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Marcos 5 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.

2 Apenas desembarcó, vino a su encuentro, saliendo de los sepulcros, un hombre poseído de un espíritu impuro.

3 Este hombre vivía en los sepulcros y ni siquiera con una cadena podía ya nadie sujetarlo;

4 pues, aunque muchas veces lo habían sujetado con grillos y cadenas, rompía las cadenas y hacía trizas los grillos, de manera que nadie lo podía dominar;

5 y andaba de continuo, noche y día, por los sepulcros y por los montes, gritando y golpeándose contra las piedras.

6 Cuando vio a Jesús desde lejos, fue corriendo a postrarse ante él

7 y a grandes gritos le dice: '¿Qué tienes tú que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Por Dios te conjuro que no me atormentes'.

8 Es que Jesús le estaba diciendo: 'Sal de este hombre, espíritu impuro'.

9 Y le preguntaba: '¿Cuál es tu nombre?'. Él le contesta: ' Legión es mi nombre, porque somos muchos';

10 y le rogaba con insistencia que no los expulsara fuera de aquella región.

11 Había por allí, paciendo junto al monte, una gran piara de cerdos,

12 y los espíritus impuros le suplicaron: 'Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos'.

13 Y se lo permitió. Salieron, pues, los espíritus impuros y entraron en los cerdos; y la piara, en la que había unos dos mil, se arrojó con gran ímpetu al mar por un precipicio y se fueron ahogando en el mar.

14 Los porqueros salieron huyendo y llevaron la noticia a la ciudad y a los caseríos; Y las gentes acudían a ver qué era lo que había sucedido.

15 Lléganse a Jesús y ven al endemoniado, el que había tenido toda aquella legión, sentado ya vestido y en su sano juicio. Y quedaron llenos de espanto.

16 Los que lo habían presenciado les referían lo ocurrido con el endemoniado y con los cerdos.

17 Entonces se pusieron a rogar a Jesús que se alejara de aquellos territorios.

18 Al entrar Jesús en la barca, el que había estado endemoniado le suplicaba que le permitiera acompañarlo.

19 Pero no se lo permitió, sino que le dice: 'Vete a tu casa con los tuyos, y cuéntales todo lo que el Señor, compadecido de ti, ha hecho contigo'.

20 El hombre se fue y comenzó a pregonar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él; y todos se maravillaban.

21 Cuando Jesús cruzó de nuevo en la barca hasta la otra orilla, se reunió una gran multitud a su alrededor,mientras él permanecía junto al mar.

22 Entonces viene uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo y, al verlo, se echa a sus pies

23 y le suplica con mucha insistencia: 'Mi hijita se está muriendo; ven a imponer tus manos sobre ella, para que sane y viva'.

24 Jesús se fue con él. Y gran cantidad de pueblo le acompañaba, apretujándolo por todas partes.

25 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre hacía doce años,

26 que había sufrido mucho por causa de muchos médicos, y que había gastado toda su fortuna sin conseguir ninguna mejoría, sino que más bien iba de mal en peor,

27 habiendo oído las cosas que se decían de Jesús, se acercó entre la turba por detrás y tocó su manto;

28 pues decía para sí: 'Como logre tocar siquiera sus vestidos, quedaré curada'.

29 Al instante aquella fuente de sangre se le secó y notó en sí misma que estaba curada de su enfermedad.

30 Pero Jesús, notando en seguida la fuerza que de él había salido, se volvió en medio de la muchedumbre y preguntaba: '¿Quién me ha tocado los vestidos?'.

31 Sus discípulos le decían: 'Ves que la multitud te apretuja, y preguntas ¿quién me ha tocado?'.

32 Pero él miraba a su alrededor, para ver a la que había hecho esto.

33 Entonces la mujer, toda azorada y temblorosa, pues bien sabía lo que le había sucedido, vino a echarse a sus pies y le declaró toda la verdad.

34 Pero él le dijo: 'Hija mía, tu fe te ha salvado; vete en paz, y queda ya curada de tu enfermedad'.

35 Todavía estaba él hablando, cuando llegan unos de casa del jefe de la sinagoga para avisar a éste: 'Tu hija ha muerto. ¿Para qué seguir molestando al maestro?'.

36 Pero Jesús, que había oído sus palabras, dice al jefe de la sinagoga: 'No temas; sólo ten fe'.

37 Y no permitió que nadie lo acompañara, fuera de Pedro, de Santiago y de Juan, el hermano de Santiago.

38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y ve Jesús el alboroto de las gentes que lloraban y se lamentaban a voz en grito.

39 Entra y les dice: '¿A qué viene ese alboroto y esos llantos? La niña no ha muerto, sino que está durmiendo'.

40 Y se burlaban de él. Pero él, echando a todos fuera, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que habían ido con él, y entra a donde estaba la niña.

41 Y tomando la mano de la niña, le dice: '¡Talithá qum!', que significaba: '¡Niña, yo te lo mando, levántate!'.

42 Inmediatamente, la niña se puso en pie y echó a andar, pues tenía ya doce años. Y al punto quedaron sobrecogidos de enorme estupor.

43 Pero él les recomendó encarecidamente que nadie lo viniera a saber; y dijo que le dieran de comer a la niña.

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Biblia Version de Serafin Ausejo

Copyright © Serafín de Ausejo 1975.

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