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Isaías 66 - Comentario de Frederick Brotherton Meyer vs Mundo Hispano

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Isaías 66

Isaías 66:1-14

El pueblo de Dios hizo una bendición

Isaías 66:1

El profeta pronostica el advenimiento de un nuevo día, cuando los lugares y ritos serían comparativamente sin importancia en comparación con la condición del corazón, Isaías 66:1 . Las palabras iniciales fueron citadas por Stephen, al anunciar la sustitución de la adoración espiritual por el sistema decadente que reemplazó. Vea Hechos 7:48 .

¿Cuál es el rito exterior a Dios, cuando el espíritu ha huido? Todo era uno para Él, ya fuera que un hombre matara un cordero en el templo o le rompiera el cuello a un perro en su granja. ¡Su hogar elegido no está en templos ornamentados sino en corazones contritos!

La bienaventuranza del pueblo de Dios se describe en palabras resplandecientes, Isaías 66:5 . Dios aparecerá, para alegría de su pueblo y recompensa de sus enemigos. Esos tiempos se caracterizarán por grandes avivamientos y las almas nacerán fácilmente en el reino celestial. El judío y el gentil se encontrarán como corrientes confluentes en un canal bendito.

Pero, sobre todo, nos daremos cuenta del lado materno en la naturaleza de Dios. Como quien consuela su madre , Isaías 66:13 .

Isaías 66:15-24

Toda carne adorará al Señor

Isaías 66:15

El profeta deja en claro que, cualesquiera que sean las bendiciones que se acumulen en el futuro dorado, serán distribuidas solo a aquellos que son el Israel de Dios, no simplemente por descendencia sino en corazón y vida. Deben ser lo que describe el Apóstol en Filipenses 3:3 . Los que se empeñaban en practicar ritos idólatras, como el paso en procesión, con sacerdotes como maestros, por huertos y arboledas dedicadas a la impureza; o quienes, al participar de la carne de animales prohibidos en la ley levítica, se habían convertido en gentiles, deben sufrir con los paganos.

Isaías 66:19 sugiere que el resto judío restaurado se convertirá en los futuros misioneros del mundo; y el libro se cierra con una visión de la Ciudad Santa como foco y centro de la vida religiosa de la humanidad. Es como si, como Juan, Isaías la viera descender de Dios del cielo, con las puertas abiertas de par en par, a través de las cuales los reyes de la tierra traen su gloria y honor, Isaías 66:20 .

La suerte de todos los enemigos de la bondad está representada en los siempre ardientes fuegos de Tophet, cuyos montones de basura son significativos de inutilidad, Isaías 66:24 .

Para preguntas de revisión, consulte los comentarios del libro e-Sword.


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Isaías 66

7. El juicio divino contra los samaritanos, 66:1-6

Todo el cap. 66 es la continuación de la respuesta divina a la oración del profeta, la cual abarca también todo el cap. 55. En los primeros seis versículos el profeta vuelve a referirse a los samaritanos, enfocando esta vez, no las prácticas idolátricas que indicamos en la sección anterior, sino la intención de los samaritanos de levantar a Jehová un templo en Samaria, que compitiera con el templo en Jerusalén. Este dato situaría el contenido del cap. 66 en los días en que el templo de Jerusalén estaba por terminar de ser reconstruido o luego de su dedicación, que había sido la ocasión de la alegría de la que habla el v. 5.

La actitud de rivalidad no era algo nuevo para los descendientes de las tribus del norte de Israel. El templo de Betel fue erigido con el mismo propósito (comp. 1Ki 12:28-33; Amo 7:10-13). También la santidad del monte Gerizim para los samaritanos era fruto de una rivalidad teológica con los hijos de Judá.

En los vv. 1 y 2 Jehová expresa que él no necesita una casa o templo que los seres humanos le hayan de edificar. El cielo es su trono y la tierra es el estrado de sus pies. Su mano ha hecho todas estas cosas. El edificarle un templo no es asunto para contender por gloria entre los hombres, porque Jehová mirará con aprobación sólo al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante su palabra (v. 2).

Este criterio que transmite el profeta nos lleva hasta los orígenes mismos de la elección del monte Moriah, por designio divino, y a la construcción del templo allí, también por aprobación divina. A David no se le permitió construir dicho templo, y en cuanto a la elección del lugar del mismo, ésta surge históricamente en un acto de humillación de David ante su Dios (2Sa 24:17) y de aceptación de parte de Jehová (2Sa 24:25).

El v. 3 indica que no importa la riqueza y la suntuosidad de los sacrificios ofrecidos a Jehová fuera del lugar que él designó para su morada, éstos son considerados pecaminosos y rechazados, pues no da expresión a lo que Dios ha escogido, sino a lo que los hombres han escogido: Así como ellos escogieron sus propios caminos... yo también escogeré tratarlos con penurias... hicieron lo malo ante mis ojos y escogieron lo que no me agrada (vv. 3, 4).

En los vv. 5 y 6 el profeta cita las palabras de Jehová: Vuestros hermanos (los samaritanos) que os aborrecen... serán avergonzados. Este versículo presenta la hostilidad de los samaritanos como basada en un conflicto por autenticidad. Los argumentos que esgriman los samaritanos son teológicos y se expresarían más o menos en los siguientes términos: “Jehová, nuestro Dios, hizo que nosotros no perdiéramos contacto con esta tierra. Luego nosotros representamos la continuidad de sus pactos, mientras que vosotros los judíos sois advenedizos procedentes de Babilonia, desarraigados de la historia y de la geografía del pueblo de Dios. Jehová sea glorificado, y veremos en qué va a parar la alegría que expresáis por la reconstrucción de vuestro templo en Jerusalén (comp. Ezr 6:16). Puesto que sin lugar a dudas Jehová está de parte nuestra, somos nosotros y no vosotros los que vamos a edificarle un templo.”

Ante semejante argumento y manera de pensar, Jehová anuncia su intervención para decidir quiénes tienen la razón, a quienes Dios realmente aprueba. Dice la primera parte del v. 6: ¡Sonido de tumulto proviene de la ciudad! ¡Sonido que procede del templo! La ciudad es sin duda Jerusalén y el templo es el que fue reconstruido por los judíos sobre sus ruinas en el monte Moriah. Y este sonido no es de alegría ni de celebración del pueblo, sino como sigue diciendo la segunda parte del v. 6: ¡Voz de Jehová, que da su retribución a sus enemigos! Sus enemigos son los samaritanos, y sobre ellos Dios traerá finalmente su sentencia histórica. Las palabras del v. 6 son elípticas pero nos hacen recordar a las de Amo 1:2a: Jehová ruge desde Sion y da su voz desde Jerusalén! Como en el caso a que se refiere Amós, también en el caso de Samaria las consecuencias serían luto y devastación. Las palabras de Amós, aplicadas a Samaria, dirían: Se enlutan los prados de los pastores y se seca la cumbre de Samaria (comp. Amo 1:2b).

El templo de Jerusalén

1. El templo fue edificado por Salomón en el año 957 a. de J.C.

2. El templo fue destruido por el ejército babilonio a mando del emperador Nabucodonosor, en el año 587 a. de J.C.

3. Un nuevo templo fue construido por los exilados que regresaron de Babilonia, en el año 516, bajo la dirección de Zorobabel.

4. Ezequiel tuvo una visión describiendo muy detalladamente el templo de Jerusalén (Eze. 40-43).

5. El templo construido por Herodes el Grande no tiene mucha diferencia con el templo construido por Zorobabel. Los trabajos comenzaron en el año 19 a. de J.C.

6. Este templo fue destruido por las fuerzas invasoras de Tito, en el año 70 a. de J.C.

El templo samaritano Según el historiador Josefo, el templo samaritano se construyó en el año 330 a. de J.C. por permiso exclusivo de Alejandro el Grande. Según otros, la construcción es incierta, aunque hay los que creen que este templo se levantó a raíz de que el hijo del Sumo Sa- cerdote fue expulsado por haber contraído nupcias con una hija de Sanballat (Neh 13:28). Se cree que este templo se levantó en el tiempo de Nehemías, 444 a. de J.C.

8. Surgimiento repentino de Sion,Neh 66:7-24

Tras la formulación de la sentencia divina contra los samaritanos y sus arrogantes argumentos teológicos y nacionalistas, los vv. 7-24 tratan de la intervención directa de Jehová, quien viene con fuego para descargar su ira y para juzgar con fuego y con espada a todo mortal (vv. 15 y 16).

El juicio divino empieza por los samaritanos, de quienes se dice que serán completamente aniquilados (v. 17). Después es el turno de las demás naciones. Muchos serán los que morirán a causa de Jehová (v. 16). Es a este aspecto de la intervención directa de Jehová a que se refiere el pasaje Deu 63:1-6 (ver comentario allí).

Tras la venganza divina viene la redención plena de Sion, la cual se ve de repente llena de habitantes, en contraste con su débil y escasa población en los días del profeta. Este hecho ocasiona gran sorpresa a Sion misma, como se sorprendería una mujer que está de parto, y antes que le vengan los dolores ¡halla que ha dado a luz un varón! (v. 7).

El surgimiento de Sion es tan repentino que enfocando en conjunto los acontecimientos, parecería que todo ocurrió en un solo día: ¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Podrá nacer un país en un solo día? Estas son preguntas de Dios mismo (v. 8a). Sin embargo, este portento ocurriría en la historia universal (v. 8b), porque es designio divino. Los dolores de parto del pueblo de Israel no han sido en vano. Dios ha traído a Israel hasta este punto culminante de su historia, y el Dios de la historia no se va a detener ni va a desistir de llevar su obra hasta su culminación (v. 9).

Tras estos acontecimientos llegará el tiempo para reunir a los sobrevivientes de todas las naciones y lenguas, los cuales acudirán a Sion y verán la gloria divina en lo que Dios ha hecho (v. 18). De entre ellos, algunos serán marcados con una señal especial y enviados a las naciones, aun a las más distantes, que aún no han oído de la fama de Dios ni han visto la gloria divina, a fin de anunciarla a las naciones (v. 19).

Entonces las naciones participarán en la gran empresa de producir la inmigración de los judíos de entre todas las naciones, como si fueran ellos una ofrenda a Jehová, a ser presentados en su monte santo en Jerusalén (v. 20).

Entonces ocurrirá otra cosa sin precedentes. Dice el v. 21: También de entre ellos tomaré para sacerdotes y levitas, ha dicho Jehová. Mucho se ha discutido a través de los siglos acerca de lo que implican las palabras de entre ellos (mehem H4112). ¿Son los israelitas que han inmigrado a Sion tras su repentino surgimiento? (v. 20) ¿O son los misioneros que fueron enviados a diversas naciones para anunciar la gloria de Jehová? (v. 19).

Quizá la clave para la respuesta está en la interpretación del comentarista judío Yosef Kimji, quien explica que lámed, que se traduce para (para sacerdotes y para levitas), indica que los gentiles convertidos llevarán a cabo funciones sacerdotales, tomando el lugar de los gabaonitas y de los netinim o donados al templo (comp. Zec 14:21b). Este criterio anticiparía la iniciativa del movimiento misionero en otras naciones aparte de Israel.

El libro de Isaías termina con una escena apocalíptica del juicio de Dios contra sus enemigos que incursionaron en el territorio de Sion (vv. 23 y 24). La escena presenta a sus cadáveres expuestos a la vista de todo mortal que vaya a Sion para postrarse delante de Jehová. Por las alusiones geográficas e históricas se deduce que se refiere al Valle de Hinom (Guéihinom) nombre del cual proviene la palabra Gehena en el NT. De estos hombres que se rebelaron contra Jehová se dice que su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará. Y serán un horror para todo mortal (v. 24).




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Comentario Bíblico Mundo Hispano

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