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Salmos 9 - Comentario Bíblico de Matthew Henry vs Mundo Hispano

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Salmos 9

Salmo 9 - Introducción

* David alaba a Dios por proteger a su pueblo. (1-10) Y por causa de alabarlo. (11-20)

Salmo 9:1-10

1-10 Si alabáramos a Dios aceptablemente, debemos alabarlo con sinceridad, con todo nuestro corazón. Cuando damos gracias por alguna misericordia en particular, debemos recordar misericordias anteriores. Nuestra alegría no debe estar en el regalo, tanto como en el Dador. Los triunfos del Redentor deberían ser los triunfos de los redimidos. El poder todopoderoso de Dios es el que los enemigos más fuertes y fuertes de sus enemigos no pueden soportar. Estamos seguros de que el juicio de Dios está de acuerdo con la verdad, y que con él no hay injusticia. Su pueblo puede, por fe, huir a él como su Refugio, y puede depender de su poder y promesa de su seguridad, para que no se les haga ningún daño real. Aquellos que lo conocen como un Dios de verdad y fidelidad, se regocijarán en su palabra de promesa, y descansarán sobre eso. Aquellos que lo conocen como un Padre eterno, confiarán en él con sus almas como su cuidado principal, y confiarán en él en todo momento, incluso hasta el final; y con constante cuidado buscan aprobarse ante él en todo el curso de sus vidas. ¿Quién está allí que no lo buscaría, que nunca ha abandonado a los que lo buscan?

Salmo 9:11-20

11-20 Los que creen que Dios es grandemente alabado, no solo desean alabarlo mejor a ellos mismos, sino que desean que otros se unan a ellos. Llegará un día en que parecerá que no ha olvidado el grito de los humildes; ni el clamor de su sangre, ni el clamor de sus oraciones. Nunca somos tan bajos, tan cercanos a la muerte, pero Dios puede resucitarnos. Si nos ha salvado de la muerte espiritual y eterna, podemos esperar que, en todas nuestras angustias, él sea una ayuda muy presente para nosotros. La providencia dominante de Dios con frecuencia lo ordena, que los perseguidores y opresores sean arruinados por los proyectos que formaron para destruir al pueblo de Dios. Los borrachos se suicidan; los pródigos se mendigan; los contenciosos traen sobre sí mismos: así, los pecados de los hombres pueden leerse en su castigo, y queda claro para todos, que la destrucción de los pecadores es de ellos mismos. Toda maldad vino originalmente con el malvado del infierno; y aquellos que continúan en pecado, deben ir a ese lugar de tormento. El verdadero estado, tanto de las naciones como de los individuos, puede estimarse correctamente por esta regla, ya sea que recuerden u olviden a Dios en sus acciones. David alienta al pueblo de Dios a esperar su salvación, aunque debe postergarse por mucho tiempo. Dios hará que parezca que nunca los olvidó: no es posible que deba hacerlo. Es extraño que el hombre, polvo en él y sobre él, aún necesite una aflicción aguda, alguna visita severa de Dios, para que se conozca a sí mismo y lo haga sentir quién y qué es.


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Salmos 9

SALMO 9 : SUPLICA INDIVIDUAL. LA JUSTICIA DE DIOS

Los Salmos 9 y 10 están unidos en la LXX. Algunos piensan que originalmente eran un solo salmo porque el 10 no tiene título, la forma y tema son similares y el arreglos acróstico une a los dos. Otros piensan que eran dos salmos pero compuestos para ser usados juntos.

Los dos Salmos son poemas parcialmente alfabéticos, cada dos, tres o cuatro versículos empieza con otra letra del alfabeto heb., pero varias letras son omitidas: El v. 1 empieza con alef, el 3 con bet, el 5 con gimel, el 7 con he (dalet se omite), el 9 con waw, 11 con zain, el 13 con jet, el 15 con tet, 17 con yod, 18 con kaf, pero los vv. 19 y 20 no siguen el orden, más bien el arreglo sigue con lamed en el Job 10:1.

El salmista da gracias a Dios por las victorias ya ganadas, pero todavía está en una lucha.

Una historia en clave homilética (2 Sam. 9) Job 9:1-4

I. La historia. David perseguido por Saúl; Jonatán su amigo, el pacto entre ellos, y su último encuentro. La batalla de Gilboa y la noticia de la derrota llega a la casa de Saúl. Una criada—su nodriza—huye con Mefiboset, niño de cinco años, porque teme… El niño cae y queda cojo… es llevado a la casa de Maquir en Lodebar, donde se cría. El pobre niño, con el tiempo, llega a saber todo lo sucedido, y se entera del peligro que corre si David sabe dónde está. David pasa diez años en Hebrón, luchando con diez tribus… por fin, establecido firme en el trono en Jerusalén, pregunta: “¿Ha quedado alguien de la casa de Jonatán?”

II. La posición. La condición de Mefiboset ilustra la de muchos hoy. ¡Pobre Mefiboset! Nació para reinar… y ¡miradle! Incapacitado, no puede andar siquiera; escondido por miedo; miedo de una muerte violenta, siempre presente. Existe para gozar de la vida, pero no puede… Y, ¿el hombre hoy? ¡Qué altura!… y, ¡qué caída!… ¿uál es el deber del hombre? Glorificar a Dios y gozar con él para siempre. Todo menos esto, en realidad…

III. La pérdida. ¡Qué pérdida! El príncipe heredero fugitivo… todo perdido. La idea “perder” corre por toda la Biblia. Adán y Eva fuera del Edén. Lot en la cueva del monte. Esaú llora la pérdida de la primogenitura. El rico—Luk 16:23—“en el Hades, estando en tormentos, alzó sus ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro en su seno. Entonces…”

Ilustración: Uno se vendió al diablo y fue llevado al infierno a ver el sitio preparado para él allí. De regreso, le fue requerido que describiese el lugar del tomento y dijo: “Realmente no lo observé; pues en cambio pasé por el cielo y vi el lugar preparado allí, y fue tan sensible la pérdida que todo lo demás quedó borrado.”

La verdadera pérdida y el peligro del hombre son mayores, porque está expuesto al juicio positivo, al fallo cierto y a la pena horrible, si no está salvo (Joh 3:37).

IV. Mefiboset, cierto día, sorprendido. Llega una comisión de parte del rey David; se le avisa. ¡qué sobresalto, qué miedo! Luego se le explicó el verdadero propósito de la visita, y Mefiboset reacciona. Gozo indecible, conmoción en casa; se prepara la marcha; llega a casa del rey David. Va de sorpresa en sorpresa… ¡Qué cambio! Se sienta a la mesa del rey. ¡Qué engañado ha sido el hombre, abrigando malos pensamientos de quien tanto le amaba!

Y ¿no hay en el evangelio parecido a esto? Mucho, muchísimo. Pedro hallado por Andrés, llevado al Señor. “Tú serás Pedro”—conocido, su nombre cambiado, Simón. Pablo en el camino de Damasco—. “Fui recibido a misericordia”, y tantos otros ejemplos…

V. Ahora, mirad lo que había detrás de esa hermosa conducta. “Por amor de Jonatán”. Claro está, Mefiboset no lo sabía. Oíd las palabras que se cruzan cuando llega… ¡Mefiboset!… “He aquí tu siervo…” “No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre. “Y, ¡el pacto! Verdad es que David no pudo menos. Así, hasta cierto punto no causa sorpresa. “¡Qué maravilla!“, se le dijo a cierta niña, tratando de Joh 3:16. “No”, contestó ella, “pues Dios es así”.

Lástima que el hombre tenga tan mal concepto del mensaje bíblico. Muchos piensan que Dios es frío, alejado, vengativo, si no fuera que Cristo se interpusiera. Como Mefiboset, están engañados; no hay nada de esto en el evangelio. Leamos la Biblia y veremos que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo están interesados y unidos en sus esfuerzos para la salvación del hombre. Zec 6:13. “El consejo de paz entre ambos.” Cristo dice: “Heme aquí, en el libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad.”

VI. David tomó a Mefiboset de corazón. Le trató como hijo. ¡Si Jonatán lo viera! Todo lo perdido le fue devuelto y más. “Tú comerás siempre a mi mesa, como uno de los hijos del rey.” ¡Ah, hijo… heredero… coheredero con Cristo. “Semejantes a él… como él es.”

VIII. Y pensar que Mefiboset pudo haber tenido todo esto años antes. ¡Si en vez de esconderse hubiera ido a David! Y, al fin, ¡qué amor y qué lealtad de parte de Mefiboset cuando la rebelión de Absalón!

¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

1. Gracias a Jehová por su ayuda, vv. 1-4

Aunque el salmista está en dificultades (v. 13) alaba a Dios, no sólo con los labios sino “con todo su corazón”. No es fácil alabar a Dios cuando uno está siendo atacado por el enemigo. El salmista lo hace porque Dios es el centro de su vida. Este es el secreto para evitar la “idolatría” de cualquier tipo. Fijarse en las maravillas que Dios ha hecho evoca adoración del corazón del creyente.

Altísimo es un nombre antiguo de Dios que enfatiza su señorío sobre todo. Además de adorarle por lo que ha hecho, el salmista le adora por lo que es, y toda esta adoración es gozosa.

El v. 3 introduce el tema principal, el justo juicio de Dios. En los vv. 1 y 2 tuvimos la alabanza a Dios; en el v. 3 vemos la presencia de Dios. Has defendido (v. 4) : Los derechos de los justos serán atacados, pero Dios es el que los defenderá.

2. Dios es juez de los pueblos, vv. 5-8

Naciones e impíos son paralelas aquí y se tratan como sinónimas. El salmista está pensando en los enemigos que Dios ha derrotado; pueden ser los de la conquista bajo Josué o puede ser algún otro momento de la historia de Israel. Esos que eran enemigos han perecido, pero, en contraste, Dios “permanece” y podemos confiaren que él seguirá juzgando al mundo rectamente. A la luz de la acción de Dios en el pasado, podemos confiar para el futuro. Cuando predicó en Atenas, Pablo citó el v. 8.

3. Dios protector y fortaleza de los pobres, vv. 9, 10

Al meditar en lo que Dios ha hecho, el salmista explota en un nuevo grito de confianza. El refugio o fortaleza es el lugar de seguridad cuando vienen ataques de los enemigos. Dios es tal refugio para los angustiados.

¿Quiénes encuentran este refugio? Los que buscan, y conocen, y confían en Dios. El salmista sabe por su propia experiencia que Dios es fiel, no los abandona.

4. Proclamación, agradecimiento y petición, vv. 11-14

Este párrafo incluye una variedad de géneros. Invita a todos a cantar y alabar a Dios; invita a contar sus hechos; a la vez clama por misericordia porque está todavía en una lucha. Quiere ver la victoria de Dios de nuevo, para que todo el pueblo alabe de nuevo a Dios. El salmista quiere gozar de esta salvación, pero no es egoísta, quiere que Dios reciba alabanza de todos. Aunque Dios habita en Sion, es Señor de todos los pueblos y merece alabanza de todos.

5. Dios conocido por sus juicios pasados, vv. 15, 16

El salmista vuelve a su tema principal: el juicio de Dios. Se hundieron resalta el fin triste de los impíos. Los pueblos que se oponen a Dios caen por su propia corrupción, que también es un juicio de Dios. Los juicios de Dios se manifiestan en la vida de los pueblos y en la de los individuos.

Parece que a menudo el juicio de Dios tarda mucho, pues los impíos prosperan, pero los salmistas nuncan dudan de los justos juicios de Dios. Como los seres humanos se conocen por sus frutos, así también Dios se conoce por su hechos, tanto los benignos como los juicios. Siempre queremos ver manifestaciones de la acción de Dios; Dios se manifiesta también en sus juicios.

La estrofa termina con Higayón y Selah. Selah probablemente indica una pausa y un interludio musical. Higayón también está relacionada con haggad, “meditar”.

6. Dios hará justicia, vv. 17, 18

De nuevo se enseña con contrastes: los impíos terminarán en Seol, pero Dios cuidará el destino de los pobres (los pobres que confían en Dios). El salmista reconoce que el destino eterno es lo más importante y es lo que se refleja en esta vida.

7. Oración final, vv. 19, 20

El salmista ha ocupado casi todo el Salmo alabando a Dios y hablando de sus maravillas; ahora vuelve a su necesidad inmediata: que Dios intervenga y que le dé la victoria en la batalla. Así clama a Dios usando imperativos, ¡Levántate! … Infúndeles pánico. El salmista no “tuerce el brazo de Dios” ni le quiere manipular; sabe que Dios quiere dar la victoria sobre sus enemigos, pues son los enemigos de Dios. Dios quiere que sus hijos le pidan. Sólo así se gana la batalla contra las fuerzas malignas del diablo.




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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Comentario Bíblico Mundo Hispano

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