, el otro a su negocio, 6 y los demás, echando mano a sus siervos, los afrentaron y los mataron. 7 Entonces el rey° se enfureció, y enviando sus ejércitos destruyó a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.° 8 Después dijo a sus siervos: La boda a la verdad está preparada, pero los invitados no eran dignos. 9 Id pues a las encrucijadas de los caminos, y llamad a la fiesta de bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo aquellos siervos a los caminos, reunieron a todos los que hallaron, tanto malos como buenos,° y el salón de bodas se llenó de invitados.° 11 Pero cuando el rey entró a ver a los invitados,° vio allí a un hombre no vestido con traje de boda. 12 Y le dice: Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda? Pero él enmudeció.° 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: Atadlo de pies y manos y echadlo a la oscuridad de afuera, allí será el llanto° y el crujido de los dientes; 14 porque muchos son llamados, pero pocos escogidos. 15 Entonces los fariseos salieron y deliberaron cómo enredarlo en alguna palabra.° 16 Y le enviaron a los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz, y con verdad enseñas el camino de Dios, y no te cuidas de nadie,° pues no miras la apariencia de los hombres. 17 Dinos pues, ¿qué te parece? ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. 20 Les dice: ¿De quién es la imagen y la inscripción? 21 Dicen: De César. Entonces les dice: Dad pues a César lo de César, y a Dios lo de Dios. 22 Al oír esto se maravillaron, y dejándolo, se fueron. 23 En aquel día se le acercaron unos° saduceos (que dicen que no hay resurrección°), y le preguntaron, 24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin tener hijos, su hermano se casará con la mujer de él, y levantará descendencia a su hermano.° 25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos, y el primero murió después de casarse, y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. 26 De la misma manera, también el segundo, y el tercero, así hasta los siete; 27 al final de todos, murió la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos la tuvieron. 29 Entonces, respondiendo Jesús, les dijo: Estáis errando,° al ignorar las Escrituras y el poder de Dios; 30 porque en la resurrección, no se casan ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles° en el cielo. 31 Pero acerca de la resurrección de los muertos, ¿no leísteis lo dicho por Dios a vosotros, cuando dice: 32 Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?° No es Dios de muertos, sino de vivos.° 33 Y las multitudes, oyéndolo, se maravillaban de su doctrina. 34 Cuando los fariseos entonces oyeron que había hecho callar a los saduceos, se reunieron de común acuerdo. 35 Y uno de ellos, experto en la ley, preguntó para tentarlo:° 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 °Le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.° 38 Éste es el primero y gran mandamiento, 39 y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.° 40 De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas. 41 Y habiéndose reunido los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Mesías? ¿De quién es hijo? Le dicen: De David. 43 Les dice: ¿Pues cómo David en el Espíritu lo llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos debajo° de tus pies?° 45 Pues si David lo llama Señor, ¿cómo es su Hijo? 46 Y nadie le podía responder palabra, ni desde aquel día se atrevió ninguno a preguntarle° más. |
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