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Jonás 4 - Comentario Crítico y Explicativo Conciso vs Mundo Hispano

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Jonás 4

CAPITULO 4

JONAS SE QUEJA DE LA MISERICORDIA DE DIOS HACIA NINIVE; ES REPRENDIDO POR EL SIMBOLO DE UNA CALABAZA.

1. enojóselit., se acaloró, probablemente con pesar o vejación, más bien que de cólera. (Fairbairn.) ¡Cuán triste el contraste entre el sentimiento de Dios por el arrepentimiento de Nínive hacia él, y el sentimiento de Jonás por el arrepentimiento de Dios hacia Nínive! ¡Extraño por cierto en uno que era un monumento de la misericordia que gozó al arrepentirse! Todos nosotros, como él, necesitamos la lección enseñada en la parábola del deudor perdonado que no perdonó (Mateo 18:23). Jonás se entristeció porque la preservación de Nínive, después de su denunciación, lo hacía parecer a él como un profeta falso. (Calvino.) Pero haría de Jonás un demonio, no un hombre, el haber preferido la destrucción de 600,000 hombres a que la profecía de él fuera anulada por el triunfo de la misericordia de Dios sobre su justicia. Y en ese caso Dios lo habría castigado severamente, mientras que sólo reconviene indulgentemente a Jonás, y por un trato, a la vez suave y condescendiente, procura mostrarle su error. Además Jonás mismo, al disculparse por su vejación, no menciona el fracaso de su predicción coma la causa: sino solamente el pensamiento en la lentitud de Dios para la ira. Esto fué lo que lo llevó a huir para Tarsis en su primera comisión; no la probabilidad entonces de que su predicción fuera desmentida; porque en realidad su comisión entonces no era para predecir la destrucción de Nínive, sino simplemente “pregonar contra la iniquidad” de aquella ciudad, que había “subido delante de Dios.” Jonás difícilmente podría haberse quejado por haber fracasado la letra de su predicción, cuando el fin de su comisión se hubìese logrado virtualmente al guiar a Nínive al arrepentimiento. Esto entonces no puede haber sido considerado por Jonás como el último propósito de su comisión. Si Nínive hubiera sido el objeto prominente para él, se habría regocijado con el resultado de su misión. Pero era Israel la mira principal de Jonás, como profeta del pueblo elegido. Probablemente entonces él consideraba que la destrucción de Nínive serviría propiamente como un ejemplo del juicio de Dios, el que suspende al fin su larga indulgencia, a fin de despertar a Israel de su honda degeneración, enaltecido como estaba por su nueva prosperidad bajo Jeroboam II en aquel mismo tiempo, con un resultado que todas los demás medios habían dejado de lograr. Jonás, desesperado de que alguna cosa eficaz fuera hecha por Dios en Israel, a no ser que fuera dado primero un sorprendente ejemplo de severidad, pensaba que, cuando él proclamara la destrucción de Nínive dentro de cuarenta días, Dios al fin ahora estaba al punto de dar tal ejemplo; así que cuando este medio de despertar a Israel fué dejado de lado por la misericordia de Dios, en atención al arrepentimiento de Nínive, él quedó amargamente chasqueado, no por orgullo, ni por falta de compasión, sino por la desesperación de que cosa alguna fuera posible para la reforma de Israel, ya que su acaricìada esperanza estaba frustrada. Pero el plan de Dios era enseñar a Israel, por el ejemplo de Nínive, cuán inexcusable era su propia impenitencia, y cuán inevitable su destrucción si perseveraba en su maldad. La penitente Nínive misma ha probado ser más digna del favor de Dios que el apóstata Israel; los hijos del pacto no solamente han degenerado hasta el nivel de un pueblo pagano, sino en efecto más bajo aún; Israel, por lo tanto, debe caer, y el pagano elevarse sobre ella. Jonás no conocía las importantes lecciones: de esperanza para el arrepentido, y de condenación para aquellos que, rodeados de privilegios exteriores, son impenitentes—que la preservación de la Nínive arrepentida había de tener en tiempos posteriores y para todas las edades. El no podía predecir que el Mesías mismo iba a interpretar de este modo aquella historia. Una lección para nosotros es que, si nosotros pudiéramos alterar en algun particular el plan de la providencia, no sería para lo mejor, sino para lo peor. (Fairbairn.)

2. lo que yo decía—mi pensamiento o sentimiento. me precaví huyendo—Yo prevenía el chasco con huir de mi propósito por causa de tu longanimidad y misericordia. Jonás aquí tiene ante la mente a Éxodo 34:6; como Joel (Éxodo 2:13) a su vez cita lo de Jonás.

3. La impaciencia de Jonás de vivir bajo las frustradas esperanzas de la reformación de Israel por medio de la destrucción de Nínive, es parecida a la que tuvo Elías por el fracaso de su plan de reformar a Israel (1 Reyes 18), causado por Jezabel (1 Reyes 19:4).

4. ¿Haces tú bien en enojarte tanto?—o entristecerte; más bien, como la Versión Inglesa marginal; “¿Estás tú muy enojado,” o “desagradado?” (Fairbairn, con la Versión de los Setenta y Siríaca.) Pero nuestra lección viene bien con el espíritu del pasaje, y es bien defensible en el hebreo. (Gesenius.)

5. hízose allí una choza—un reparo temporario de ramas y hojas ligeramente formada como para estar abierto al viento y al calor del sol. ver qué sería de la ciudad—el término de los cuarenta días no había aún transcurrido, y Jonás no sabía que le había sido otorgada a Nínive alguna cosa más que una suspensión, o mitigación, del juicio. Por lo tanto, no de mal humor, sino para presenciar el evento desde una estación cercana, se albergó en la choza. Lo que sí sabía, como extranjero, era la profundidad del arrepentimiento de Nínive; además, desde el punto de vista del Antiguo Testamento, sabía que muchas veces sucedian juicios disciplinarios, como en el caso de David (2 Samuel 12:10, 2 Samuel 12:14), aun en los casos de efectuarse el arrepentimiento del pecado. Para mostrarle lo que no sabía, o sea, la grandeza y la entereza de la misericordia de Dios hacia la penitente Nínive, y la racionalidad de ella, Dios hizo de la choza una escuela de disciplina para darle puntos de vista más ilustrados.

6. calabacera—en el hebreo, kikaion; el kiki egipcio, el “ricino,” o planta del aceite castor, comúnmente llamada palmacristi. Crece de tres a cuatro metros de altura. Una hoja sola crece en cada rama, pero como esa hoja tiene a menudo más de un pie de ancho, el conjunto de hojas da buen refugio del calor. Crece muy rápido, e igualmente se marchita de repente cuando se le perjudica. le defendiese de su mal—Fué pues un pesar, no un enojo egoísta, lo que sentía Jonás (Nota, v. 1). A veces alguna comodidad externa lleva la mente lejos de su propensión a la aflicción.

7. un gusano—de una clase particular, mortal para la calabacera. Un gusanito en la raíz destruye una calabacera grande. Poco se necesita para hacer marchitar nuestras comodidades materiales. Debiera acallar el descontento, recordar que cuando se nos va nuestra calabacera, no es que Dios se nos vaya. día siguiente—después que Jonás “se alegró grandemente …” (véase Salmo 30:7).

8. recio viento—más bien, “agostador;” la lección marginal: “silencioso,” que expresa el silencio sofocante, no vehemente o recio.

9. (Nota, v. 4.) Mucho me enojo, hasta la muerte—“Estoy muy entristecido, aun a muerte.” (Fairbairn.) Así el Antitipo (Mateo 26:38).

10, 11. La principal lección del libro. Si Jonás tanto se compadece por una planta que no le costó esfuerzo alguno, y que es de tan corta vida y de tan poco valor, mucho más debe Jehová apiadarse de aquellos cientos de miles de hombres y mujeres inmortales de la gran Nínive—que él ha hecho con una tal manifestación de poder creador—, máxime ya que muchos de ellos se arrepienten, y que ve que, si todo lo que hay en ella fuera destruído, serían envueltos también en la destrucción común “más de ciento veinte mil” niños inofensivos, así como también “muchos animales”. Véase el mismo argumento deducido de la justicia y la misericordia en Génesis 18:23. Una ilustración similar de la insignificancia de una planta, que hoy es y mañana es echada al horno, y a pesar de ello, es vestida por Dios con superior belleza, Cristo la da para probar que Dios cuidará por los infinitamente más preciados cuerpos y almas de los hombres que van a vivir para siempre (Mateo 6:28). Un alma es de más valor que el mundo entero; seguramente, entonces, un alma es de más valor que muchísimas calabaceras. Espiritualmente el punto de comparación es: la necesidad que Jonás tenía para entonces del follaje de la calabacera—por poca que fuese la falta de ella en otros tiempos—ahora era imprescindible para su comodidiad, y casi para su vida. Asimismo, ya que Nínive, como ciudad, teme a Dios y se vuelve a él, la causa de Dios necesita de Nínive, y sufriría por la destrucción de ella, así como el bienestar material de Jonás adolecía porque se marchitó la planta. Si hubiera alguna esperanza de que Israel fuera despertado por la destrucción de Nínive, para cumplir su alto destino de ser luz al paganismo circundante, entonces no hubiera habido la misma necesidad para la causa de Dios de la preservación de Nínive (aunque siempre ha habido la necesidad de salvar a los arrepentidos). Pero por cuanto Israel, habiendo sufrido los juicios, con el retorno de la prosperidad vuelve a la apostasía, el medio necesario para vindicar la causa de Dios y provocar a Israel a celos, si fuere posible, es el ejemplo del arrepentimiento repentino de la gran capital del paganismo a la primera amonestación, y del consiguiente perdón de la misma. De esta manera Israel vería transplantado el reino de los cielos desde su antiguo asiento a otro que voluntariamente diese sus frutos espirituales. Las noticias que Jonás llevó de regreso a sus compatriotas, del arrepentimiento y salvación de Nínive, de ser entendidas con fe, serían mucho más capaces para hacer volver a Israel al servicio de Dios que las noticias de la destrucción de ella. Israel fracasó en aprender la lección, y así fué arrojado de su tierra. Pero ni esto fué un mal sin mitigar. Jonás fué un tipo así de Cristo, como también de Israel. Jonás a pesar de ser un desechado, en Nínive fué altamente honrado por Dios; del mismo modo la condición de Israel de desechado no resultaría un impedimento para servir todavía a la causa de Dios, siempre que le fuera fiel a él. Lo fueron así en Babilonia Ezequiel y Daniel; y los judíos esparcidos en todos los países como testigos del único Dios verdadero, abrieron el camino para el cristianismo, en tal forma que éste se difundió con una repidez que de otra manera no hubiera sido probable. (Fairbairn.) que no conocen su mano derecha ni su mano izquierda—niños de menos de tres o cuatro años de edad (Deuteronomio 1:39). Ciento veinte mil de éstos darían, si se calcula que eran un quinto del total, una población total de 600.000. muchos animales—Dios cuida también de las bestias brutas, de lo cual el hombre toma poca cuenta. Estos en sus maravillosos poderes y utilidad, están muy por encima de la planta por la que Jonás tanto se preocupaba. Sin embargo, nada le importa la destrucción de ellas, ni la de los niños inocentes. Lo abrupto de la clausura del libro es más notablemente sugestivo que si el pensamiento hubiese seguido en detalle.


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Jonás 4

IV. EGOíSMO. EL DISCIPLINAR DE DIOS, 4:1-11

1. El profeta enojado, 4:1-4

El capítulo comienza con una manifestación del egoísmo del profeta y su nacionalismo estrecho. Como el pecado de David “desagradó” a Dios (2Sa 11:27) la misericordia de Dios desagradó al profeta rebelde. La palabra enojó viene de un verbo que significa “estar caliente o prenderse” (jarah H2734). El enojo era como fuego dentro de Jonás. Al fin Jonás reconoce el motivo de su intento de huir de la presencia de Dios. No quería que los asirios gozaran de la misericordia de Dios ni ser mensajero de Dios a ellos. En verdad, de todos los enemigos de Israel los asirios eran los más crueles; no solamente destruyeron la ciudad de Samaria y deportaron a sus habitantes sino que pusieron otra gente en la tierra de manera que los judíos ni siquiera tenían patria a la cual regresar. No solamente Jonás tendría fuertes prejuicios contra ellos; muchos de sus compatriotas tampoco hubieran ido a darles un mensaje de parte de Dios.

Otro factor que afectó a Jonás era su conocimiento de la naturaleza de Dios. Una de las tradiciones más viejas de la Biblia describe a Dios con las mismas cualidades (Exo 34:6-7 y Job 86:5, Job 86:15; Job 103:8; Joe 2:13). Dios es clemente porque muestra su favor a los justos y a los injustos, es compasivo porque tiene un amor benévolo para toda la humanidad. Es paciente, lento para la ira, y grande en misericordia, que es el amor leal dispuesto a redimir al hombre de su pecado y entrar en pacto con él para siempre.

Entonces como Moisés y Elías habían hecho antes, Jonás pidió que Dios le quitara la vida (Num 11:10-15 y 1Ki 19:4). Es triste ver una oración tan distinta de su oración del capítulo 2. Viendo al “viejo Jonás” del cap. 1, podemos ver que obedeció el mandamiento de Dios porque sabía que no se puede huir de la presencia de Dios, pero quería morir antes de ver la salvación de los asirios.

La pregunta de Dios es una manera suave y compasiva de reprender al profeta. Debe moverlo a reconocer que su posición es absurda y a reflexionar sobre lo que él ya sabe es la naturaleza de Dios. Jonás no dijo nada y era evidente que Dios tendría que trabajar aún más con su mensajero rebelde.

Nínive, una ciudad grande

La ciudad de Nínive era la capital del imperio asirio, edificado al lado del río Tigris, en la parte norteña de lo que hoy en día es Iraq. Los arqueólogos dicen que la ciudad fue ocupada siglos antes de Cristo y llegó a ser capital de Asiria durante el reinado de Senaquerib (704-681 a. de J.C.).

Para las personas que vivían en Israel y Judá en aquel entonces Asiria era el país más cruel. Después de derrotar a Israel en el 722 a. de J.C. por poco capturan Jerusalén (2 Rey. 18, 19). La profecía de Nahúm demuestra el miedo y el odio que los judíos tenían para los asirios por su violencia y el terrorismo con que atacaban a sus enemigos. Nahúm le da el mensaje de Dios a la odiada Nínive, Pero acerca de ti, Jehová ha mandado : “Nunca más sea mencionado tu nombre. De la casa de tu dios destruiré los ídolos y las imágenes de fundición, y la convertiré en sepulcro; porque fuiste vil“ (Nah 1:14). Termina su profecía con las palabras tan penetrantes, No hay medicina para tu quebranto; tu llaga es incurable (Nah 3:19a).

La ciudad de Nínive cayó frente al ataque del ejército combinado de medos y babilonios en el 612 a. de J.C.

2. La ilustración gráfica,Nah 4:5-8

Puesto que Jonás era una persona tan terca es posible que él haya interpretado la pregunta de Dios como si esta significara que Dios no estaba engañado por el arrepentimiento falso de la gente, y que después de los 40 días la destrucción efectivamente caería sobre Nínive. Hizo una enramada semejante a las que los judíos hicieron para celebrar la fiesta de Tabernáculos. ¿Se puede imaginar el efecto psicológico sobre la gente de Nínive al ver al profeta de “malas noticias” esperando sobre una loma para ver los resultados de su profecía?

Una vez más vemos la intervención directa de Dios en la vida de Jonás; pues Jehová dispuso el crecimiento de una planta de ricino. Tal como había enviado la tempestad y el gran pez, y haciendo uso del mismo verbo hebreo que en el 1:17, Dios mandó otro fenómeno de la naturaleza. Se ve que Jonás no era buen constructor puesto que su enramada no le dio toda la sombra que necesitaba para refugiarse del sol del Medio Oriente. El ricino se distingue por sus hojas anchas y su rápido crecimiento. De nuevo vemos una nota del humor fino que caracteriza al libro. Un autor argentino observa que a veces no se sabe si Jonás es profeta o payaso (ver bibliografía). Jonás se pone muy contento por la planta que hace su tiempo de espera más cómodo. Parece que pone más valor sobre las cosas que sobre las personas, especialmente la gente de Nínive.

Su felicidad duró poco. Después de apenas 24 horas Dios dispuso el gusano que destruyó la planta de igual manera que Jonás pensaba que Dios haría con Nínive. En seguida Dios envió un sofocante viento oriental, el viento seco del desierto que llena el aire de polvo y calor. Aún hoy en día los habitantes de esa zona dicen que este viento los deprime cuando llega. Se nota el humor del autor cuando por perder su comodidad el profeta pide de nuevo la muerte. Es una cosa de lamentar la liberación de los enemigos tradicionales de Israel o ser señalado como profeta falso; pero Jonás demuestra una actitud muy superficial sobre la vida al pedir la muerte por tener calor y sed.

3. La aplicación de la ilustración, 4:9-11

Otra vez Dios hace la misma pregunta del 4:4 pero esta vez con referencia a la planta. Por su respuesta Jonás demuestra su falta de madurez. El egoísmo excesivo siempre procede de la falta de madurez. Dios le demuestra que su actitud es absurda. Se desespera sobre la pérdida de una planta que ni siquiera él sembró ni cultivó; cuánto más debe pensar Dios en miles de personas que él ha creado a su imagen y semejanza. Se ve a Jonás como una persona muy impulsiva con muchos prejuicios y ahora con su escala de valores totalmente confundida.

La expresión más de l20.000 personas que no distinguen su mano derecha de su mano izquierda ha sido interpretada con el significado que, además de los adultos, había esta cantidad de niños demasiado pequeños para tener criterio moral. Si era así, la población total pudiera haber sido más de 600.000, que no sería imposible si uno tomara en cuenta las muchas poblaciones alrededor del centro de la ciudad. No obstante la cifra podría hacer referencia a los que no habían recibido la instrucción moral que Dios mandó a Israel a compartir con las naciones (Gen 12:3).

La lección de la ilustración es bien clara; el Señor de toda la tierra ama a toda su creación incluso a los animales. Para los hebreos de la época del AT era una conclusión revolucionaria. Si el Señor de Israel es también el Dios de Nínive, ¿dónde están nuestros privilegios? ¿Tenemos que compartir el amor y el cuidado de Dios con gente de todas las naciones? Como bien ha dicho un autor, hay un poco de Jonás en el corazón de cada uno de nosotros, engañándonos con nuestros prejuicios y tradiciones inválidas.

Como una de la parábolas del Señor Jesús, el libro termina de repente. El mensaje resalta con claridad. El exclusivismo que restringe el amor universal de Dios está destinado a fracasar totalmente; el amor y la misericordia de Dios se extienden a cada persona sobre la faz de la tierra. Como bien se ha dicho, el libro termina mostrando el contraste entre Dios y Jonás. Dios desea salvarlos a todos, mientras Jonás quiere salvar a algunos; el punto de vista de Dios es universal, el de Jonás es particular. Entre Jonás y Dios había un conflicto de voluntad. Jonás no negó el sueño de Isaías y Miqueas, que un día gente de todas las naciones va a correr al monte de la casa de Jehová (Isa 2:1-4; Mic 4:1-3). Como tantos en aquel entonces y hoy en día, pensó que Dios haría todo en la Era Mesiánica, no vió el imperativo de ser un pueblo misionero. Utilizando la figura del profeta rebelde, y un tanto cómico, el autor escribe un reto al pueblo de Israel llamándolos a cumplir con su tarea misionera a las naciones. Si no se cumpliera con dicha misión, Israel negaría el propósito de su elección a ser el pueblo de Dios. El libro no se escribió tanto para mostrar la compasión de Dios sino para desafiar a Israel a cumplir su destino como profeta a las naciones. Todos nosotros como cristianos somos herederos de esta misión profética al mundo entero.

Joya bíblica

¿Y no he de preocuparme yo por Nínive, aquella gran ciudad, donde hay más de 120. 000 personas que no distinguen su mano derecha de su mano izquierda, y muchos animales? (Mic 4:11).




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