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Miqueas 7 - Comentario Bíblico de Matthew Henry vs Mundo Hispano

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Miqueas 7

Miqueas 7 - Introducción

* La prevalencia general de la maldad. (1-7) Confía en Dios y triunfa sobre los enemigos. (8-13) Promesas y estímulos para Israel. (14-20)

Miqueas 7:1-7

1-7 El profeta se lamenta de haber vivido entre un pueblo que está madurando rápidamente para la ruina, en el que sufrirían muchas personas buenas. Los hombres no tenían consuelo, ni satisfacción en sus propias familias o en sus parientes más cercanos. El desprecio y la violación de los deberes domésticos son un triste síntoma de corrupción universal. Es probable que nunca lleguen a ser buenos quienes no son dignos de sus padres. El profeta no vio seguridad ni consuelo sino mirar al Señor y esperar en Dios su salvación. Cuando estamos bajo pruebas, debemos mirar continuamente a nuestro Divino Redentor, para que podamos tener la fuerza y ​​la gracia de confiar en él y ser ejemplos para quienes nos rodean.

Miqueas 7:8-13

8-13 Aquellos verdaderamente penitentes por el pecado, verán una gran razón para ser pacientes bajo la aflicción. Cuando nos quejamos al Señor de la maldad de los tiempos, debemos quejarnos de la maldad de nuestros corazones. Debemos depender de Dios para que nos libere a su debido tiempo. No solo debemos mirarlo, sino buscarlo. En nuestras mayores angustias, no veremos ninguna razón para desesperarnos por la salvación, si por fe miramos al Señor como el Dios de nuestra salvación. Aunque los enemigos triunfen e insulten, serán silenciados y avergonzados. Aunque los muros de Sion pueden estar en ruinas durante mucho tiempo, llegará un día en que serán reparados. Israel vendrá de todas las partes remotas, sin retroceder en busca de desánimo. Aunque nuestros enemigos parezcan prevalecer contra nosotros y alegrarse por nosotros, no debemos desanimarnos. Aunque derribados, no somos destruidos; podemos unir la esperanza en la misericordia de Dios, con sumisión a su corrección. Ningún obstáculo puede impedir los favores que el Señor pretende para su iglesia.

Miqueas 7:14-20

14-20 Cuando Dios está a punto de liberar a su pueblo, agita a sus amigos para orar por ellos. Aplique espiritualmente la oración del profeta a Cristo, para cuidar de su iglesia, como el gran Pastor de las ovejas, y para ir delante de ellas, mientras están aquí en este mundo como en un bosque, en este mundo pero no de él. Dios promete en respuesta a esta oración, hará lo que sea por ellos, lo cual repetirá los milagros de épocas pasadas. Así como su pecado los llevó a la esclavitud, así Dios perdonando su pecado los sacó. Todos los que encuentran la indulgencia de la misericordia, no pueden sino maravillarse de esa misericordia; Tenemos razones para quedarnos asombrados, si sabemos lo que es. Cuando el Señor quita la culpa del pecado, para que no nos condene, él romperá el poder del pecado, para que no tenga dominio sobre nosotros. Si nos dejamos a nosotros mismos, nuestros pecados serán demasiado difíciles para nosotros; pero la gracia de Dios será suficiente para someterlos, para que no nos gobiernen, y luego no nos arruinarán. Cuando Dios perdona el pecado, se encarga de que nunca más se recuerde contra el pecador. Él arroja sus pecados al mar; No cerca de la orilla, donde pueden aparecer de nuevo, sino en la profundidad del mar, para nunca más levantarse. Todos sus pecados serán arrojados allí, porque cuando Dios perdona el pecado, perdona a todos. Perfeccionará lo que nos concierne, y con este buen trabajo hará todo por nosotros, lo que nuestro caso requiere y lo que ha prometido. Estos compromisos se relacionan con Cristo, y el éxito del evangelio hasta el fin de los tiempos, la restauración futura de Israel y el triunfo final de la verdadera religión en todas las tierras. El Señor llevará a cabo su verdad y misericordia, ni una jota ni una tilde de ella caerán al suelo: fiel es el que ha prometido, que también lo hará. Recordemos que el Señor ha dado la seguridad de su pacto, para un fuerte consuelo a todos los que huyen en busca de refugio para aferrarse a la esperanza puesta delante de ellos en Cristo Jesús.


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Miqueas 7

2. La conversión efectuada, 7:1-20

(1) La necesidad de la conversión, 7:1-6. El pueblo eleva su lamento. La palabra Ay aquí es muy peculiar. Solo aquí y en Job 10:15 aparece en la Biblia la palabra Ay que en heb. quiere decir “vacío” o “hueco”, lo que quizás expresa sentimientos de vanidad e inutilidad. Es comparable al estado del huerto o viña al finalizar el verano; no hay nada, aun rebuscando. El deseo por los primeros frutos sigue sin satisfacerse. La situación es desesperante y merece un ay, exclamación de inutilidad.

Los vv. 2 y 3 detallan más específicamente la situación: ya no hay ni un solo piadoso. La palabra jasid H2623en heb. tiene una variedad de conceptos: puede ser misericordioso o dedicado; el verbo más bien significa “refugiarse” y por lo tanto confiar en Dios. El movimiento hasídico en el judaísmo siempre ha procurado establecer el estar conscientes de Dios, la oración, el estudio y el cuidado mutuo en amor fraternal. La nación ahora lamenta su desaparición.

Tampoco hay recto entre los hombres. Recto aquí es yasar H3734, palabra que en heb. quiere decir justo o derecho, lo opuesto de perverso. Dos veces se menciona en el AT el libro de Jaser (Jos 10:13, 2Sa 1:18); sería entonces el libro de los rectos. Los vv. 2 y 3 explican sus acciones, desde el menor hasta los líderes y príncipes. Se ve que el “corazón del problema es el problema del corazón”, porque “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Psa 23:7, RVR-1960). Los que tienen poder hacen alianza para conseguir sus fines. La palabra retuercen o ” realmente quiere decir trenzar o entretejer. Es una mafia de malignos muy bien desarrollada y altamente elaborada. Se les compara en el v. 4 con la espina y el zarzal. Algunos han identificado una de estas plantas (jedeq H2312) con la “spina Christi”, con la cual se cree que tejieron la corona de Cristo (Joh 19:1). Tiene flores diminutas y rojas, bonitas como varios de los zarzales, pero hieren y lastiman y no dan fruto. Los que habían proclamado el castigo tendrían su día y su proclamación se cumpliría. La palabra castigo en el v. 4 es realmente visitación. Es interesante porque el NT habla del día de la visitación (1Pe 2:12, Luk 19:44). Se refiere a una demostración especial del poder de Dios. Es tan segura la venida de ese día que aquí se usa, en el heb., el estado perfecto como algo ya completado aunque todavía está en el futuro.

Esta sección termina con un cuadro de la confusión moral y filial que existirá (vv. 5, 6). No se podrá confiar en nadie, ni en los miembros más íntimos de su familia. Isa 22:5 habla de la confusión, y Jesús lo cita en Mat 10:35-36 y 24:10 como señal de los últimos días. No es algo que da gozo cuando existe tanta desconfianza y abundan las sospechas. Nada es seguro y nadie puede fiarse de nadie como amigo.

El doctor Vernon McGee solía siempre levantarse de madrugada para preparar sus mensajes. Observaba que a su parecer la oscuridad luchaba con la luz de la aurora hasta que al fin el sol hacía conocer su presencia de manera explosiva. Las tinieblas huían de repente. Lo opuesto ocurre al atardecer. Así luchan las tinieblas con la luz en sentido espiritual. El Job 118:9 viene muy bien aquí: “Mejor es refugiarse en Jehová que confiar en los (hombres) poderosos”.

Huxley

El profesor Huxley, un científico muy importante, dijo: “En el siglo VIII antes de Cristo, un profeta hebreo expuso en palabras un concepto de religión que es una inspiración tan importante como el arte de Phidias o la ciencia de Aristóteles”. Huxley no era un creyente y citó solamente las palabras “hacer justicia y amar misericordia” pero excluyó “andar humildemente con su Dios”. Gladstone dijo que en esencia Huxley había dejado dos lados del dicho suspendidos en el aire sin su fundamento. Había cometido un error muy serio. Mic 6:8 es un triángulo. (Alleman, Herbert C., Prisoners of Hope. Philadelphia: Huhlenburg Press, 1950.)

(2) La norma de la conversión,Mic 7:7-17. La clave aquí es mirar y esperar sabiendo que Dios oirá. El verbo mirar, aquí en su forma intensiva en hebreo, significa vigilar con la seguridad de que su ayuda está llegando; revela confianza. Esperar es una maravillosa palabra que lleva en sí la idea de amarrarse a alguien o asirse de algo, hacer causa común con el Señor. A pesar del terrible pecado existente en Israel y Judá, con todo puede haber conversión. Dios escucha y mira “al que es humilde y contrito de espíritu y que tiembla ante su palabra” (Isa 66:2). Se observa otra vez que al usar la primera persona singular, Miqueas se identifica con su pueblo; es como si hablara por su pueblo, colocándose en lugar de él. Carlos Spurgeon, ese eximio predicador bautista del siglo XIX en Inglaterra, dice en su libro Discursos a mis estudiantes: “Considerad el estado espiritual de vuestros oyentes. Meditad en su condición espiritual como un todo, y como individuos, y así prescribid la medicina conveniente…”. Eso es exactamente lo que hizo Miqueas.

Los vv. 8 al 10 describen a la enemiga (palabra femenina en heb. que se refiere a la nación enemiga) de Israel y Judá. Asiria fue su gran enemigo en este tiempo que siempre acreditaba sus victorias al gran poder de sus dioses (ver Isa 36:15-20). Por eso pregunta: ¿Dónde está tu Dios? (10), pero no es que a Dios le faltara poder, sino que ha permitido los azotes por el pecado de su pueblo. Al fin quien tendrá vergüenza no será Israel ni Judá, sino su enemigo; esto sí revela la verdadera conversión.

Note que la palabra luz aparece dos veces en estos versículos. Los judíos compartían sentimientos de santidad, asociados con la luz. La miraban como símbolo de la divinidad. Dios está vestido de luz (Job 104:2).

Los vv. 11-13 siguen dándonos el cuadro profético del día cuando Dios restaurará a su pueblo. Es cierto que sus muros se volvieron a edificar en tiempos de Nehemías (445 a. de J.C.), pero se ve claramente que esta profecía no se ha cumplido todavía; se cumplirá plenamente con la Segunda Venida de Cristo (Job 4:2). Sus antiguos límites serán restaurados (ver Eze 47:13-20), y la gente dispersa en su cautividad volverá de Asiria, Egipto y Babilonia, los tres países donde Israel y Judá fueron llevados. La Biblia es clara en sus aseveraciones referente a esto. Por ejemplo Isaías, el contemporáneo de Miqueas, lo dice en 27:12 y 43:5-7 de su libro. Es un tema dominante en la profecía (Eze 20:34). Pero la tierra de sus enemigos será desolada (v. 13). Una vez más vemos la salvación y el juicio puestos en contraposición.

Los vv. 14-17 registran la oración del remanente creyente y la respuesta. Manifiestan su anhelo de ser pastoreados y de poder volver a su vida pastoral. Las regiones mencionadas eran siempre las mejores para esto (ver Num 32:1). Israel en sus mejores días se consideraba como pueblo de Dios y ovejas de su prado (Job 79:13). Israel y Judá serán reconocidos otra vez como sus ovejas (Eze 34:11-13).

La respuesta divina promete maravillas. Esta palabra puede traducirse también como “milagros”. Dios es Dios de milagros (Jer 32:17). Aquí se refiere en particular a los milagros que hizo Moisés en éxodo. Hay tres períodos de grandes milagros en la Biblia: Moisés y el éxodo; Elías y Eliseo en el siglo IX a. de J.C.; y el ministerio terrenal de Jesús y sus discípulos. Cada época fue de crisis para Israel. Ahora vemos que habrá una época más de grandes maravillas; será cuando Cristo venga de nuevo y su pueblo Israel sea restaurado en paz en su tierra. Todo esto traerá para los enemigos de Israel lo que se ve en los vv. 16 y 17. La manifestación del poder de Dios arroja sus resultados sobre las naciones que no han querido creer en él; serán confundidos o “avergonzados”. Además pondrán la mano sobre la boca. Es una indicación de su admiración y asombro (ver Jdg 18:19 y Job 21:5). A la vez sus oídos se ensordecerán, sea voluntariamente por su deseo de no oír más, o por el trueno de su poder (Job 26:14).

Lamerán el polvo, es decir, arrastrándose como la culebra, que no es sino otra figura bíblica de humillación (Job 72:9) y abatimiento. Saldrán temblando de sus encierros (ver 1Sa 13:6) es una frase que tiene dos posibilidades de interpretación: o saldrán lloriqueando con miedo o temblando con su terror a Jehová, y con el deseo de invocar su misericordia (ver Hos 3:5). De todas maneras, no encontrarán lugar donde pararse (Job 1:5).

El decano Guillermo Inge, de la Iglesia Anglicana de San Pablo en Londres, murió en 1954. Su percepción lo impulsó a declarar: “Nunca hubo un momento en la historia cuando el temor a Dios haya jugado un papel menos importante que en el día de hoy. No tenemos miedo del juicio de Dios como en generaciones pasadas. La declinación del temor como elemento vital de la religión es una de las características de mayor significado en nuestros días”. Todo esto cambiará cuando venga Jesús.

Joya bíblica

¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad? …Pisoteará nuestras iniquidades y echará nuestros pecados en las profundidades del mar (Job 7:18a y 19b).

(3) La nobleza de la conversión,Job 7:18-20. La última división de esta composición comienza con una pregunta a manera de doxología. En heb. es miel camoja, es decir: ¿Qué Dios hay como tú…? El nombre del profeta quiere decir “¿Quién como Jehová?”. La pregunta es retórica porque la respuesta obviamente es “¡Nadie!”. Pero, puesto que Satanás aspira hacerse como Dios, sus seguidores preguntan en Rev 13:4 : ¿Quién es semejante a la bestia? ¡Qué atrevimiento! Hay un solo Dios, como se dice en Isa 44:8 : “¿Hay Dios aparte de mí?”.

Tenemos las pruebas de esto en los últimos versículos del libro. Es notable que el libro comienza con el Señor Jehová en su santo templo, testificando contra su pueblo pecaminoso (Isa 1:2), y termina con la provisión de Dios para el perdón de su pueblo. Estos versículos todavía son leídos en las sinagogas de los judíos en el Día de Expiación, después de leer el libro de Jonás. Pero hay que fijarse en que el perdón otra vez es para el “remanente”, palabra dada al elemento de fe, es decir, los que creen y permanecen.

Aquí tenemos tres palabras referentes al pecado. La primera es maldad (avon H5771) en el heb. significa perverso o depravado; es la misma palabra que se traduce como iniquidades en el v. 19. La segunda palabra es pecado (pesha H6588), que puede significar transgresión, rebelión o quizás defecto. La tercera palabra se traduce pecado (jatah H2405) en el v. 19. Siendo diferente que la anterior en heb., esta es la más común y significa “errar al blanco”. ¿Por qué tres palabras? Quizás para indicar que cualquiera que sea la forma que tome nuestro pecado, Dios lo puede perdonar según la nobleza de esta divina conversión. ¿Qué es lo que hará Dios con el pecado? Primero perdona (nasa H5375). Esta palabra en heb. quiere decir “llevar” como en Isa 53:12 donde dice “habiendo él llevado el pecado de muchos”. Luego, Dios olvida; esto tiene la idea de pasar por alto. Jerónimo piensa que aquí hay una alusión a la celebración de la pascua en Egipto. Jehová pasó por encima de las casas de los hijos de Israel (Exo 12:27).

Al fin, Dios arrojará nuestros pecados a la profundidad del mar. En el día de Miqueas nadie tenía idea alguna de cuánta profundidad tendría. Pero ahora sabemos, por medio del sonar, que en la llamada “trinchera japonesa”, la fosa de Abisso Vitjaz tiene 11.022 m de profundidad. ¡Qué profundo! Como quiera que sea, el profeta quiere aseverar esta afirmación: Dios hundirá nuestros pecados donde jamás se volverán a ver. ¿Qué más hará con ellos? Según Isa 44:22 los borra como la niebla borra de nuestra vista todo lo que está por delante. Isa 38:17 dice que los echa detrás de sus espaldas. Y en Col 2:14 los ha quitado de en medio para clavarlos a la cruz. No podemos menos que asombrarnos por estas declaraciones y darle gracias a Dios por un perdón tan completo y una salvación tan perfecta.

¿Por qué hace todo esto nuestro Dios? Porque él se complace en la misericordia; es su deleite. Uno de los nombres que Dios dará a Sion será Jefsibá, según Isa 62:4. Miqueas dice que Dios se complace (jafets H2654) en amor misericordioso. También se compadece (v. 19) de nosotros. A veces se usa una forma de esta palabra refiriéndose a la mujer y al fruto de su vientre. Es decir, define un amor muy tierno y dispuesto al sacrificio. Cuando dice que pisotea nuestras iniquidades, quiere decir que sujeta y vence lo que es nuestro enemigo. Es como dice Pablo en Rom 7:24 : “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!”

Parece que el v. 20 es citado en Luk 1:72-73 por Zacarías; por lo menos así piensan algunas autoridades. El padre de Juan Bautista reclama en su llamado Benedictus la promesa de victoria para Israel. En este último versículo Miqueas emplea dos palabra traducidas verdad y lealtad o verdad y misericordia. La traducción griega LXX dice: “verdad” y “compasión”. En el Job 85:10 las dos cosas se encuentran por la voluntad y plan de Dios. La verdad de Dios representa su justicia y la misericordia su gracia; solamente en Cristo puede satisfacerse la justicia de Dios y a la vez manifestarse su misericordia o gracia (Joh 1:17). Así que el pacto hecho con Abraham (Gen 22:16-18) y subsecuentemente a Jacob (Isa 41:8) tiene su cumplimiento en Cristo. Esta es la idea de Pablo también en Rom 11:16. La raíz es Abraham y lo que Dios le prometió se cumplirá en la venida del Mesías.

El evangelista Moody señala la diferencia entre las demandas de la ley y las virtudes de la gracia; entre la verdad y la justicia de Dios y su inmensa misericordia. Dice: “Cuando la ley descendió de Horeb 3.000 hombres se perdieron; bajo la gracia en el día de Pentecostés 3.000 fueron salvos. Cuando Moisés se acercó a la zarza ardiente le fue mandado que se quitara los zapatos. Cuando el pródigo volvió a su casa recibió zapatos nuevos para calzar sus pies”.

Aplicación a la vida

1. Dios perdona nuestros pecados, y en ello está su grandeza. Es importante saber cómo pensamos de Dios. Para Miqueas el gran distintivo de Dios es su misericordia.

2. Si Dios ha perdonado y olvidado nuestros pecados, debemos hacer lo mismo. No debemos revolcarnos en pecados ya confesados y por lo tanto perdonados y olvidados por Dios.

3. Si Dios ha perdonado y olvidado nuestros pecados debemos perdonarnos unos a otros. No basta decir: “Puedo perdonar, pero no puedo olvidar”. Dios perdona y olvida.

EPíLOGO

Al principio se adelantó la pregunta: ¿Qué énfasis sobresaliente se destaca en Miqueas para recordar este libro? A esta pregunta tendríamos que contestar de manera concluyente: la encarnación del Mesías que sería el gobernante (Señor) de Israel (Rom 5:2). Este versículo tiene que ser el enfoque del libro. La venida de este gobernante sería una revelación del estado espiritual en que Israel se encontraba. “No había lugar para ellos en el mesón” describe la terrible realidad del pecado que denunciaba Miqueas. Cada pecado del cual fueron culpables Israel y Judá comenzaba con esto: no había lugar para el gobernante de Israel en su vida.

Además Belén llenaba las condiciones necesarias para una identificación verdadera con la miseria y pobreza de Israel y Judá. El pesebre de Belén identificaba al Mesías con el más bajo de los niveles sociales; incluso Belén, como pueblo, fue insignificante. Josué no lo registra entre los pueblos y ciudades de Judá (Jos. 15). Nehemías tampoco lo incluye en su lista de pueblos de Judá después del cautiverio (Neh. 11). Después de la encarnación del Mesías, no se menciona más. Pero cerca de allí el niño Benjamín (hijo de la mano derecha) había nacido. A la vez su madre murió, la muy amada Raquel, esposa de Jacob. El lugar fue sumamente importante para Jacob el patriarca, y para Israel, también llamado Jacob (Mic 3:1), sería un lugar bien recordado al dar muerte a su pecado y vida nueva mediante la aparición de su Salvador.




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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Comentario Bíblico Mundo Hispano

7000 Alabama St. El Paso, TX 79904, Copyright 2000 © Editorial Mundo Hispano

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