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Juan 21 - Comentario Crítico y Explicativo Conciso vs Mundo Hispano

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Juan 21

DETALLES SUPLEMENTARIOS. (Se ha sostenido que este capítulo ha sido añadido por otra mano, contra clara evidencia en contra, por algunos críticos modernos, principalmente porque el evangelista había concluído su parte de la obra con el cap. 20:30, 31. Pero ni en las Epístolas del Nuevo Testamento, ni en otros autores buenos, es inusitado intercalar asuntos suplementarios, y por consiguiente, tener más de una sola terminación].

1, 2. Después se manifestó Jesús … y manifestóse de esta manera—Esta forma de hablar indica que después de su resurrección, él no se mostraba sino ocasional e inesperadamente, y de manera sobrenatural, mas real y corporalmente. Natanael—Véase la nota acerca de Mateo 10:3.

3-6. Díceles Simón: A pescar voy—Véase la nota acerca de Lucas 5:11. aquella noche no cogieron nada—como cuando la primera pesca milagrosa (véase la nota acerca de Lucas 5:5); sin duda así dispuesto por Dios para que el milagro los impresionara tanto más por el contraste. El mismo principio se ve en operación durante gran parte del ministerio de Cristo, y es en efecto una gran lev del proceder espiritual de Dios con su pueblo.

4. Jesús se puso—Cf. cap. 20:19, 26. mas los discípulos no entendieron que era Jesús—Tal vez había habido algún intervalo considerable desde la última manifestación, y habiéndose puesto de acuerdo para volver a su empleo secular, ellos no estaban preparados para verlo. Mozos—Este término no lo identificaría necesariamente, por no ser inusitado de parte de alguna persona de rango superior; pero cuando ellos lo reconocieran, se darían cuenta de que esto era muy propio de su Maestro. ¿tenéis algo de comer?—“provisiones”, “abastecimientos”, queriendo decir en este caso0 pescado. Respondiéronle: No—Esto fué en su estilo acostumbrado, haciendo que ellos dijeran su situación, para prepararlos así para lo que venía.

6. Y él les dice: Echad la red a la mano derecha del barco—sin duda, por esta dirección concreta, queriendo revelarles su conocimiento del mar y su poder sobre él.

7-11. aquel discípulo, al cual amaba Jesús, dijo a Pedro: El Señor es—nuevamente teniendo la ventaja de su hermano en la celeridad de reconocimiento (véase el cap. 20:8), a ser seguido por una actividad en Pedro muy propia de él. estaba desnudo—con solamente la ropa interior. echóse a la mar—en la parte poco profunda, a menos de cien metros de la ribera (v. 8); no pensando nadar, sino llegar a Jesús más pronto que en el barco lleno, el cual difícilmente podían llevar remando hasta la ribera.

9. vieron ascuas puestas, y un pez encima de ellas, y pan—Cotejando esto con 1 Reyes 19:6, y pasajes similares, aparecerán los medios invisibles por los cuales Jesús hizo esta provisión.

10. Díceles Jesús: Traed de los peces que cogisteis ahora—Obsérvese la provisión doble así lograda: la de él y la de ellos. El significado de esto tal vez aparecerá luego.

11. Subió Simón Pedro—a bordo. y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres: y siendo tantos, la red no se rompió—La referencia manifiesta aquí a la pesca milagrosa anterior (Lucas 5:1), nos da la clave a esta escena. Allí la pesca fué simbólica del éxito de su mínisterio futuro: Mientras un “temor le había rodeado [a Pedro], y a todos los que estaban con él, de la presa de los peces que habían tomado … Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora pescarás hombres.” También, cuando fueron llamados la primera vez, en el acto de echar “la red en la mar; porque eran pescadores”, la misma referencia simbólica fué hecha a su ocupación secular: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. (Mateo 4:18). Aquí, entonces, si solamente tenemos en cuenta la misma referencia simbólica, será claro todo el propósito de esta escena. La multitud y el tamaño de los peces que ellos tomaron, simbólicamente prefiguraban el inmenso éxito de su ministerio que ya estaba acercándose, y ésta sólo como un principio de futuras pescas, por medio del ministerio cristiano, hasta que “la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren la mar.” Y mientras que, en la primera ,pesca milagrosa, la red “se rompía” por el peso de lo que contenía—expresivo de la dificultad con que, después de “pescados los hombres”, ellos serían capaces de retener, o evitar que escaparan para volver al mundo—aquí, “siendo tantos, la red no se rompió”, ¿no nos hace recordar dichos como éstos (cap. 10:28): “Yo les doy [a mis ovejas] vida eterna; y no perecerán para siempre ni nadie las arrebatará de mi mano”? [Luthardt]. Pero no por medio del ministerio cristiano son juntados todos los discípulos verdaderos. Jesús mismo, por métodos invisibles, recoge a algunos, quienes después son reconocidos por los pescadores de hombres ya constituídos, y quienes participan de los frutos de sus labores. Y ¿no son éstos simbolizados por aquella porción del refrigerio galileo que hallaron los pescadores, de algún modo invisible, ya preparada para ellos.

12-14. Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor—dando a entender que les habría gustado oírle decir: “Yo soy”; pero teniendo evidencia tan convincente, ellos tenían miedo de ser censurados por “su incredulidad y dureza de corazón”, si osaran hacerle la pregunta.

13. toma el pan, y les da; y asimismo del pez—Véase la nota acerca de Lucas 24:30.

14. Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos—a sus discípulos reunidos; pues si contamos sus apariciones a discípulos individuales, serían más veces.

15-17. Y cuando hubieron comido, Jesús dijo—Parece que el silencio había reinado durante la comida; ininterrumpido por parte de él, para que por su observación muda de él tuvieran ellos tanto más comprobada la seguridad de su identidad; y de parte de ellos, por cortedad reverente de hablar mientras él no hablara. Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?—refiriéndose cariñosamente a aquellas palabras tristes de Pedro, un poco antes que negara a su Señor: “Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado” (Mateo 26:33), y pensando por esta alusión traer toda la escena viva ante su mente, y avergonzarlo. Si, Señor: tú sabes que te amo—El no agrega “más que éstos”, pero antepone una apelación afectuosa a la misma omnisciencia del Salvador por la verdad de su protestación, lo que hace que sea totalmente diferente de su dicho anterior. Dícele: Apacienta mis corderos—Es seguramente equivocado considerar este término como un mero diminutivo de cariño, y como queriendo decir lo mismo que “las ovejas” [Webster y Wilkinson]. Está mucho más de acuerdo con la usanza entender por “corderos” los discípulos jóvenes y tiernos, ya sea en edad o en experiencia cristiana (Isaías 40:11; 1 Juan 2:12), y por las “ovejas” los más maduros. ¿Diremos (con muchos) que Pedro fué rehabilitado aquí en su puesto? No exactamente, puesto que en realidad no fué excluído de él. Pero después de un comportamiento como el de él, después de la profunda herida que había recibido el honor de Cristo, la mancha traída sobre su puesto, el daño hecho a su alta posición entre los hermanos, y aun su propio consuelo, en perspectiva de la gran obra delante de él, hacía falta alguna renovación semejante de su llamamiento y restablecimiento de su posición

16. Vuélvele a decir la segunda vez …¿me amas? etc.—En esta segunda repetición, aunque se pensaba reabrir la herída, no se repiten las palabras “más que éstos”; porque Cristo es médico tierno como también hábil, y el silencio de Pedro sobre este punto fué confesión bastante de su pecado y locura. Como Pedro repite su protestación en las mismas palabras, el Señor se eleva más alto en la manifestación de su gracia restauradora. Apacienta mis ovejas—Se ha dicho que la palabra aquí es cambiada a propósito de una usada en el v. 15, que quíere decir simplemente dar de comer “ a los corderos”, a una que quiere decir atender, cuidar como pastor, dando a entender el ejercicio permanente, continuado de aquella vocación, y en sus funciones más elevadas.

17. Dícele la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Entristecióse Pedro de que le dijese la tercera vez, etc.—Esta fué la incisión más honda del médico en la herida, cuando Pedro todavía sentía el dolor de los dos sondeos anteriores. Hasta ahora Pedro no se había dado cuenta todavía del objeto de esta serie de sondeos. La tercera vez lo revela todo, trayendo ante su vista tal arremetida de tristes recuerdos de que “tres veces negó que lo conocía” que lo siente en lo más vivo. Convenía que lo sintiera; se quería que lo sintiese. Pero logrado su propósito, el diálogo doloroso termina con un grato: “Apacienta mis ovejas”; como si dijera el Señor: “Ahora, Simón, se ha disipado la última manchita de la nube que te hacía sombra desde aquella noche de noches: Desde ahora eres para mí y mi obra como si no hubiese acaecido aquella escena.”

18, 19. Cuando eras más mozo—abarcando todo el período de la vida hasta el borde de la vejez. te ceñías, e ibas donde querías—eras dueño de ti mismo. cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos—para ser atado para la ejecución, aunque no necesariamente en una cruz. Sin embargo, no hay motivo para dudar la tradición antigua de que Pedro murió crucificado. esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios—No es pues una mera predicción de la manera de su muerte, sino del honor que sería conferido a él por morir en nombre de su Señor. Y, en efecto, sin duda, esta predicción fué propuesta para sellar su triple restauración: “Sí, Simón, no sólo darás a comer a mis corderos y atenderás a mis ovejas, sino después de una larga carrera de tal servicio, serás contado digno de morir por el nombre del Señor Jesús.” Y dicho esto, dícele: Sígueme—Uniendo así esta predicción con la invitación a seguirlo, indicaría el evangelista el sentido más profundo en el cual fué entendido este llamamiento, de no acompañarlo meramente en aquel momento, sino de venir en pos de él “llevando su cruz”.

20, 21. Volviéndose Pedro—indicando que él seguía inmediatamente como se le mandó. ve a aquel discípulo al cual amaba Jesús que seguía, el que también se había recostado a su pecho en la cena, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?—El evangelista hace estas alusiones a la familiaridad peculiar a la cual había sido admitido en la más memorable de todas las ocasiones, tal vez afectuosamente para dar razón de la pregunta un tanto osada de Pedro acerca de él; lo que es más bien probable, como fué por la sugestión de Pedro, que Juan hizo la pregunta acerca del traidor que aquí se recuerda (cap. 13:24, 25). Pedro … dice a Jesús: Señor, ¿y éste, qué?—“¿Qué de este hombre”? o, “¿Cómo le irá a él?”

22, 23. Dícele Jesús: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú—Por el hecho de que Juan solo de los Doce sobrevivió la destrucción de Jerusalén, y así fué testigo de aquella serie de acontecimientos que pertenece a “los últimos días”, muchos intérpretes buenos creen que ésta es una predicción virtual del hecho, y no una mera suposición. Pero esto es muy dudoso, y parece más natural considerar que nuestro Señor no pensaba dar ninguna indicación positiva de la suerte de Juan, sino que era un asunto que pertenecía al Señor de los dos, quien lo revelaría o lo encubriría según creyera propio, y que le correspondía a Pedro prestar atención a sus asuntos propios. De acuerdo con esta interpretación, en el “sígueme ”, la palabra “tú” es enfática. Nótese la disposición absoluta de la vida humana que pretende Cristo como suya por derecho: “Si quiero que él quede hasta que yo venga”, etc. Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no había de morir—creencia en la cual ellos cayeron tanto más fácilmente por la expectativa general de que la segunda venida de Cristo estaba entonces cerca. Mas Jesús no le dijo, No morirá—El evangelista es celoso por el honor de su Señor, el cual se podría creer que la muerte de Juan comprometería, si tal malentendido no fuera corregido.

24, 25. LA TERMINACION FINAL DE ESTE EVANGELIO. Este es aquel discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas—identificando así al autor de este libro con todo lo que dice de este discípulo—y sabemos que su testimonio es verdadero—Cf. cap. 19:35. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús—Véase el cap. 20:30, 31. si se escribiesen cada una … pienso—expresión usada para dar a entender que lo que sigue no hay que tomarlo demasiado literalmente. ni aun en el mundo … cabrían los libros, etc.—no una expresión meramente hiperbólica, distinta de la sublime sencillez de este escritor, sino dicho para hacer entender al lector que, aun ahora cuando él había terminado de escribir, le parecía que faltaba mucho para agotar todos los materiales; que él mismo estaba rebosando, y podría multiplicar “Evangelios” hasta casi cualquier extensión dentro de los límites estrictos de lo que “Jesús hizo”. Pero en la limitación de estas Historias incomparables, en cuanto a número, hay tanto de aquella sabiduría divina que ha presidido y penetra los oráculos vivos, como en su variedad y plenitud.

TABLA CRONOLOGICA DE LOS MILAGROS DE CRISTO

Sobre el orden de algunos de los Milagros y de las Parábolas de nuestro Señor, habiendo escasos datos, existe considerable diferencia de opinión.

MILAGROS

Dónde se verificaron

Dónde se relatan

El agua hecha vino

Caná de Galilea

Joel 2:1

Los comerciantes arrojados del templo

Jerusalén

Joel 2:13

El hijo del noble sanado

Caná

Joel 4:46

La primera pesca milagrosa

Mar de Galilea

Lucas 5:1

El leproso sanado

Capernaum

Mateo 8:2; Marco 1:40; Lucas 5:12.

El siervo del centurión sanado

Capernaum

Mateo 8:5; Lucas 7:1

El hijo de la viuda resucitado

Naín

Lucas 7:11

El endemoniado sanado

Capernaum

Marco 1:21; Lucas 4:31

La suegra de Pedro sanada

Capernaum

Mateo 8:14, Mateo 8:15; Marco 1:29; Lucas 4:38

El paralítico sanado

Capernaum

Mateo 9:2; Marco 2:1; Lucas 5:17

El hombre impotente sanado

Jerusalén

Joel 5:1.

El hombre de la mano seca sanado

Galilea

Mateo 12:10; Marco 3:1; Lucas 6:6

El endemoniado ciego y mudo sanado

Galilea

Mateo 12:22; Lucas 11:14

La tempestad calmada

Mar de Galilea

Mateo 8:23; Marco 4:35; Lucas 8:22

Los endemoniados gadarenos sanados

Gadara

Mateo 8:28; Marco 5:1

La hija de Jairo resucitada

El flujo de sangre sanado

Capernaum

Cerca de

Capernaum

}

Mateo 9:18; Marco 5:22; Lucas 8:41

Los dos hombres ciegos sanados

Capernaum

Mateo 9:27

El endemoniado mudo sanado

Capernaum

Mateo 9:32

Los cinco mil alimentados

Decápolis

Mateo 14:13; Marco 6:31; Lucas 9:10; Joel 6:5-14

Jesús camina sobre las aguas

Mar de Galilea

Mateo 14:22; Marco 6:45; Joel 6:15-21

La hija de la mujer sirofenisa

Costas de Tiro y Sidón

Mateo 15:21; Marco 7:24

El sordo y tartamudo sanado

Decápolis

Marco 7:31

Los cuatro mil alimentados

Decápolis

Mateo 15:32; Marco 8:1

Un ciego sanado

Betsaida

Marco 8:22

El joven lunático sanado

Cerca de Cesarea de Filipo

Mateo 17:14; Marco 9:14; Lucas 9:37.

La provisión milagrosa de tributo

Capernaum

Mateo 17:24

Los ojos del ciego de nacimiento abiertos

Jerusalén

Joel 9:1

La mujer enferma desde hacía 18 años sanada

[Perea]

Lucas 13:10

El hidrópico sanado

[Perea]

Lucas 14:1

Los diez leprosos limpiados

Frontera de Samaria

Lucas 17:11

Lázaro resucitado

Betania

Joel 11:1

Los dos mendigos ciegos sanados

Jericó

Mateo 20:26; Marco 10:46; Lucas 18:35

La higuera estéril maldita

Betania

Mateo 21:12, Mateo 21:13, Mateo 21:18, Mateo 21:19; Marco 11:12

Los comerciantes arrojados del templo

Jerusalén

Lucas 19:45, Lucas 19:46

La oreja de Malco sanada

Getsemaní

Mateo 26:51; Marco 14:47; Lucas 22:50, Lucas 22:51; Joel 18:10,11

La segunda pesca

Mar de Galilea

Joel 21:1

TABLA CRONOLOGICA DE LAS PARABOLAS DE CRISTO

PARABOLAS

Dónde se pronunciaron

Dónde se relatan

Los dos deudores

[Capernaum]

Lucas 7:40

El hombre fuerte armado

Galilea

Mateo 12:29; Marco 3:27; Lucas 11:21, Lucas 11:22.

El espíritu inmundo

Galilea

Mateo 12:43; Lucas 11:24

El sembrador

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:3, Mateo 13:18; Marco 4:3, Marco 4:14; Lucas 8:5, Lucas 8:11

La cizaña y el trigo

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:24, Mateo 13:36

El grano de mostaza

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:31, Mateo 13:32; Marco 4:30; Lucas 13:18, Lucas 13:19

La semilla que crece secretamente

Costa del Mar de Galilea

Marco 4:26

La levadura

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:33; Lucas 13:20, Lucas 13:21

El tesoro escondido

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:44

La perla de gran precio

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:45, Mateo 13:46

La red de pescar

Costa del Mar de Galilea

Mateo 13:47

El siervo cruel

Capernaum

Mateo 18:21

El buen samaritano

Cerca de Jerusalén

Lucas 10:29

El amigo de media noche

Cerca de Jerusalén

Lucas 11:5

El rico insensato

Galilea

Lucas 12:16

La higuera estéril

Galilea

Lucas 13:6

La gran cena

Perea

Lucas 14:15

La oveja perdida

Perea

Mateo 18:12; Lucas 15:3

La moneda perdida

Perea

Lucas 15:8

El hijo pródigo

Perea

Lucas 15:11

El buen pastor

Jerusalén

Joel 10:1

El mayordomo infiel

Perea

Lucas 16:1

El rico y Lázaro

Perea

Lucas 16:19

Los siervos inútiles

Perea

Lucas 17:7

La viuda insistente

Perea

Lucas 18:1

El fariseo y el publicano

Perea

Lucas 18:9

Los obreros de la viña

Perea

Mateo 20:1

Las minas

Jericó

Lucas 19:11

Los dos hijos

Jerusalén

Mateo 21:28

Los labradores malvados

Jerusalén

Mateo 21:33; Marco 12:1; Lucas 20:9

Las bodas del hijo del rey

Jerusalén

Mateo 22:1

Las diez vírgenes

Monte de Olivas

Mateo 25:1

Los talentos

Monte de Olivas

Mateo 25:14


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Juan 21

VIII. EPíLOGO, 21:1-25

Todo este capítulo es particular a Juan. Hay un consenso prácticamente unánime de que el cap. 21 de Juan es un epílogo al Evangelio (caps. 1—20). Pero no se conoce un mss. en que no aparece este capítulo. Morris, Plummer, Hovey, Guthrie y muchos otros opinan que el mismo autor escribió todo el Evangelio, excepto los últimos dos versículos. En cambio, muchos otros sostienen que el cap. 21 fue escrito por otra persona o personas.

Tres evidencias importantes que apoyan la tesis de que el cap. 21 es un epílogo son: los últimos dos versículos del cap. 20 presentan un clímax efectivo; las apariciones de Jesús relatadas en el cap. 20 no parecen presuponer Juan 21; y el último capítulo contiene dentro de sí el propósito y la manera en que fue agregado. Parece que este capítulo fue escrito con el propósito de responder a algunas dudas o críticas que surgieron de los capítulos anteriores. Por ejemplo, circularon algunos malentendidos en relación con la demora de la parousía y la muerte de los líderes apostólicos, los cuales fueron corregidos. Algunos consideran que uno de los propósitos principales que hace necesario el cap. 21 es la restauración de Pedro. También la autoridad del Evangelio y su autenticidad fueron reforzadas y defendidas. Además, este capítulo agrega una aparición en Galilea, mientras que las del capítulo anterior se realizaron sólo en Judea. Algunos opinan que el autor, enterado ya de que los Sinópticos se concentraban en las apariciones en Galilea, quiso agregar una de su conocimiento que tuvo lugar en Galilea.

Moffatt, Bultmann y otros sugieren que ciertos aspectos del vocabulario y estilo del cap. 21 señalan la posibilidad de que una mano distinta a la de los capítulos anteriores estaba escribiendo. Witherington es más definido, afirmando que hay unas 28 palabras y numerosas frases en el cap. 21 que no se encuentran en la capítulos anteriores. También, según varios autores, las referencias a la paternidad en 21:24-25 hacen plausible el suponer que este capítulo fuera agregado por el editor final quien redactó todo el Evangelio. Plummer, en cambio, menciona nada menos que 25 “marcas” que tienden a mostrar que el cap. 21 fue escrito por el apóstol Juan. Guthrie apoya a Plummer en esta conclusión.

Culpepper presenta la tesis de varios autores contemporáneos quienes opinan que el Evangelio fue escrito en varias etapas durante un período extendido por miembros de la comunidad juanina, basándose en los testimonios del apóstol Juan. Si esta tesis se acepta, el cap. 21 representaría la última etapa, el cual es claramente juanino en su vocabulario y estilo. BeasleyMurray agrega que es más sencillo asumir que otro, no el evangelista, escribió el cap. 21.

1. La pesca milagrosa, 21:1-14

El escenario de la pesca milagrosa se sitúa en Galilea, sobre el mar de Tiberias, cuyo nombre se toma de un pueblo construido por Herodes (aprox. 25 d. de J.C.) en honor a Tiberio César, sobre la orilla sudoeste del mar. Sólo el Evangelio de Juan emplea este nombre al referirse al mar de Galilea (ver 6:1, 23; 21:1), o el “lago de Genesaret” en los Sinópticos (Luk 5:1; ver Mat 14:34; Mar 6:53). Es el relato más extendido que tenemos sobre una aparición del Señor. El carácter principal en el relato, además de Jesús, es Simón Pedro. Como en la aparición a María Magdalena, los discípulos demoraron en reconocer a Jesús.

La expresión general y ambigua Después de esto (ver 3:22) no parece tener una relación directa con los capítulos anteriores. El verbo se manifestó, “se mostró” o literalmente “manifestó a sí mismo”, muy común en los escritos juaninos (ver 7:4; 11:33, 55; 13:4; 1Jo 3:3; Apoc. 6:15; 8:6; 19:7), se repite en este versículo y se refiere a una aparición. Este verbo se refiere a Dios o a Cristo frecuentemente en el NT. Hasta ahora Jesús había manifestado su gloria, pero ahora se manifiesta a sí mismo en su estado glorificado. Nótese que este sección comienza y termina con esta expresión (v. 14). Vincent acota que en las múltiples referencias donde se usa este verbo no sólo apela a los sentidos físicos, sino se dirige a la percepción espiritual y contempla un efecto moral y espiritual. BeasleyMurray, Morris y otros opinan que todo el versículo tiene el efecto de anunciar un tema: “Jesús se manifestó”. Los discípulos estaban en Galilea en obediencia del mandato de Jesús (ver Mar 14:28; Mar 16:7). Aparentemente se fueron de Judea después de la aparición a los discípulos en el aposento alto, estando presente Tomás (ver 20:26-29).

Quizás que se hable de siete discípulos debe verse como simbólico y representativo de los once, si no de todo el cuerpo de discípulos. El nombre completo Simón Pedro (v. 2) es la manera común con que Juan se refiere a este discípulo, pero Jesús lo llama “Simón, hijo de Jonás”. Tomás llamado Dídimo, o mellizo, se menciona en 11:16; 14:5; y 20:24. Natanael no se menciona fuera de este Evangelio (ver 1:45) y solo aquí se establece que era de Caná de Galilea. Los hijos de Zebedeo, Juan y Jacobo (ver Mat 4:21), no se mencionan por nombre en este Evangelio, pero se asume que son conocidos. Una posible explicación es la reticencia de Juan en relación con su persona y su familia. Hovey comenta que, si este capítulo hubiera sido escrito por otro que Juan, seguramente habría mencionado los nombres de los hijos de Zebedeo y los hubiera ubicado inmediatamente después de Pedro. Algunos identifican a los otros dos de sus discípulos con Andrés y Felipe (ver 1:40, 43), aunque Lindars y otros opinan que el autor omitió sus nombres porque quería dejar sin definir la identidad del “discípulo amado”. BeasleyMurray dice que es obvio que el autor quiere que captemos el hecho de que uno de los dos no nombrados es el discípulo amado (v. 7). Plummer, Hovey y otros opinan que la omisión de los nombres de los otros dos se debe al hecho de que no eran apóstoles.

La iniciativa de pescar (v. 3) fue del impulsivo Pedro, pero parece que los demás estaban de acuerdo. Los verbos dijo y dijeron están realmente en el tiempo presente descriptivo: “dice” y “dicen”. Algunos entienden que la decisión de ir a pescar significa algo aproximado a una apostasía de parte de Pedro y los otros, en cumplimiento Deu 16:32. En cambio, otros opinan que ellos no sabían hacer otra cosa para pasar el tiempo mientras esperaban instrucciones precisas de su Señor. BeasleyMurray y Plummer agregan que la razón más sencilla y natural que explica esta acción es que tenían que comer. Sin embargo, Strachan sugiere que debemos considerar la pesca como simbólica de la misión que Jesús les había asignado de ser “pescadores de hombres” (ver Luk 5:10), en que ellos descubrieron la necesidad de depender de la dirección y poder de su Señor (ver 15:5). Hull comenta que la decisión entre estas diversas interpretaciones depende de la relación que asignamos al cap. 21 respecto al cap. 20.

Algunos sugieren que la pesca nocturna se consideraba más productiva y esto explicaría por qué estaban en el barco toda la noche. También, la pesca durante la noche aseguraría mercadería fresca para la venta la mañana siguiente. Otros opinan que Juan recalca que era de noche porque en su simbolismo de luz y oscuridad el resultado se conoce de antemano: la pesca será un fracaso. El término traducido consiguieron es el mismo que se usa en relación con el arresto de Jesús por las autoridades (ver 7.30, 32, 44; 8:20; 10:39; 11:57).

El texto del v. 4 dice literalmente: “Pero habiendo llegado la mañana, estuvo de pie Jesús en la playa…” Lindars comenta que Jesús siempre estaba de pie en las apariciones después de la resurrección (ver 20:14, 19, 26). La inhabilidad de reconocer a Jesús en la playa podría significar que todavía era demasiado oscuro, estaba demasiado lejos (ver v. 8) o que había una densa neblina, común en las primeras horas de la mañana, o quizás, como piensan Hull, Lindars y otros, la falta de fe en la resurrección y percepción espiritual (ver 20:14). BeasleyMurray concuerda con Brown en explicar que la expresión no se daban cuenta de que era Jesús apunta al misterio de su estado resucitado, es decir, su modo de existencia era distinto al de su vida antes de la crucifixión. Estos dos rechazan la sugerencia de Bultmann de que “sus ojos estaban velados” como sucedió con los dos discípulos en el camino a Emaús (ver Luk 24:16).

El término traducido Hijitos (pais G3816, “niño”, “sirviente”), aquí se presenta en forma diminutiva y significa literalmente “niños pequeños” o “niñitos” más bien que “hijitos”. Se considera que es una manera amigable y cariñosa de dirigirse a ellos (ver 1Jo 2:14, 1Jo 2:18), pero es menos afectuoso y tierno que el término “hijitos” (teknon G5043; ver 13:33; 1Jo 2:1, 1Jo 2:12, 1Jo 2:28; 1Jo 3:7, 1Jo 3:18; 1Jo 4:4; 1Jo 5:21). Puesto que “niñitos” no expresa en castellano lo que significaba el término griego para los judíos en ese entonces, muchos traductores optan por traducirlo “hijitos”; Tasker lo traduce “jóvenes”. Lindars sugiere que es el término normal que se usa en la relación maestro/discípulo, y también al referirse a un niño (ver 4:49), o a un bebé recién nacido (ver 16:21).

La pregunta ¿no tenéis nada de comer? emplea la partícula griega que anticipa una contestación negativa. El término de comer traduce un vocablo griego que significa literalmente: “lo que se come al lado”, o “algo para comer con pan”. La contestación de los discípulos, con una sola palabra No, expresaría la frustración y quizás fastidio de pescadores que con gran vergüenza están obligados a confesar total fracaso. ¡Y en el barco estaban pescadores profesionales!

Juan no afirma explícitamente que la notable pesca fue un milagro. Por otro lado, algunos sugieren que Jesús sencillamente pudo ver un cardumen de peces al lado opuesto del barco de donde estaban pescando y los dirigió en esa dirección; pero se pregunta: ¿cómo pudo Jesús ver un cardumen a 100 m de distancia cuando los discípulos en el mismo lugar no lo vieron? Algunos opinan que el lado derecho era el de la “buena suerte”, pero no es el lado derecho, ni izquierdo, sino la obediencia al mandato del Señor lo que produjo el milagro. Dos cosas del contexto indicarían que se consideraba un milagro: el hecho de haber pescado toda la noche sin éxito, conociendo bien los lugares óptimos para la pesca, y de repente las redes se llenan cuando obedecen la voz del Señor. También, la percepción de Juan (ver 20:8), en el versículo siguiente, basado en la cantidad de peces encerrados en la red indicaría que era un milagro. La expresión ya no podían sacarla significa que no pudieron levantar la red y volcar los peces en el barco. Tuvieron que arrastrarla hasta la playa (v. 8). El término gran cantidad traduce plethos G4128, que significa “magnitud, plenitud, amplitud” y del cual nuestro término “plétora” es una transliteración.

La lección es obvia. La misión asignada a los discípulos de antaño y de hoy es la de extender el reino de Dios por una “pesca abundante”. Sin la dirección específica de él, por medio del Espíritu Santo, la tarea será infructífera; con él será sorprendentemente abundante.

Las etapas de la fe vistas en Juan Juan presenta la fe como un estilo de vida. Aun cientos de años antes de nuestro interés en las “etapas de la fe”, Juan presenta un análisis de las etapas de fe que el creyente experimenta en su respuesta a Jesús.

La primera etapa de la fe se ve en aquellos que creen en Jesús a base de ver las señales que le veían hacer. Después de la primera señal que Jesús hace en este Evangelio, la de cambiar el agua en vino, los discípulos creen en él (2:11). Al final del Evangelio, Tomás expresa su fe en Cristo después de verlo. Cristo acepta su declaración de fe, pero le dice: “...¡Bienaventurados los que no ven y creen!” (20:29b).

La segunda etapa de la fe se ve en aquellos que vienen a Jesús y creen en él por sus palabras; esto lo vemos en la mujer samaritana y sus conciudadanos, y en el oficial romano (cap. 4).

La etapa más avanzada de la fe se ve en aquellos que “conocen”, aman y dan testimonio de su fe en Cristo. Se ve esta clase de fe en el discípulo amado, quien estaba “en el pecho de Jesús” tal como Jesús estaba “en el pecho” del Padre. Solamente aquellos que tienen fe conocen y entienden que el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre (10:38b). Todos aquellos que conocen a Dios tienen vida eterna (17:3).

Los que creen en Cristo son enviados a dar testimonio y a hacer la voluntad del Padre, tal como Jesús la ha hecho (20:21). Su meta es que “el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado, como también a mí me has amado” (17:23). Esto es posible solamente por medio de la relación con Cristo, que lleva a una unión de Dios, Jesús y el creyente (17:23a). La señal de los seguidores de Jesús es que deben vivir tal como Jesús vivía (13:15, 34; 15:10, 12; 17:18; 20:21); manifiestan su paz (14:27), su gozo (16:20, 22) y su amor el uno para con el otro en su nombre (13:34; 15:12).

El desarrollo de la fe en la vida del creyente es tarea de toda la vida. Las etapas o niveles de fe indicados en el Evangelio de Juan ayudan al creyente a hacer un examen de su propia relación con Cristo como Señor de su vida.

Plummer comenta que el v. 7 es la tercera y última vez que Juan habla en su propia narrativa (ver 1:38; 13:25). Se entiende que aquel discípulo a quien Jesús amaba era uno de los hijos de Zebedeo, es decir, el mismo apóstol Juan. En cambio, Lindars y otros opinan que sería uno de los “otros dos” mencionados en el v. 1. Los discípulos usaron el título Señor, con el sentido absoluto del término, después de la resurrección (ver 20:18, 20, 25, 28; 21:8). Nótese la característica propia de Juan de percibir la presencia de Jesús y, por otro lado, la audacia e impulsividad de Pedro de tirarse al agua con el afán de llegar primero al lado de Jesús. Cuando Juan expresó su convencimiento de que la figura en la playa era Jesús, Pedro se da cuenta sin demora de que Juan tenía razón. El texto no indica qué hizo Pedro cuando llegó, ni siquiera si llegó antes que los otros. Hoskyns especula que los que se quedaron en el barco llegaron primero.

La expresión se ciñó el manto no implica que estaba desnudo. Los traductores procuran evitar un malentendido al traducir un texto que dice literalmente “porque estaba desnudo” con se lo había quitado. Probablemente tenía puesta sólo la ropa interior, pues alguien tendría que entrar en el agua para desprender la red cuando se enganchaba en las rocas al rastrearse sobre el fondo del lago. Se ciñó el manto es lo opuesto a lo que se esperaría de uno preparándose para tirarse al agua. Lo hizo en respeto por Jesús, aunque esto significa que llegaría empapado. El término manto traduce un vocablo griego que se emplea sólo aquí en el NT y significa la camisa o túnica con que se cubría la parte superior del cuerpo. Este término se emplea en la versión LXX (1Sa 18:4) al referirse a la “túnica” que Jonatán obsequió a David (ver 2Sa 13:18). Algunos sugieren que no había mucha profundidad en el agua cerca de la orilla y que Pedro pudo ir vadeando, sin mojarse por completo. Sin embargo, el verbo se tiró o “se echó” indicaría que el agua era profunda y que tuvo que ir a nado.

Es evidente que no estaban lejos de la orilla porque pudieron oír la voz de Jesús cuando se dirigió a ellos (v. 5). Pedro dejó para sus compañeros la tarea de arrastrar la red a la playa detrás del barco, un trabajo no fácil. Sin embargo, no lo sacaron del agua, dejando los peces vivos por el momento. La distancia mencionada, como a doscientos codos, es aprox. 100 m.

BeasleyMurray sugiere que sería más natural colocar el v. 9 junto con los vv. 12 y 13, pero ningún texto griego apoya este cambio. El verbo griego traducido vieron, está realmente en el tiempo presente descriptivo: “ven”. No sólo Jesús había preparado un desayuno sustancioso para este grupo de hombres hambrientos, sino que la comida estaba caliente. El término brasas ocurre sólo aquí y en 18:18 en todo el NT, una posible indicación de que el mismo autor escribió ambos pasajes. Nótese la cantidad de detalles precisos en el relato, evidencia de que un testigo ocular está escribiendo. No hay provecho en discutir si Jesús preparó la comida por vía natural o sobrenatural. De todos modos, el énfasis está en que él proveyó para las necesidades físicas de sus discípulos, quizás simbolizando que él proveerá todo lo necesario para la realización de la misión evangelística de sus seguidores.

Vincent cita a Bengel, quien dice acerca del v. 10: “Por la dádiva del Señor ellos los habían pescado; sin embargo, él dice cortésmente que ‘ellos’ los habían pescado”. Puesto que ya Jesús tenía el desayuno pronto y caliente, no se aclara el propósito de traer los peces ahora, a menos que sea para comprobar la cantidad atrapada en la red. Sin embargo, el mandato Traed de los pescados parece indicar “algunos de los peces”. Quizás la idea es de agregar algunos más a las brasas para complementar lo que Jesús había preparado. El verbo Traed se dirige a todos pero solo Pedro responde en el versículo siguiente.

El verbo subió (v. 11) probablemente significa que Pedro subió a la proa del barco, encajada en la playa, y caminó a la popa donde estaría atada la red. El primero para obedecer el mandato de Jesús fue Pedro, rápido para hablar y rápido para obedecer. Algunos sugieren que Pedro era sumamente fuerte y pudo subir la red cuando los otros no pudieron. Sin embargo, es más probable que Pedro haya organizado un equipo para hacer un trabajo que un solo hombre difícilmente podría hacer. La abundancia de peces en la red nos hace recordar de la abundancia del vino en las bodas de Caná y lo mucho que sobró de la multiplicación de cinco panes y dos pececillos con que alimentó a los 5.000 (6:1-15). Hay evidencia de que normalmente había abundancia de peces en el mar de Galilea y que muchos pescadores se ganaban la vida sobre estas aguas.

Juan anota con precisión el número y tamaño de los peces, indicando probablemente que él participó en el recuento y que consideraba que era una pesca notable, algo “fuera de serie”. Muchos ven un simbolismo en el número preciso (153), señalando varias combinaciones para llegar a ese número. Plummer menciona tres tipos de simbolismos en la interpretación de las Escrituras: imaginativo e ilegítimo; imaginativo y legítimo; legítimo y con intención divina. En esta tercera clase el significado espiritual es señalado en las Escrituras (ver Luk 5:10), o está tan obviamente en armonía con la narración que parece razonable aceptarlo como incluido con un propósito. Así se clasifica esta pesca milagrosa y la mención de este número. Generalmente se entiende que 153 representa el número completo, o la totalidad. Algunos zoólogos griegos sostienen que hay 153 especies de peces, llevando a Jerónimo a ver en este número el cumplimiento de la profecía de Eze 47:10 y el símbolo de la entrada de todas las razas en el reino de Dios. Manejando los números, se ha determinado que la suma de 1 a 17 (1 + 2 + 3… +17) da 153, representando la Trinidad en un triángulo equilátero con 17 unidades en la base y en cada lado. Se llega a este número también al multiplicar 3 x 50 + 3. Este número ideal podría representar también “la plenitud de los gentiles” (Rom 11:25) que entrarán en el reino de Dios por la misión apostólica. Bultmann y muchos otros, sin embargo, opinan que el número es simbólico, pero que nosotros no tenemos la “llave” de interpretación para saber con seguridad cuál es su significado. BeasleyMurray dedica una larga sección en su comentario sobre las distintas teorías que se han presentado sobre el número 153. Morris comenta que es probable que el número preciso de 153 no significa más que el solo hecho de que a Juan le gusta registrar detalles precisos. Temple es más categórico al decir que es perverso el intento de encontrar un significado escondido en este número.

El hecho de que eran tantos, y que eran grandes pescados, lleva al autor a sorprenderse de que la red no se rompió. Se implica que aquí tenemos otro milagro. Si buscamos simbolismos, esto podría representar la unidad de la iglesia, como el manto sin costura (Rom 19:23), que habiendo tantos y tan diversos, no habría divisiones (ver 10:16; 17:21-23; 1Jo 2:19). Algunos dicen que las dos pescas milagrosas muestran la iglesia militante (ver Luk 5:1-11) y la triunfante (ver 21:1-14).

El término traducido Venid del v. 12 es una partícula de exhortación o exclamación en el plural y es seguido por un subjuntivo en el tiempo aoristo, comed, que se refiere normalmente al desayuno, pero a veces al almuerzo. En este caso sería el desayuno, por cuanto todavía era muy temprano en la mañana. La invitación Venid, comed podría haber sugerido a los discípulos que la cosecha esperada de la misión mundial sería invitar a un banquete que Jesús mismo prepararía. Hull comenta que cuando pescamos peces los sacamos de vida a muerte, pero cuando pescamos hombres los sacamos de muerte a vida (ver Mar 1:17). El verbo preguntarle traduce un vocablo griego que ocurre sólo tres veces en el NT y se refiere a una búsqueda diligente (ver Mat 2:8; Mat 10:11).

Al principio, ninguno de los discípulos discernió que la persona en la playa era Jesús, pero a esta altura toda incertidumbre de su identidad se había disipado. Puesto que ellos lo habían reconocido ya, Bultmann dice que debemos leer la pregunta así: “¿Realmente eres tú?”. Esta expresión describe un sentir peculiar de los discípulos en presencia del Señor glorioso: “¡Es él, y sin embargo no es él! ¡No es el que ellos habían conocido hasta ahora, y sin embargo es él!”. No podían creer sus propios ojos. La incertidumbre desaparece cuando él toma pan y les da a comer. Plummer comenta que este comentario del autor muestra que tenía conocimiento de los sentimientos más íntimos de los apóstoles (ver 2:11, 17, 22; 4:27, 33; 6:21; 9:2; 20:20) y es otra evidencia de la paternidad juanina.

Algunos ven en este ministerio de Jesús (v. 13) un eco de la Cena del Señor. Los verbos Vino, tomó y dio, traducidos aquí como aoristos, están realmente en el tiempo presente y describen vívidamente lo que sucedió. El verbo Vino no significa que Jesús recién apareció, sino que describe el comienzo del desayuno. Plummer opina que ellos tenían temor de acercarse a Jesús y por eso él vino a ellos. Uno puede imaginarse a los discípulos, hambrientos y maravillados todavía por la presencia del Señor glorioso y por la pesca milagrosa, sentados en un círculo, y Jesús yendo de uno al otro sirviéndoles (ver 13:13-16). Lindars comenta que el desayuno llega a ser un acto de comunión o compañerismo con el Señor quien es conocido por la fe (ver Luk 24:30). Juan no comenta más sobre la comida, o lo que ocurrió durante el desayuno.

Realmente esta sería la cuarta aparición relatada por Juan si contamos las tres del cap. 20. Sin embargo, Juan dice claramente que Esta era ya la tercera vez… a sus discípulos (v. 14). Varios comentaristas opinan que puesto que María Magdalena no era un discípulo, no se cuenta la aparición a ella. Witherington encuentra la solución en el hecho de que Jesús no se había manifestado a un grupo de siete antes, incluyendo dos que, según él, no eran de los doce. Culpepper sugiere que es posible, aun probable, que el relato de esta aparición en Galilea circulaba originalmente en forma independiente de las otras apariciones, y como la primera. Por ejemplo, no hay nada en este relato que indica que hubiera habido otras antes.

Brown encuentra nada menos que diez similitudes entre la pesca milagrosa relatada aquí y la que Lucas relata en 5:1-10, llevándole a sugerir que Lucas y Juan han conservado independientemente dos formas variantes de un mismo evento. él dice: “No es seria la tesis de que el hecho se produjera dos veces, a pesar de Plummer, Lagrange y otros”. Culpepper, Lindars y otros simpatizan con la tesis de Brown y acotan que la tradición aparentemente ha pasado por un proceso extendido de desarrollo, pero las similitudes son suficientes para señalar una tradición común detrás de Lucas 5 y Juan 21.

Por más interesante y atrayente que sea la tesis de Brown y otros, no satisface las diferencias entre los dos relatos y crea más problemas de los que resuelve. Por ejemplo, Lucas afirma que él escribió su Evangelio “después de haberlo investigado todo con diligencia desde el comienzo” y que lo escribió “en orden” (1:3). Si en realidad la pesca milagrosa sucedió después de la resurrección de Jesús, ¿cómo podría Lucas equivocarse tanto, al incluirla cerca del principio del ministerio público de Jesús? En cambio, si sucedió cerca del principio del ministerio público, ¿cómo pudo Juan, un testigo ocular, o aun un miembro de su comunidad, ubicarla después de la resurrección? Hovey dice categóricamente que “los eventos descritos en esta narración son distintos en todos los puntos esenciales de los mencionados en Lucas”, y procede a mencionar ocho de dichos puntos.

2. La restauración de Pedro, 21:15-19

Si el simbolismo de la pesca en la sección anterior tenía que ver con las oportunidades y responsabilidades para con los de afuera, ahora con el simbolismo de las ovejas tendría que ver con la responsabilidad hacia los de adentro. Después de la triple negación de Pedro (18:15-18, 25-27), la condición espiritual de él, es decir, su relación con Jesús, habrá quedado en duda. Este encuentro en que Pedro fue reprendido y restaurado era necesario para Pedro, pero también para los demás discípulos quienes habían oído sus afirmaciones de lealtad y sabían de su triple negación. Se supone que no había ocurrido una confrontación personal entre Jesús y Pedro antes en que se había resuelto el malestar o tensión que existiría por su triple negación. Sin embargo, Plummer y Witherington sugieren que Pedro fue restaurado ante Jesús en una aparición previa (ver Luk 24:34; 1Co 15:5) y en esta ocasión fue reconfirmado como el principal de los apóstoles. Considerando el intercambio entre Jesús y Pedro aquí, esta línea de pensamiento es poco convincente.

En esta sección observamos cómo Jesús lo conduce suavemente pero con firmeza a reconocer su error y ser restaurado. La triple repetición de la pregunta (vv. 15, 16, 17) de Jesús corresponde a la triple negación de Pedro (1Co 18:17, 1Co 18:25, 1Co 18:27). Aun cuando Jesús cuestionó la lealtad de Pedro y anunció que le negaría tres veces esa noche, Pedro rechazó esa predicción y afirmó dos cosas más: aunque los demás se escandalizaran de Jesús, él nunca haría tal cosa, y que él estaba dispuesto a morir por Jesús si fuera necesario (ver Mat 26:33-35). Jesús invita a Pedro a reafirmar su lealtad a él tres veces porque tres veces había negado su relación con él. No sólo esta confrontación entre Jesús y Pedro resultó en la restauración de éste ante Jesús, sino también ante sus compañeros.

Recordamos que Jesús le dio a Simón el nombre “Cefas” en arameo, o “Pedro” en griego (ver 1:42). Es llamativo el hecho de que Jesús, quien dio el nombre “Pedro” a Simón, parece evitar deliberadamente el uso de ese nombre, según el relato de los cuatro Evangelios, con una sola excepción (ver Luk 22:34). Algunos comentaristas sugieren que este hecho se debe a que aún él no había probado ser digno de ser llamado una “roca”. Jesús emplea el nombre completo de Pedro en el v. 15 y una vez en cada una de las dos preguntas restantes, indicando en sí una reprensión y que se dirigía únicamente a él. Los siete discípulos habían terminado de comer el desayuno que Jesús había preparado. De repente, Jesús se vuelve y mira directamente a Pedro e inicia este intercambio que tuvo lugar en presencia de los demás. Tanto el verbo en la pregunta de Jesús, como en la contestación de Pedro, está en el tiempo presente y describe acción continua: “¿Me estás amando?”… “Estoy amándote”.

Los pescadores en el lago de Galilea El lago de Galilea es un lago de agua fresca, cuyos bordes tocan el distrito de Galilea, también conocida como Galilea de los gentiles. El lago tiene la forma de un arpa y tiene unos 23 km de largo por 11 km de ancho, y es de formación volcánica. Más tarde fue conocido como el lago de Tiberias, por la ciudad en su orilla que era la capital de la región. En el Nuevo Testamento a veces se lo llama el lago de Genesaret, nombrado así por la planicie cerca de la ciudad de Capernaúm.

En los tiempos del Nuevo Testamento había nueve poblaciones o ciudades alrededor del lago, cada una con más de 15 mil habitantes. Muchas de estas personas, al igual que algunos de los discípulos de Jesús, eran pescadores; y su negocio era muy productivo a causa de las grandes cantidades de peces que poblaban el lago. ¡Se han descubierto unas 22 variedades de peces en el lago!

En los tiempos bíblicos se usaban tres tipos de redes para pescar:

1. La red de tirada. Era una red de forma cónica que tenía pesas de plomo en la parte exterior. Cuando los pescadores veían un cardumen de peces tiraban encima la red; cuando ésta se llenaba de pescados la volvían a recoger. Este tipo de red no se usaba comercialmente.

2. La red larga. Esta red se usaba para pescar peces de tamaño comercial (mediano). Esta red tenía flotadores de corcho en los lados; la dejaban en el agua toda la noche, y la recogían para llevarla al barco en la madrugada. Esta red dejaba escapar a los peces pequeños, pero atrapaba a los medianos. Probablemente, los discípulos usaron este tipo de red en la noche de la pesca milagrosa.

3. La red de “rastra”. ésta era una red larga que bajaban en el agua formando un semicírculo; luego la arrastraban, por los extremos, hasta la playa con todo lo que habían recogido.

Los pescados eran vendidos frescos, o los secaban y guardaban para comérselos después. El pescado era una fuente importante de proteínas en la dieta de las personas que vivían en esos tiempos. Algunos han pensado que el sumo sacerdote mencionado en Joh 18:15 pudo haber sido cliente de por lo menos uno de los pescadores que seguían a Jesús, por la facilidad con que el “otro discípulo... entró con Jesús al patio del sumo sacerdote”, en la noche de su arresto (Joh 18:15).

El autor no especifica a qué se refería Jesús cuando dijo más que éstos. El adjetivo comparativo más que indica que se refiere a algunos o a éstos, pero del pronombre plural demostrativo, siendo genitivo, no se puede determinar su género. Puede ser neutro, refiriéndose a “estas cosas”, quizás las redes, barcos, peces. En cambio, si es de género masculino, Jesús estaría preguntándole si Pedro le amaba más que los demás discípulos le amaban. Una tercera posibilidad, menos probable, sería: “¿Me amas más que tú amas a los otros discípulos?”. La RVA sigue la opinión de la mayoría de los comentarios, eligiendo la segunda opción al escribir éstos con acento. Jesús quería saber si Pedro ahora sostendría que le amaba más que los compañeros (ver 13:36-38; Mat 26:33, Mat 26:35). Se entiende que la pregunta comunica una suave reprensión a Pedro por su exagerada profesión de lealtad antes. Es otro ejemplo de la ambigüedad frecuente en el texto juanino que admite más que una interpretación, en que cada una o una combinación de todas cabe perfectamente. Hull sugiere que quizá Jesús, al decir más que estos, tenía en mente las promesas no cumplidas de Pedro, pero esto nos parece menos plausible.

Pedro afirma su afecto personal y lealtad, dirigiéndose a Jesús como Señor, con todo el significado del título, pero se niega ahora a decir que le amaba más que éstos. Tampoco hace promesas de lo que haría, o no haría, en el futuro, limitándose a afirmar su lealtad del momento. El pronombre personal tú es enfático. Pedro reconoce que Jesús lo sabe todo, que puede leer su corazón como un libro abierto y apela a este hecho para comprobar su sinceridad. No sólo se daba cuenta que Jesús había predicho todos los eventos que habían pasado, sino que habría sido tremendamente impresionado por el conocimiento de Jesús aun de la ubicación del cardumen de peces que los discípulos recién habían sacado. Estaba convencido de que, sí, ¡Jesús lo sabía absolutamente todo!

El mandato de Jesús, Apacienta mis corderos, merece dos observaciones. El verbo está en el tiempo presente, indicando la continuación de una acción en marcha, y significa literalmente “pastorear”, o “atender los animales cuando están comiendo pasto” (ver 1Pe 5:2). Este término se usa en la primera y tercera preguntas. El término corderos traduce un vocablo griego que se usa sólo en esta pregunta; se refiere a las ovejitas recién nacidas y que necesitan atención especial. Hovey acota que el término Apacienta describe la tarea de alimentar, no de controlar. Nótese que Jesús dice mis corderos, ellos pertenecen a él, y es una verdad que los líderes religiosos harán bien en recordar siempre.

Godet es citado en una observación interesante: “Hay una similitud marcada entre la situación presente y la de dos escenarios en la vida previa de Padre con que se relaciona. él fue llamado al ministerio después de una pesca milagrosa; después de otra pesca milagrosa él fue restaurado. él había perdido su oficio por la negación al lado de un fuego de brasas; es al lado de un fuego de brasas que lo recupera”.

La segunda vez la pregunta de Jesús (v. 16) y la contestación de Pedro son idénticas a las del versículo anterior, pero no se repite “más que éstos” y el mandato es distinto. Aquí Pastorea traduce otro verbo griego del cual se deriva nuestro término “pastor”. En vez de “corderos”, aquí manda a Pedro a alimentar las ovejas adultas, maduras, aunque algunos textos griegos escriben ovejas en forma diminutiva. Los jovencitos y los mayores necesitan alimento y la responsabilidad del pastor es protegerlos y conducirlos a lugares donde encuentren pastos verdes (ver 10:7-16; Sal. 23). Morris advierte del peligro de enfatizar demasiado la distinción entre “corderos” y ovejas, recordando que a Juan le gustaba variar términos, pero con esencialmente el mismo pensamiento.

La tercera vez que Jesús pregunta a Pedro si lo amaba (v. 17), cambió el verbo griego a uno que significa más bien afecto humano. Parece que fue o la repetición de la misma pregunta, o este cambio de verbo, o ambos, lo que produjo una profunda tristeza, o quebrantamiento en Pedro. El mandato Apacienta emplea el mismo verbo griego que se usaba en el mandato que siguió a la primera pregunta (v. 15), pero el término ovejas es el que se empleó en relación con la segunda pregunta (v. 16).

Se discute la importancia del juego de palabras que vemos en esta sección (ver el siguiente cuadro).

Pregunta de Jesús ¿Me amas (agapao) tú...?

¿Me amas (agapao)?

¿Me amas (fileo)?

Contestación de Pedro Tú sabes que te amo (fileo)

Tú sabes que te amo (fileo)

Tú sabes que te amo (fileo)

Mandato Apacienta mis corderos

Pastorea mis ovejas

Apacienta mis ovejas

Muchos comentaristas sostienen que el amor agapao



4. La autenticación del Evangelio, 21:24, 25

Sería difícil encontrar otros dos versículos que han sido motivo de más controversia y comentarios que estos dos. La dificultad se debe mayormente a los términos ambiguos que dan lugar a distintas interpretaciones. En particular, es imposible determinar con seguridad lo que significa “estas cosas” y quiénes son los sujetos de los verbos “sabemos” y “pienso”. Además, según BeasleyMurray, cada versículo parece tener una naturaleza y propósito distintos y pueden proceder de dos fuentes distintas. Tasker reduce las opciones a tres interpretaciones generales: (1) la interpretación tradicional, que sostiene que el “discípulo amado” es el autor y es él que habla a través del pasaje; (2) los ancianos de la iglesia, probablemente en éfeso, identifican en este pasaje al autor del Evangelio con el “discípulo amado” y afirman que su testimonio es verdadero; (3) el autor del Evangelio, habiendo agregado el cap. 21 un tiempo después de escribir el cap. 20, está diciendo a sus lectores que el “discípulo amado”, una persona distinta a sí mismo, da testimonio en sus enseñanzas a las afirmaciones importantes en el cap. 21 y además ha puesto por escrito, quizá en una carta al evangelista, el contenido del cual éste ha incluido en la parte final del Evangelio. Según la tercera interpretación, el v. 24 expresa la convicción del autor. Meyer, Hovey, Chapman, BeasleyMurray y otros argumentan a favor de la primera opción, mientras que Westcott apoya la segunda. Tasker evalúa las opciones, señalando los puntos débiles y fuertes de cada una, y concluye que para él la número (3) tiene menos dificultades.

Hemos observado que en 20:30, 31 existen todas las evidencias de una conclusión para el Evangelio, es decir, para los caps. 1—20. Si consideramos el cap. 21 como un epílogo, escrito posteriormente para responder a algunas críticas o dudas y agregar otros datos de interés, los últimos dos versículos bien pueden servir como una conclusión a este capítulo, o también pueden representar una conclusión general de todo el Evangelio. Si se cree que los Sinópticos fueron escritos antes de redactar este capítulo, bien puede ser que este fuera escrito para responder a los que cuestionaban la autenticidad del Evangelio por las supuestas contradicciones y material nuevo que contiene cuando se lo compara con los otros tres. Es posible también que, si no identificaban al discípulo amado con el apóstol Juan, no estarían dispuestos a considerar este Evangelio con el mismo nivel de inspiración que los Sinópticos.

Hay un consenso de que la expresión Este es el discípulo se refiere al discípulo amado, sea que fuere el apóstol Juan u otro discípulo. Ese discípulo, mencionado aquí, sería el redactor de los caps. 1—20 y posiblemente Deu 21:1-23. Morris sugiere que la expresión que da testimonio, con un verbo en el tiempo presente, indicaría que el discípulo amado vivía aún, pero otros opinan que se referiría a su testimonio que seguía extendiéndose por medio de lo que había escrito. La referencia a estas cosas es un tanto ambigua, llevando a algunos a opinar que se limita a las cosas escritas en este capítulo, pero son más los que sostienen que se refiere a todo el Evangelio. El verbo sabemos, estando en la primera persona plural, es la evidencia de que por lo menos estos dos últimos versículos fueron redactados por algunos de la comunidad juanina. Dichos redactores afirman la autenticidad del Evangelio ante los que supuestamente estaban restándole valor.

Anécdotario - Juan de éfeso (Deu 21:24) En éfeso se puede visitar las ruinas de la iglesia de San Juan, ver el sitio de su sepultura, y oír sobre su largo ministerio como el “anciano de éfeso”. Allí se pueden ver la “casa de la virgen María” y las ruinas de la iglesia de la virgen María quien, según la tradición, vino a éfeso con Juan después de la muerte de Cristo. Si este Juan de éfeso es el mismo autor del Evangelio y de las cartas, se podría pensar que fue en éfeso donde las escribió. La realidad es que, según la creencia de la iglesia primitiva, no se sabía con exactitud quién era el autor del Evangelio y si este apóstol Juan era “el apóstol amado”. En todo caso, éfeso llegó a ser sitio de peregrinaciones a la tumba de Juan. En la segunda mitad del siglo VI, el emperador Justiniano, para honrar a Juan, construyó una basílica encima de su sepultura. Esta iglesia llegó a ser uno de los edificios más renombrados en la Edad Media, y llegó a ocupar un sitio selecto encima de la colina Ayasuluk. La iglesia ocupaba un área muy grande y tenía un patio circundado por columnas. Era un edificio de dos pisos; medía 110 m de largo y tenía seis cúpulas grandes y cinco más pequeñas. Las cúpulas estaban cubiertas con frescos y mosaicos. En las ruinas, cerca de la tumba de Juan, hay un bautisterio construido en el piso; fue allí donde bautizaron por inmersión a los nuevos creyentes. En las ruinas de la iglesia también se han encontrado monedas de la segunda mitad del primer siglo, indicando con esto que probablemente la tumba fue un sitio de peregrinaje, aun en aquél entonces. En el patio había pozos de aguas medicinales, los mismos que eran considerados por los peregrinos como fuentes de sanidad.

El Evangelio de Juan (Deu 21:25)

El Evangelio anuncia que en Jesús “la palabra se hizo carne”. Se seleccionan hechos y enseñanzas de la vida de Jesús para responder a las preguntas nacientes de esta proclamación. Estas preguntas están en un orden ascendiente, cada una surgiendo de las respuestas interiores.

Pregunta 1: ¿Qué ha venido a realizar él que es el “verbo hecho carne”?

Las tinajas están llenas (2:1-11); él ha venido para traer la abolición de lo antiguo, creando algo nuevo que sobrepasa todo lo anterior.

Pregunta 2: ¿En que áreas se va a lograr el cambio?

El Mesías hará que la vida espiritual del hombre sea correcta y dará significado a la adoración (2:13-22).

Pregunta 3: ¿Cómo cambiaría la relación entre Dios y el hombre?

Con Nicodemo (3:1-21), Jesús revela que es la persona la que debe ser cambiada. Cristo transformará a las personas una por una, en el nacimiento espiritual.

Pregunta 4: ¿Es este nacimiento espiritual limitado a solo un grupo?

La puerta está abierta tanto para los samaritanos como para los judíos; para la mujer samaritana como para “el maestro de Israel”.

Pregunta 5: Puesto que Jesús ya no está aquí en el mundo, ¿está todavía disponible su poder?

La presencia física de Jesús no es necesaria para que su poder sea efectivo (4:43-54).

Pregunta 6: ¿Con qué autoridad hizo Jesús estas cosas, aún perdonar los pecados?

Jesús afirma que su Padre trabaja y que él trabaja (cap. 8). Lo acusan de hacerse igual a Dios. ¡Sin saberlo ellos están en lo correcto!

Pregunta 7: ¿De dónde vino la vida que él da?

Alimentar a los 5.000 y los discursos siguientes proclaman que él es “el pan de vida” y “el agua de vida” (6:1-15, 60-71).

Pregunta 8: ¿Pueden las circunstancias externas impedir que alguien reciba esta vida y alcance el destino que Dios desea para él?

¡No! Jesús alimentó a las multitudes en una ladera tranquila, pero también él vino a los discípulos en la tormenta. Las tormentas de la vida no pueden separar al Salvador de los suyos (6:16-24).

Pregunta 9: ¿Es la habilidad de comprender a Jesús limitada a aquellos con perspicacia especial?

La curación del ciego enseña que esta comprensión no depende de la habilidad de la persona. Cristo abre los ojos de los hombres y los capacita para ver (cap. 9).

Pregunta 10: ¿Cuán permanente es la vida que Cristo da?

Joh 10:28 dice que “no perecerán jamás”.

Pregunta 11: ¿Puede ser una persona tan corrompida que está más allá del poder de la redención de Cristo?

¡No! Tal como el mal físico no es barrera para la resurrección del cuerpo, el mal moral no es una barrera para el poder de Cristo y para efectuar una resurrección espiritual (11:1-44).

Pregunta 12: ¿Cómo podría alguien con semejante poder sobre la muerte sufrir la derrota de una muerte cruel?

En respuesta a la llegada de los griegos, Jesús anuncia que su muerte será una victoria, no una derrota. “Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo” (12:32; lea los vv. 27-36).

Simón hijo de Jonás, ¿me amas tú más que éstos?... Apacienta mis corderos (21:15).

Jesús le dijo: “Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene esto que ver contigo? Tú, sígueme” (21:22).

El autor o los autores concluye con una afirmación de la naturaleza selectiva del Evangelio. Si estaban respondiendo a la falta en Juan de eventos relatados en los Sinópticos, esta sería una explicación por esa falta. Lindars opina que la misma persona escribió los últimos dos versículos y que no debemos permitir que el cambio de persona en los verbos “sabemos” y pienso, de plural a singular, sea un obstáculo; es meramente un recurso estilístico. No todos están de acuerdo con esta aseveración.

Una cosa curiosa, y que indicaría que el que escribió este versículo no es el autor del Evangelio, es el uso del verbo pienso, que traduce un vocablo griego que aparece sólo aquí en el cuarto Evangelio. En el versículo anterior los redactores (primera persona plural) se refieren al discípulo amado (tercera persona singular), pero ahora el redactor del versículo final emplea la primera persona singular. BeasleyMurray compara este versículo con 20:30, 31 y encuentra una gran similitud, pero diferencias importantes. En el primer caso, se afirma el propósito del Evangelio, que la gente pueda creer y vivir; en cambio, aquí el autor se muestra impresionado por el fenómeno literario de la vida y obra de Jesús. Este dato también indicaría que el autor del v. 25 no es el que escribió los caps. 1—20.

Tasker cita una pequeña evidencia que sugiere que el v. 25 no figuraba en el texto original del Evangelio. Cuando el famoso Códice Sinaítico del siglo IV entró en el Museo Británico, fue sometido a un trato con rayos ultravioletas que revelaron que originalmente el Evangelio concluyó con el v. 24, después del cual se puso un colofón. Posteriormente, el colofón fue borrado, se escribió el v. 25 en ese espacio y un nuevo colofón fue agregado. A la luz de esta evidencia se piensa que el que primeramente copió y unió los cuatro Evangelios en la forma de un códice, o libro, es el que escribió el v. 25 como un comentario sobre el conjunto de los cuatro Evangelios.

En esta forma llegamos al fin del comentario sobre el “Evangelio de vida” en el cual hemos contemplado, en parte por lo menos, la gloria del unigénito del Padre “lleno de gracia y de verdad” (1:14). Esta gloria se ha visto en sus enseñanzas, más todavía en sus señales, pero supremamente en la cruz y resurrección. Esta revelación de Dios en su Hijo no sólo tiene el propósito de despertar fe salvadora en los hombres, sino que a continuación y sin interrupción, de comisionarlos a ser testigos al mundo incrédulo. Afirmando este análisis, Roberto Garrett cree que un énfasis descuidado en este Evangelio, y prueba de que Juan el apóstol es el autor, es el hecho de que él se muestra en todo sentido como un misionero ideal.

El que escribe da testimonio del impacto que este Evangelio ha tenido en su vida y ministerio como misionero, como también al impacto que ha visto que tiene en la vida de personas en varios países donde ha tenido el honor de testificar. A la vez, confiesa que deja un sinnúmero de cuestiones en el texto sin poder llegar a una definición completamente satisfactoria.

Semillero homilético

El último retiro de los discípulos de Jesús

(Sermón para un retiro de pastores o líderes)




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Comentario Bíblico Mundo Hispano

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