Salmos 107 - Biblia Serafín de Ausejo 19751 Alabad al Señor, que es bondadoso, y su amor, eterno. 2 Que lo digan los redimidos del Señor, los que él libró del poder del enemigo 3 y congregó de en medio de los pueblos, de oriente a occidente, del norte al mediodía. 4 Errantes en la estepa, en tierra desolada, no hallaban el camino de ciudad de residencia: 5 Hambrientos y sedientos, su valor ya se encogía. 6 En la angustia clamaron al Señor y él los libró de sus pesares. 7 Por caminos directos los condujo, hasta hacerlos llegar a la ciudad de residencia. 8 Den gracias al Señor por sus favores y sus portentos con los hombres, 9 pues él calma al sediento y satura de bienes al hambriento. 10 Los que estaban en sombras y en tinieblas, prisioneros de cuitas y de hierros, 11 por haberse rebelado ante la orden de su Dios, y despreciado los consejos del Altísimo, 12 se consumían en vanas fatigas, tambaleando, sin nadie por ayuda. 13 En la angustia clamaron al Señor y él los libró de sus pesares. 14 De la sombra y las tinieblas los sacó, y rompió sus cadenas. 15 Den gracias al Señor por sus favores y por sus portentos con los hombres, 16 el que puede romper puertas de bronce y las barras de hierro hacer pedazos. 17 Alocados en la senda de sus yerros y afligidos por sus culpas, 18 ante todo manjar sentían náusea y estaban ya a las puertas de la muerte. 19 En la angustia clamaron al Señor y él los libró de sus pesares. 20 Envió su palabra y los curó, los libró de su ruina. 21 Den gracias al Señor por sus favores y sus portentos con los hombres; 22 ofrezcan sacrificios de alabanza y pregonen sus obras entre cantos. 23 Los que bajan al mar con los navíos y tienen su quehacer en la marea 24 ésos ven las grandes obras del Señor, sus portentos en medio del abismo. 25 A su voz se levantan tempestades y las olas se encrespan: 26 se elevan hacia el cielo y caen al profundo. Sus entrañas se funden en mareo, 27 como borrachos dan vueltas y vacilan, engullida su pericia. 28 En la angustia se vuelven al Señor y él los saca de pesares; 29 él reduce a murmullo la tormenta y las olas se acallan. 30 Alegres, en la calma, los conduce a su puerto deseado. 31 Den gracias al Señor por sus favores y sus portentos con los hombres; 32 que en el pleno del pueblo lo engrandezcan y en la junta de ancianos lo celebren. 33 Él convierte torrentes en desierto y en terreno sediento, manantiales; 34 de la tierra fecunda hace salinas, por la maldad de sus moradores. 35 Pero cambia desiertos en estanques y la tierra sedienta en manantiales, 36 para dar allí aposento a los hambrientos y que funden ciudades de morada. 37 Sembrarán los campos y plantarán viñedos, que producirán sus frutos y cosechas. 38 Él les da bendición y van a más y no deja que mengüen sus ganados. 39 Si fueran diezmados, reducidos, fue a causa de la malicia y el afán. 40 Él derrama desdén sobre los nobles y los confunde en caos, sin camino; 41 mas realza a los pobres de sus cuitas y acrecienta sus familias cual rebaños. 42 Al mirarlo, los rectos se complacen y toda iniquidad cierra su boca. 43 Quien sea sabio lo tendrá presente y entenderá las gestas del Señor. |
Copyright © Serafín de Ausejo 1975.