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Mateo 9 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Subió luego a una barca, pasó al otro lado del mar y llegó a su ciudad.

2 Entonces le presentaron un paralítico tendido en una camilla. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al paralítico: '¡Ánimo, hijo! Te quedan perdonados tus pecados'.

3 Entonces algunos escribas pensaron para sí: '¡Pero si éste está blasfemando!'.

4 Y penetrando Jesús sus pensamientos, dijo: '¿Por qué estáis pensando mal en vuestro corazón?

5 ¿Pues qué es más fácil, decir: 'Te quedan perdonados tus pecados', o decir: 'Levántate y anda'?

6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -entonces dice al paralítico-: 'Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa''.

7 Éste se levantó y se fue a su casa.

8 Al ver esto, la multitud quedó sobrecogida de temor y glorificaron a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

9 Cuando Jesús se marchaba de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: 'Sígueme'. Él se levantó y lo siguió.

10 Y sucedió que, mientras estaba Jesús a la mesa, muchos publicanos y pecadores vinieron a la casa y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.

11 Los fariseos, al verlo, decían a sus discípulos: '¿Por qué vuestro Maestro come con publicanos y pecadores?'.

12 Cuando él lo oyó, dijo: 'No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.

13 Id, pues, y aprended qué significa: Amor quiero y no sacrificios: porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores'.

14 Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: '¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia y tus discípulos no ayunan?'.

15 Jesús les respondió: '¿Acaso van a estar afligidos los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Tiempo llegará en que les quiten al novio y entonces ayunarán.

16 Nadie echa en un vestido viejo un remiendo de paño sin cardar, porque este añadido tiraría del vestido y el desgarrón se haría mayor.

17 Ni se echa vino nuevo en odres viejos; porque reventarían los odres, el vino se derramaría y los odres se echarían a perder. El vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan'.

18 Mientras les estaba diciendo estas cosas, se le acercó un dignatario, se postró ante él y le dijo. 'Mi hija acaba de morir; pero ven, pon tu mano sobre ella y vivirá'.

19 Jesús se levantó y le siguió, acompañado de sus discípulos.

20 Entre tanto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto;

21 pues decía para sí: 'Sólo con tocar su manto quedaré curada'.

22 Jesús se volvió y, mirándola, le dijo: '¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado'. Y quedó curada la mujer desde aquel momento.

23 Cuando Jesús llegó a la casa del dignatario y vio a los flautistas y el tumulto que hacía la gente

24 dijo: 'Retiraos; que la niña no ha muerto, sino que está durmiendo'. Y se burlaban de él.

25 Cuando echaron a la gente, entró él, la tomó de la mano y la niña se levantó.

26 Y corrió por toda aquella comarca la noticia del suceso.

27 Cuando Jesús se marchaba de allí, le siguieron dos ciegos gritando: '¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!'.

28 Llegado a la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: '¿Creéis que yo puedo hacer esto?'. Ellos le responden: 'Sí, Señor'.

29 Entonces les tocó los ojos diciendo: 'Hágase en vosotros conforme a vuestra fe'.

30 Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: '¡Cuidado que nadie lo sepa!'.

31 Pero ellos, apenas salieron, lo divulgaron por toda aquella comarca.

32 Estaban todavía éstos saliendo cuando le presentaron un mudo endemoniado.

33 Una vez arrojado el demonio, habló el mudo. La gente quedó admirada y decía: 'Jamás en Israel se ha visto nada semejante'.

34 Pero los fariseos decían: 'Por arte del príncipe de los demonios expulsa éste a los demonios'.

35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

36 Viendo a la gente sintió gran compasión por ellos, porque, cansados de andar y tirados por tierra, parecían ovejas sin pastor.

37 Entonces dijo a sus discípulos: 'La mies es mucha y los obreros pocos;

38 rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies'.

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Biblia Version de Serafin Ausejo

Copyright © Serafín de Ausejo 1975.

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