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Cantares 8 - Comentario Crítico y Explicativo Conciso vs Mundo Hispano

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Cantares 8

CAPITULO 8

1. El había sido un hermano ya. ¿Por qué, entonces, esta petición aquí? Se refiere al tiempo después de la resurrección, cuando ya no se permitió la previa intimidad externa, con él; pero se insinúa que será renovada con la segunda venida (Juan 20:17); por esto ora la Iglesia aquí; mientras tanto ella goza la comunión espiritual interna con él. El último en “besar” a Jesucristo en tierra fué Judas el traidor. El retorno de la novia a la casa de su madre con el Rey corresponde a Hechos 8:25, después de la misión enviada a Samaria. Lo demás mencionado (v. 4) corresponde a Hechos 9:31. que mamó … madre—hermano nacido de la misma madre; el vínculo más íntimo.

2. Ella desea introducirlo en su íntimo círculo familiar (Juan 1:41); me enseñarías—a saber, cómo te agradaría mejor (Isaías 11:2; Isaías 50:4; Lucas 12:12; Juan 14:26; Juan 16:13). A Jesucristo debemos darle los mejores dones. Nunca se introducen las especias en el cántico durante su ausencia; por tanto se contempla el tiempo de su retorno del “monte de las especias” (v. 14). La copa de los desposorios fué dada por él en la última cena; la copa de las bodas será presentada por ella a su retorno de él (Mateo 26:29). Hasta entonces el creyente no podrá sentir ni hablar acerca de él de la manera que quisiera.

3, 4. La “izquierda y derecha,” etc ocurre en efecto una sola vez (cap. 2:6), y optativamente, aquí. Solamente en sus primeras manifestaciones le abrazó la Iglesia palpablemente: en su segunda venida habrá otra vez sensible comunión con él. Lo demás del v. 4, que es la realización espiritual del deseo del v. 3 (1 Pedro 1:8), y la orden de no interrumpirla, cierra los cánticos 1o., 2o., y 4o,. no el 3o., pues en él el novio mismo se encarga, ni el 5o., porque, si el reposo formara su terminación, podríamos confundir el estado presente con nuestro futuro descanso. La terminación anhelada, interrumpida, como la de toda la Biblia (Apocalipsis 22:20), nos recuerda que estamos aguardando a un Salvador que viene. Sobre “doncellas (hijas) de Jerusalén,” (cf. la nota del cap. 7:10).

CANTICO V.—8:5-14.—DESDE EL LLAMAMIENTO DE LOS GENTILES HASTA EL FIN DE LA REVELACION.

5. ¿Quién es ésta—son palabras de las doncellas de Jerusalén, es decir, las iglesias de Judea; refiriéndose a Pablo a su retorno de Arabia (“el desierto”), a donde había ido después de su conversión (Gálatas 1:15). te desperté, etc. (Hechos 26:14.) Son las primeras palabras de Jesucristo dichas a ella desde su ida al huerto de las nueces (cap. 6:9, 10); así su aparición a Pablo es la única desde su ascensión; el v. 13 no le es dirigido a él como si estuviera visible; la respuesta de ella denota que él no está visible (1 Corintios 15:8). Espiritualmente, ella fué hallada en el desierto moral (Ezequiel 16:5; Oseas 13:5); ahora está “subiendo” de allí (Jeremias 2:2; Oseas 2:14), especialmente en la última etapa de su viaje, arrojando su consciente debilidad tanto más plenamente “sobre” Jesucristo (2 Corintios 12:9). “Desperté” (levanté), (Efesios 2:1). Habiendo sido hallada arruinada debajo del árbol prohibido (Génesis 3), es restaurada bajo la sombra de Jesucristo “el árbol verde” (Lucas 23:31), fructificando por la cruz (Isaías 53:11; Juan 12:24). Nacida de nuevo por el Espíritu “allí” (Ezequiel 16:3). En este versículo, por la dependencia de ella, en el v. similar, cap. 3:6, etc., la omnipotencia de él para sostenerla, se patentiza (Deuteronomio 33:26).

6. Denota la próxima ausencia del Novio. sello—que tiene el nombre e imagen de ella grabados en él. Su sumo sacerdocio también en el cielo (Éxodo 28:6; Éxodo 28:15; Hebreos 4:14); “su corazón” allí corresponde a “tu corazón” aquí; y los “dos hombros” a “brazo.” (cf. Jeremias 22:24, con Hageo 2:23.) Por el Espíritu Santo (Efesios 1:13). Como en el v. 5 ella “se apoyaba” en él, es decir, con su brazo en el brazo de él y su cabeza sobre el pecho de él, su imagen puede estar grabada tanto sobre el corazón como sobre el brazo, lo que corresponde a su amor y a su poder de él (Salmo 77:15, véase Génesis 38:18; Isaías 62:3). fuerte es como la muerte el amor—(Hechos 21:13; Romanos 8:35; Apocalipsis 12:11). Este amor de ellos hasta la muerte mana del amor de él (Juan 10:15; Juan 15:13). duro … el celo—el amor celoso, celoso de todo lo que se meta entre el alma v Jesucristo (1 Reyes 19:10; Salmo 106:30; Lucas 9:60; Lucas 14:26; 1 Corintios 16:22). “Duro,” inflexible, que no cede; como el sepulcro no deja ir a los que están una vez en él (Juan 10:2). fuerte llamaLit., la llamarada de Jehová (Salmo 80:16; Isaías 6:6). En ninguna otra parte se halla el nombre de Dios en Cantares. El celo que ardía en Jesucristo (Salmo 69:9; Lucas 12:49) se encendió en sus discípulos (Hechos 2:3; Romanos 15:30; Filipenses 2:17).

7. muchas aguas—en contraste con “brasas de fuego” (v. 6, 1 Reyes 18:33). Las persecuciones (Hechos 8:1) no pueden apagar el amor (Hebreos 10:34; Apocalipsis 12:15). Las muchas provocaciones nuestras no pueden apagar el amor de él (Romanos 8:33). Si diese el hombre … hacienda … menospreciaran—ninguna cosa que no sea Jesucristo mismo, ni tampoco el cielo sin él, puede satisfacer al santo (Filipenses 3:8). Satanás ofrece el mundo, como a Jesucristo (Mateo 4:8), también al santo, en vano (1 Juan 2:15; 1 Juan 5:4, Joel 5:4). Nada sino nuestro amor, a la vez, puede satisfacerle a él (1 Corintios 13:1).

8. pequeña hermana—la Iglesia Gentil (Ezequiel 16:48). “Tenemos,” a saber, la Iglesia Hebrea, que hasta ahora admitía a gentiles a la comunión, solamente haciéndose ellos prosélitos judaicos. Ahora se admite por primera vez idolátricos gentiles directamente (Hechos 11:17). Generalmente, la preocupación del santo por otras almas (Marco 5:19; Juan 4:28). no tiene pechos—ni fe tiene ni amor hasta ahora (cap. 4:5), los que “vienen por el oír” de aquel que nos amó primero. No apta aún para ser novia de él, ni madre de hijos espirituales. ¿qué haremos …—la cuestión principal del primer concilio de la primitiva Iglesia (Hechos 15). ¿Cómo tratará “el hermano mayor” al “menor,” ya recibido por el Padre (Lucas 15:25)? Generalmente (2 Samuel 15:15; Juan 9:4; Hechos 9:6; Gálatas 6:10). cuando … se hablare—cuando sea solicitada para matrimonio (Jueces 14:7), es decir, por Jesucristo, el novio celestial,

9. muro … puerta—los mismos términos empleados en cuanto a la cuestión gentil (Hechos 14:21; Efesios 2:14). Si ella es un muro en Sión, fundado sobre Jesucristo (1 Corintios 3:11), no “estorbaremos a Dios” (Hechos 11:17; Hechos 15:8). Si ella lo es, no edificaremos (Hechos 15:14) sobre ella “madera, heno, hojarasca” (1 Corintios 3:12), es decir, ritos judaicos, etc., sino “un palacio de plata,” es decir, todos los privilegios superiores de la comunión de la Iglesia (Gálatas 2:11; Efesios 2:11). La figura es de las hermosas torrecillas “edificadas” sobre los “muros” de Jerusalén, las que flanqueaban la “puerta” o entrada. La Iglesia Gentil es la “puerta,” el tipo de accesibilidad universal (1 Corintios 16:9); pero no ha de ser una vereda sencilla de acceso, sino que debe ser guarnecida de obraje de madera, no solamente para admitir, sino también para encerrar en seguridad: el cedro es fragante, hermoso, y duradero.

10. El gozo de la Iglesia Gentílica por su libre aceptación a los privilegios evangélicos (Hechos 15:30). Ella es un muro del templo espiritual del Espíritu Santo, la Iglesia Hebrea es el otro; Jesucristo, el cimiento común, los une a los dos (Efesios 2:11). pechos … torres—alusión al palacio de plata, que las doncellas nupciales se proponen edificar sobre ella (v. 9). “Pechos” de consolación (Isaías 66:11); fe y amor (1 Tesalonicenses 5:8); lo opuesto de su condición anterior de “sin pechos” (v. 8; 2 Tesalonicenses 1:3). Así se cumplió Ezequiel 16:46, Ezequiel 16:61, siendo unidos así tanto Samaria como los gentiles a la Iglesia Evangélica Judía. halla paz—La Iglesia Gentílica también ha venido a ser la Sulamita (cap. 6:13), la pacífica novia de Salomón, a saber, de Jesucristo, el Príncipe de Paz (Romanos 5:1; Efesios 2:14). No rechacéis a aquellos que Dios recibe (Números 11:28; Lucas 9:49; Hechos 15:8). Antes, más bien, prodigad a los tales todo socorro y privilegio (v. 9).

11. La Iglesia unida habla de la viña de Jesucristo. La transferencia de ella de los judíos (que no dieron los frutos de ella) así se presupone por la falta de toda alusión de entrega a los gentiles (Mateo 21:33). Baalhamón—equivalente al dueño de una multitud; como Israel en los días de Salomón (1 Reyes 4:20); Isaías 5:1 : “un recuesto, lugar fértil:” que abunda en privilegios tanto como en números. mil monedas de plata—a saber, siclos. La viña tenía probablemente mil vides; cada vid de a un siclo, refiriéndose acaso a éste el pasaje de Isaías 7:23.

12. mía—por la concesión del verdadero Salomón. No meramente “arrendada a labradores,” como la dispensación judaica de obras, sino “mía” por la gracia. “Está delante de mí,” eso es, en mi poder. (Maurer.) Pero aunque ya no bajo el constreñimiento del “guardar la ley,” como mera letra o pacto de obras, el amor a Jesucristo la constreñirá tanto más libremente a entregarlo todo a Salomón (Romanos 8:2; 1 Corintios 6:20; Gálatas 5:13; 1 Pedro 2:16), habiendo pagado él todo lo que la justicia y la voluntad de él hubieran exigido que pagasen los otros (1 Corintios 7:29; 1 Corintios 9:14). “Delante de mí” quiere decir también que “nunca la perderé de vista” (Contrástese el cap. 1:6). (Moody Stuart.) No la guardará para sí sola, aun cuando le fué dada tan libremente, sino para el uso y la gloria de él (Lucas 19:13; Romanos 6:15; Romanos 14:7; 1 Corintios 12:7.) O las “doscientas” puede que signifique el diezmo doble (dos décimos) del todo devuelto por Jesucristo como la recompensa de gracia por nuestra entrega del todo (el millar) a él (Gálatas 6:7; Hebreos 6:10); ella pues y “los guardas” son los mismos. (Adelaide Newton.) Pero Jesucristo retribuye no meramente con dos diezmos, sino que el todo de él es todo nuestro (1 Corintios 3:21).

13. Palalbras de Jesucristo dirigidas a ella; ya no visiblemente presente. Ella una vez “no guardó” su viña (cap. 1:6); ahora “mora” en ella, no como dueña de la misma, sino como mayordomo bajo Jesucristo, con los labradores (“compañeros”), por ejemplo, Pablo, etc. (Hechos 15:25), bajo ella (vv. 11, 12); éstos deben obedecerle a ella, cuando ella obedece a Jesucristo. Debe ser oída constantemente la voz de ella en oración y alabanza por Jesucristo, y su voz delante de los hombres ha de ser eficacia (cap. 2:14, al fin: Hechos 6:4; Hechos 13:2).

14. (Véase la nota del cap. 2:17.) Como ella principió con grandes anhelos por la primera venida de él (cap. 1:2), así termina suplicando su segundo advenimiento (Salmo 130:6; Filipenses 3:20; Apocalipsis 22:20). Moody Stuart hace que el “gamo de los aromas” sea el cervatillo almizclero. Como hay cuatro huertos, así cuatro montes, los que forman no meramente figuras, como Galaad, Carmelo, etc., sino parte de la estructura del Cantar. (1.) Bether, o sea, división (cap. 2:17), la justicia de Dios que nos aparta de Dios. (2.) Los “de los leopardos (tigres)” (cap. 4:8), el pecado, el mundo, y Satanás. (3.) Aquel de “mirra e incienso” (cap. 4:6, 14), el sepulcro del Calvario. (4.) Los “de las especias,” que aquí corresponden al “monte de incienso” (cap. 4:6), donde su alma estuvo los tres días de su muerte, y al cielo, donde él ahora, el Sumo Sacerdote, ofrece a nuestro favor el incienso sobre el fragante monte de su obra acabada (Hebreos 4:14; Hebreos 7:25; Apocalipsis 8:3); de modo que él domina los otros tres montes, de la justicia de Dios, de nuestro pecado, de la muerte. El monte de los aromas es tanto más grande que nuestros pecados como son más altos los cielos que la tierra (Salmo 103:11). La conclusión abrupta, con la petición anhelosa de su venida visible demuestra que las bodas son futuras y que nuestra actitud debida es la de guardarlas con fervor (1 Corintios 1:7; 1 Tesalonicenses 1:10; Tito 2:13; 2 Pedro 3:12).


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Cantares 8

En 8:1, la amada introduce un deseo hipotético respecto de su amado. Lo que desea no es que él sea su hermano carnal, sino que él se sienta con la libertad de expresar públicamente su amor por ella. Lo que no estaba permitido hacer en público entre esposo y esposa, sí era permisible entre hermanos, como por ejemplo, besarse. Otra cosa que ella haría de ser hermana de él, es llevarlo y meterlo en casa de su madre (v. 2). Obviamente, el propósito no sería el de jugar como hermanos carnales, sino hacer el amor como amantes. Tú me enseñarías significa que él le enseñaría los secretos del amor, en el lugar donde ella tuvo sus primeras experiencias sexuales (3:4). Ella está dispuesta a aprender de él el arte de amar, aun cuando a lo largo de Cantares la amada se expresa sexualmente con gran maestría. La intención erótica de la mujer queda clara en las dos últimas líneas del v. 2. Las expresiones son de carácter distintivamente sexual (5:1; 7:2). Probablemente el v. 3 es el cumplimiento del deseo expresado por la amada en el v. 1, y repite 2:6.

En el v. 4 se repite por tercera vez este refrán (2:7; 3:5), que concluye con una cuarta sección de Cantares. A estas alturas, el amor ya está despierto y consumado (ver 8:5), y no necesita de mayor estímulo por parte de los testigos anónimos. De esta manera, toda esta parte, que comenzó con sueños confusos y frustraciones, alejamientos y desencuentros, concluye con los amantes cada uno en los brazos del otro.

2. Consolidación del matrimonio, 8:5-14

En esta última sección de Cantares, todos los protagonistas del poema amoroso parecen darse cita para hacer sus últimos comentarios, mientras los amantes consolidan su relación de amor reafirmando su compromiso mutuo, sellándolo con la unión sexual.

(1) El cortejo nupcial, 8:5a. Esta sección comienza con las mismas palabras con que se inicia la tercera sección de Cantares (3:6-5:1), y ambas terminan con la consumación del amor. La pregunta ¿Quién es ésta? aparece también en 6:10, si bien en 8:5 la respuesta es explícita: se trata de la amada. Ella viene recostada sobre su amado, lo cual indica cercanía e intimidad. Los enamorados parecen regresar de hacer el amor en el campo (7:11, 12). Ahora están tranquilos y su amor se ha vuelto a confirmar. La intervención del cortejo provee una transición a lo que sigue.

(2) La amada, 8:5b-7. Una vez más es la mujer quien toma la iniciativa para expresar sus sentimientos respecto a las experiencias sexuales que está viviendo. En este caso, ella está asociando el manzano con la casa materna del amado. Ya se ha indicado la connotación sexual que tiene el manzano en Cantares. En una ocasión anterior, ella comparó a su amado (el que hace el amor) con un manzano (2:3), y pidió ser refrescada con manzanas (satisfecha sexualmente, 2:5). Probablemente aquí se esté dando a entender que la pareja tuvo alguna relación sexual sobre la misma cama donde la madre del amado lo dio a luz (ver 3:4; 8:2). Así como ella “despertó” sexualmente (ver 2:7; 3:5; 8:4) en aquella ocasión, él también lo hizo gracias a ella.

Los vv. 6, 7 son los más hermosos de todo Cantares, y resumen el tema central de todo el poema, que es el amor. En estos versículos, la amada presenta tres imágenes, y cada una de ellas, a su vez, sugiere una característica distintiva o una cualidad del amor. Las imágenes son la muerte, la tumba y el fuego; los atributos o virtudes sugeridos por estos cuadros son la fuerza, la pasión y la vehemencia.

La muerte es algo que ningún poder en la tierra jamás ha podido vencer. La muerte tiene una fuerza irresistible. Nadie ha podido contra ella, salvo Jesucristo. Así es el amor para la amada: inquebrantable e irresistible como la muerte. De esta manera, el v. 6 presenta el grito apasionado y urgente de la amada, que quiere estar cerca de su amado, para ya no separarse nunca más de él. Esto se ve claramente en la referencia al sello sobre tu corazón y sobre tu brazo. El sello era un anillo trabajado o una piedra preciosa labrada. El hombre lo llevaba en uno de sus dedos, y la mujer atado con un cordel colgando de su cuello y arreglado de manera que pendiera sobre su corazón. Cuando estos sellos eran intercambiados por los amantes, esto era señal de que sólo la muerte podía separarlos. La fuerza de su amor era tan sólida e irresistible como la muerte misma. Además, los sellos eran usados como marca de propiedad, como la firma personal en nuestros días. El contexto sugiere que la amada quiere marcar a su amado como propio (ver 2:16; 6:3; 7:10).

La segunda imagen es la de la tumba, y la virtud en cuestión es la pasión. Según la amada, la pasión (el deseo de poseer a la persona amada) es inflexible como la tumba. El amor tiene algo muy importante en la pasión sexual. El deseo ferviente por el ser amado enriquece y mantiene viva la llama del amor. La pasión cautiva en forma absoluta a los que se aman. La palabra inconmovible traduce un término hebreo que significa “duro”, “firme”, “obstinado”. Así es la tumba (el Seol, ver nota de RVA y Psa 30:15-16). No hay lágrimas ni gemidos que la conmuevan, ni ruegos o súplicas que hagan que devuelva los seres queridos que en ella yacen.

La tercera imagen es la del fuego, y la virtud que expresa es la de la vehemencia. ¡El fuego ardiente del amor es una llama divina! Estas palabras hablan de la intensidad del amor. Tan profundo y fuerte es el amor verdadero, que no hay adjetivos humanos que puedan describirlo. La amada dice que es una llama de Jehová (ver nota de RVA). De aceptarse esta lectura, éste sería el único lugar en todo el poema en que se nombra a Dios. Tan vasto es su alcance y hondo su contenido, que es una hoguera imposible de apagar. El agua de todos los mares no puede apagar las brasas del amor (v. 7a), como tampoco las aguas de los ríos pueden diluirlo o lavarlo (v. 7b).

Estas son algunas de las razones por las que el amor no está a la venta ni se lo puede comprar (v. 7c). El amor no tiene precio. Si alguien ofreciera todas sus riquezas por un poco de amor, lo único que recibiría serían las burlas de la gente. ¿Por qué la gente despreciaría a una persona así? Porque piensa equivocadamente que el amor se puede ganar, comprar o merecer. La amada, de amante pasa a ser filósofa, y a partir de su propia experiencia personal presenta una de las reflexiones más profundas y hermosas sobre el amor que une a un hombre y una mujer.

(3) El cortejo nupcial,Psa 8:8-9. Según algunos comentaristas, Cantares termina en el v. 7, puesto que lo que sigue no parece tener mucha relación con el resto del poema y representa un anticlímax después de los vv. 6, 7. Hay quienes consideran que los versos finales son como una especie de apéndice o agregado de editores posteriores. Los vv. 8, 9 parecen reflejar una profunda preocupación por una hermana menor de edad, que evidentemente no ha alcanzado todavía su madurez sexual. La cuestión concreta que provoca inquietud respecto a ella es qué hacer cuando un hombre la pida en matrimonio (cuando de ella se empiece a hablar, ver Eze 16:7-14). Estos versículos pueden referirse también a la experiencia anterior de la amada, durante su pubertad o adolescencia. La posible relación de estos versículos con 8:10 apoyaría esta interpretación, en cuyo caso los vv. 8-10 hablarían de la amada en términos de antes y después, de infancia y adultez sexual.

En cualquier manera, el pasaje habla de un tiempo de preparación para el matrimonio (v. 9). La estrategia de preparación tiene que ver con el carácter de ella. La muralla sugiere la firmeza de su carácter, que será fortificado mediante torreones de plata. Así, si ella es solicitada por los jóvenes, su familia la animará y estimulará a mantener su posición virtuosa. Por el contrario, si ella es puerta, es decir, está abierta a ser seducida o es accesible a ello, su familia proveerá de paneles de cedro para protegerla. En realidad, estas dos cláusulas no están contrastadas sino que están en aposición, es decir, ambas imágenes enfatizan la necesidad de preparar a la jovencita proveyéndole fortaleza y seguridad. De este modo, estímulo y disciplina se combinan en un balance admirable, para desarrollar a la muchacha y prepararla para una vida de mayor felicidad sexual, en el contexto del matrimonio.

(4) La amada, 8:10. Quien habla ahora es una mujer madura y sexualmente realizada. En clara referencia a las imágenes usadas por el cortejo en los dos versículos anteriores, la amada proclama su madurez y disposición para el amor y el matrimonio, que ya está experimentando. Ya no es la jovencita que necesitaba protección y disciplina; ahora es una mujer plenamente desarrollada (ver Eze 16:7-14). Desde su pubertad frágil y su sexualidad inmadura, esta mujer ha llegado a ser, con el correr de los años, una persona sexualmente admirable para su esposo (a sus ojos). En la relación con su amado, ella es una fuente permanente de “paz,” es decir, de plenitud, armonía y realización total. No es extraño que su nombre sea Sulamita: “la pacífica” (ver nota de RVA en 6:13), “la plena” o “la completa”.

(5) El amado, 8:11-13. Las palabras iniciales de este verso recuerdan la parábola de la viña de Isa 5:1-7, que es también una canción de amor. En el caso de Isaías se trata de una alegoría (Isa 5:7), pero aquí no, si bien la interpretación tradicional identifica la viña con el harén de Salomón (ver 1Ki 11:3). Pero no debe identificarse necesariamente al amado con el rey Salomón. El contraste que estos versículos plantean es entre los derechos del rey a administrar sus propias posesiones y el derecho de la amada sobre su propia persona. Algunos ven aquí un contraste entre las grandes propiedades de Salomón (su harén con numerosas esposas y concubinas) y la persona de la amada, sobre la cual sólo ella tiene plenos derechos. Ella no es una propiedad de la que él pueda disponer y entregar al cuidado de otros, como pudiera ser el caso de otras mujeres de su harén.

La idea en este pasaje es que el propietario de la viña en Baalhamón, Salomón, la entregó en arrendamiento a los guardias, para que la explotaran. La renta que el propietario esperaba recibir era de mil piezas de plata, algo así como unos seis meses de trabajo en la mayoría de nuestros países de América Latina. El propietario (Salomón) tenía pleno derecho a recibir el pago de la renta acordada. De igual modo, los arrendatarios tenían derecho a un 20% de la ganancia obtenida (doscientas piezas de plata quedaban en sus manos, v. 12c). En contraste con este contrato de arriendo de la viña, basado en el derecho de propiedad del dueño y la obligación contractual de los arrendatarios, el rey tiene una viña en relación con la cual rigen otros principios. Esta viña particular es mi viña, que no puede ser otra que su amada. Muchas veces ella misma se comparó con una viña (1Ki 1:6; 1Ki 2:15). Esa viña, que durante los años de su pubertad y primera juventud, estuvo celosamente guardada por sus hermanos (1Ki 8:8-9), ahora está madura y fructífera delante de él (v. 12a), lista para rendir frutos abundantes para su satisfacción, frutos que no tienen precio.

Anticipando el placer del último encuentro sexual, con el que concluye Cantares, el amado reclama ahora a su amada una palabra personal. Los compañeros (¿de él o de ella?; el hebreo no dice mis) son probablemente el grupo que se reunió para la celebración en 6:13. Ellos quieren oír a la amada, el personaje central de todo el poema, decir una última palabra. El más ansioso por oírla es su esposo, que la invita a responder a su presencia y reclamo sexual (ver 2:14).

Una igualdad hermosa El autor de los Cantares refleja el concepto de la igualdad entre los cónyuges. Fomenta una apreciación mutua entre los dos. Esto contrasta con los conceptos contemporáneos.

Así sucede muchas veces con la pareja: Se parte del presupuesto falso de la desigualdad en los derechos y libertades, de los papeles y responsabildades de cada uno. El problema no son las peleas, sino el erróneo presupuesto del cual se ha partido.

Muchas parejas no ven las soluciones por que no pueden ver el problema. Una aceptación completa el uno del otro ayudará a resolver este problema.

(6) La amada, 8:14. La mujer responde a su amado, y su respuesta es una síntesis de muchos de los anhelos expresados a lo largo de Cantares. Por cierto, su respuesta no podía ser otra que una invitación excitante a hacer el amor de inmediato. Ella lo llama a apurarse y a volar hacia ella (¡escápate, oh amado mío!). La frase tiene connotaciones eminentemente sexuales y expresa el reclamo de ella a que él le haga el amor de manera inmediata. Literalmente, ella parece estar pidiéndole que la atraviese o penetre. El verbo hebreo barah H1254 se usa con esta connotación en Exo 36:33 (beriah), y en Isa 27:1 en relación con la serpiente tortuosa o penetrante, que es también un símbolo sexual muy común. Las imágenes del venado y el cervatillo representan el jugueteo y la potencia sexual (ver 2:9, 17). Los montes de las especias (ver 2:17; 4:6, 8, 10, 14; 5:13) son otra manera de referirse al monte de la mirra y a la colina del incienso (4:6), es decir, los pechos y las partes íntimas de la esposa. Ella está invitando a su amado a disfrutar sexualmente de “su viña”, a gozar con ella de la celebración del amor y la comunicación sexual a la que tienen derecho como esposo y esposa.

De este modo, el placer de la unión física y de la expresión sexual plena entre un hombre y una mujer que se aman en el contexto del matrimonio, cuenta con la aprobación divina, ya que el Cantar de los Cantares es parte del registro inspirado de la palabra de Dios revelada en las Sagradas Escrituras.




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Comentario Bíblico Mundo Hispano

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