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Lucas 21 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Levantó luego la vista y vio que los ricos echaban sus ofrendas en el tesoro.

2 Vio también a una pobre viuda que echó dos monedas muy pequeñas,

3 y dijo: 'Os digo de verdad que esta viuda pobre echó más que todos.

4 Porque todos ellos echaron para las ofrendas de lo que les sobraba; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir'.

5 Mientras algunos iban comentando acerca del templo, de cómo estaba adornado con hermosas piedras y exvotos, él dijo:

6 'De todo esto que estáis viendo, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra: todo será demolido'.

7 Entonces le preguntaron: 'Maestro, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de que estas cosas están a punto de cumplirse?'.

8 Él contestó: 'Mirad que no os dejéis engañar. Porque muchos vendrán amparándose en mi nombre, y dirán: 'Soy yo', y 'El tiempo está cerca'. No vayáis tras ellos.

9 Y cuando oigáis fragores de guerras y de revoluciones, no os alarméis; porque eso tiene que suceder primero, pero no llegará tan pronto el fin'.

10 Entonces les añadió: ' Se levantará nación contra nación y reino contra reino;

11 habrá grandes terremotos, pestes y hambres en diversos lugares; se darán fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.

12 Pero antes de todo eso, se apoderarán de vosotros y os perseguirán: os entregarán a las sinagogas y os meterán en las cárceles y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre.

13 Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

14 Por consiguiente, fijad bien en vuestro corazón que no debéis preocuparos de cómo os podréis defender;

15 porque yo os daré un lenguaje y una sabiduría que no podrán resistir ni contradecir ninguno de vuestros adversarios.

16 Incluso vuestros propios padres, hermanos, parientes y amigos os entregarán, darán muerte a algunos de vosotros

17 y seréis odiados por todos a causa de mi nombre.

18 Pero ni siquiera un cabello de vuestra cabeza se perderá.

19 A fuerza de constancia salvaréis vuestras vidas.

20 Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed que su devastación está cerca.

21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; los que estén dentro de la ciudad, aléjense, de ella; los que estén en los campos, no entren en la ciudad;

22 que éstos son días de venganza, en los que ha de cumplirse todo lo que está escrito.

23 ¡Ay de las que estén encintas y de las que estén criando en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre la tierra, y la ira pesará sobre este pueblo.

24 Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el plazo de los gentiles se cumpla.

25 Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones serán presa de angustia por los bramidos del mar y el estruendo de las olas

26 y los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad de lo que están viendo venir sobre la tierra. Porque el mundo de los astros se desquiciará.

27 Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poderío y grande majestad.

28 Cuando comience a suceder todo esto, tened ánimo y levantad la cabeza, porque vuestra liberación se acerca'.

29 Y les propuso una parábola: 'Fijaos en la higuera y en los demás árboles:

30 cuando veis que ya retoñan, os dais cuenta de que ya está cerca el verano.

31 Igualmente vosotros también, cuando veáis que suceden estas cosas, daos cuenta de que el reino de Dios está cerca.

32 Os aseguro que no pasará esta generación sin que todo suceda.

33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

34 Tened cuidado de vosotros mismos, no sea que vuestro corazón se embote por la crápula, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, y caiga de improviso sobre vosotros aquel día

35 como un lazo; pues ha de llegar para todos los habitantes de la tierra.

36 Velad, pues, orando en todo tiempo, para que logréis escapar de todas estas cosas que han de sobrevenir, y para comparecer seguros ante el Hijo del hombre'.

37 Así, pues, durante el día enseñaba en el templo, pero salía a pasar las noches al aire libre, en el monte llamado de los Olivos.

38 Y todo el pueblo madrugaba para acudir a él y escucharlo en el templo.

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Biblia Version de Serafin Ausejo

Copyright © Serafín de Ausejo 1975.

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