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Números 36 - Comentario Bíblico de Matthew Henry vs Mundo Hispano

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Números 36

Números 36 - Introducción

* La herencia de las hijas de Zelofehad. (1-4) Las hijas de Zelofehad deben casarse en su propia tribu. (5-12) Conclusión. (13)

Números 36:1-4

1-4 Los jefes de la tribu de Manasés representan el mal que podría seguir, si las hijas de Zelofehad se casaran con otras tribus. Buscaron preservar el nombramiento divino de las herencias, y que las disputas y las disputas no deberían surgir entre los que vendrían después. Es la sabiduría y el deber de aquellos que tienen propiedades en el mundo, establecerlas y disponer de ellas, para que no surjan conflictos ni contiendas.

Números 36:5-12

5-12 Aquellos que consultan los oráculos de Dios, con respecto a la seguridad de su herencia celestial, no solo se les indicará qué hacer, sino que sus preguntas serán graciosamente aceptadas. Dios no tendría una tribu enriquecida a expensas de otra. Cada tribu debía mantener su propia herencia. Las hijas de Zelofehad se presentaron a esta cita. ¿Cómo podrían fallar en casarse bien, cuando Dios mismo los dirigió? Deje que el pueblo de Dios aprenda cuán apropiado y apropiado es, como las hijas de Israel, unirse solo a su propio pueblo. No todos los verdaderos creyentes, Israel, deben unirse solo a su propio pueblo. ¿No deberían todos los verdaderos creyentes en Jesús estar muy atentos en las relaciones cercanas y tiernas de la vida, estar unidos solo a los que están unidos al Señor? Todas nuestras intenciones e inclinaciones deben estar sujetas a la voluntad de Dios, cuando eso se nos dé a conocer, y especialmente al contraer matrimonio. Aunque la palabra de Dios permite el afecto y la preferencia en esta importante relación, no sanciona esa pasión tonta, ingobernable e idólatra, a la que no le importa cuál sea el final; pero en desafío a la autoridad, determina la autogratificación. Toda conducta de este tipo, aunque disfrazada, va contra el sentido común, los intereses de la sociedad, la felicidad de la relación matrimonial y, lo que es aún más malo, contra la religión de Cristo.

Números 36:13

13 Estos son los juicios que el Señor ordenó en las llanuras de Moab. La mayoría de ellos estaban relacionados con el asentamiento en Canaán, en el que los israelitas estaban entrando ahora. Cualquiera que sea la nueva condición en la que Dios, por su providencia, nos lleve, debemos rogarle que nos enseñe sus deberes y que nos permita hacerlos, para que podamos hacer el trabajo del día en su día, el deber de un colocar en su lugar.


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Números 36

(6) La herencia de la tierra, 36:1-13 (ver 27:1-11). La intención de Dios es que su pueblo tenga la tierra prometida como su posesión perpetua (ver 33:53). Cada tribu, clan y familia recibirá su porción de la tierra, que es su heredad, su propia posesión perpetua (ver vv. 7, 9). Este es el propósito de la ley del año de jubileo en Levítico 25. Se toma en cuenta el hecho de que habrá situaciones cuando una familia puede vender el uso de la tierra a causa de una necesidad apremiante. Pero por lo menos cada 50 años, los terrenos deben ser devueltos a la familia a la cual fueron asignados originalmente.

El problema, 36:1-4. Los jefes del clan de Galaad, parte del clan de Maquir de la tribu de Manasés, citan la regla dada en 27:1-11 que permite que las hijas de Zelofehad hereden la porción de su padre. Pero si estas hijas se casan con hombres de otras tribus, su heredad pasará a la tribu de su marido. Entonces se anulará el principio de repartir a cada tribu su propia porción de la tierra como su herencia perpetua.

La respuesta, 36:5-7. Moisés, al escuchar el problema, consulta con Dios como siempre. Recibe la respuesta de que las hijas de Zelofehad deben casarse dentro de su propia tribu.

El principio, 36:8, 9. Como en el caso del pedido de las hijas de Zelofehad, este caso particular establece un precedente que se observa como regla general: cualquiera hija que posea una heredad debe casarse dentro de su clan y tribu para que cada tribu quede ligada a su propia heredad.

El cumplimiento, 36:10-12. Las hijas de Zelofehad obedecen esta regla y el problema queda resuelto.

La conclusión, 36:13. Esta última sección del libro empezó en 33:50 con la afirmación: Entonces Jehová habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó (ver también 35:1). La observación en el v. 13 entonces se refiere a esta última unidad del libro y sirve como conclusión. Afirma una vez más que el contenido de esta sección legal viene, en su esencia, de los tiempos de Moisés mismo y no de una época posterior.

Hay que recordar que el pedido de las hijas de Zelofehad en 27:1-11 es seguido inmediatamente por el mandato de Dios a Moisés de que señale a Josué como su sucesor y que se prepare para morir (27:12-21). La mención otra vez de las hijas de Zelofehad trae a la memoria el hecho de que la muerte de Moisés se acerca. El libro de Deuteronomio relata tres discursos dados por Moisés al pueblo en los campos de Moab, aparentemente en los últimos días de su vida. Finalmente en Deu 31:1-23 tenemos un relato de la delegación del cargo de Moisés a Josué, y en 32:48-52 y 34:1-12 un relato de la muerte de Moisés. Así que este pasaje sirve para indicar que la historia de Números sigue en el libro de Deuteronomio. Hay que recordar que el libro de Números forma parte de una obra mayor, el Pentateuco.

No obstante, cada libro del Pentateuco tiene sus propios énfasis distintos. Uno de estos énfasis en el libro de Números es la buena tierra, la tierra que fluye leche y miel, que Dios ha prometido dar a su pueblo. Toda la última unidad del libro (33:50-36:13) tiene que ver con el tema de la tierra: su conquista, su repartición, su extensión y finalmente su carácter como dádiva permanente de Dios a su pueblo. En 36:7, 9 se repite el principio de que cada tribu y cada israelita se mantendrá ligado a su heredad. Como las otras leyes, la demanda implica que Dios hará posible su cumplimiento. Por lo menos mientras el pueblo es fiel y obediente a Jehová, cada miembro del pueblo puede tener la seguridad de permanecer en la tierra, en su propia herencia. Así que el pueblo tiene la seguridad de que Dios cumplirá su promesa a Abraham en Gen 17:8 : Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tu descendencia después de ti... toda la tierra de Canaán. Con esta nota de esperanza, el libro termina.

Pero al final del libro de Números, la posesión de la tierra todavía queda en el futuro. Israel es un pueblo ya redimido de la esclavitud en Egipto, pero todavía es un pueblo peregrino en marcha hacia la tierra prometida. Por eso, las experiencias de Israel en el libro de Números sirven para nosotros como un tipo de la peregrinación del pueblo cristiano actual. Ya hemos sido redimidos de la esclavitud al poder del pecado y la muerte, pero todavía esperamos ansiosamente la realización plena de nuestra redención (ver Rom 8:18-25). ¿Cómo debemos vivir durante este ínterin? El libro de Números nos enseña que debemos vivir en fe y esperanza, y que esta fe debe manifestarse en una vida santa y en acciones específicas de obediencia a Dios. Así podemos tener la seguridad de que Dios cumplirá sus promesas y de que nosotros también entraremos en la tierra prometida del descanso eterno de Dios.




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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Comentario Bíblico Mundo Hispano

7000 Alabama St. El Paso, TX 79904, Copyright 2000 © Editorial Mundo Hispano

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