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Oseas 2 - Comentario de Frederick Brotherton Meyer vs Mundo Hispano

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Oseas 2

Oseas 2:1-13

el amargo pecado de alejarse de Dios

Oseas 2:1

Se representa a Oseas agotando sus protestas sobre su esposa infiel. Ha probado todas las flechas con el carcaj del amor, pero en vano; de modo que ahora envía a sus hijos, peor que los huérfanos, a suplicar a su madre, antes de que ella les provoque una retribución irreparable.

Casi insensiblemente nuestra mente pasa de los ruegos del amor humano al divino Esposo. A menudo tiene que erigir cercas de espinos a nuestro alrededor , no para que se complace en frustrarnos, sino para que podamos desviarnos de la ruina. No había mejor método para apartar a Israel de sus ídolos que retener esa prosperidad material que ella pensaba que le daban. ¿No ha sido también esta nuestra experiencia? Nuestra alegría ha cesado y nuestra prosperidad se ha desvanecido.

Nos hemos sentado en medio de los restos de un pasado feliz. No es que Dios haya dejado de preocuparse por nosotros, sino que anhela volvernos a Él. ¿Hemos llegado al punto de decir: "Era mejor para mí entonces que ahora?" ¡Entonces tengamos buen ánimo! ¡El amanecer ya está en las colinas, y la venida de Dios hacia nosotros, en gracia restauradora, es como la gloria de la mañana!

Oseas 2:14-23

"Una puerta de esperanza"

Oseas 2:14 ; Oseas 3:1

El valle de Acor era un largo paso salvaje que atravesaba las colinas. El profeta dice que allí se abriría una puerta de esperanza, como el túnel del Mont Cenis que conduce desde los precipicios y torrentes de las laderas septentrionales de los Alpes hasta las soleadas llanuras de Italia. Esa puerta se abre con fuerza por el montón de piedras debajo del cual fue puesto el perturbador de Israel, Acán. Debemos dejar nuestros Achans antes de que podamos ver las puertas de la esperanza abrirse de par en par ante nosotros.

Se le pidió al profeta que hiciera un nuevo acercamiento a su esposa ausente. Ella había sido infiel, pero el viejo amor ardía en el alma de su esposo, y él estaba dispuesto a comprarla para él a la mitad del precio de una esclava, Éxodo 21:32 . Su única estipulación era que ella debería permanecer con él durante muchos días. Este iba a ser un tiempo de prueba, con la seguridad de que, si era arrepentida y fiel, sería perfectamente restaurada.

¡Qué maravilloso verso es Oseas 2:3 ! Somos comprados para Dios por la muerte de Su Hijo. Él solo nos pide que seamos para Él y promete ser para nosotros. "Lo mejor de todo", gritó Wesley agonizante, "¡es que Dios está por nosotros!" ¿No cerraremos con la oferta y nos entregaremos a Él?


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Oseas 2

3. El camino a la reconciliación, 2:2-23

Aquí comienza un nuevo discurso profético que refleja la forma de un juicio familiar. El profeta presenta un caso que parece ser el proceso del divorcio humano. Sin embargo, el lector pronto aprende en los vv. 8 al 10 que el “esposo” es el Señor mismo, y el propósito del juicio no es la separación sino una reconciliación. La estructura del discurso consiste en: una introducción (v. 2a y 2c), un paréntesis (v. 2b), una descripción del castigo posible (vv. 3 y 4), la primera acusación y sentencia (vv. 5-7), la segunda acusación y sentencia (vv. 8-13a), la tercera acusación y sentencia (vv. 13b-15) y, finalmente, el resultado que Dios espera (vv. 16-23).

El juicio se inicia con las palabras del esposo dirigidas a los hijos invitándolos a testificar en el juicio: ¡Acusad a vuestra madre, acusadla!… para que quite sus fornicaciones de delante de su cara y sus adulterios de entre sus pechos (v. 2; trad. del autor). El propósito del juicio es efectuar un cambio en el comportamiento de la esposa. El esposo entra en este proceso con la esperanza de ayudar a su mujer a volver. El verbo “acusar” o “contender” (rib H7378) se usa en una disputa jurídica no solamente para hacer una acusación, sino que también para el acto de presentar toda la evidencia contra el acusado. Significa poner toda la causa a la vista de un tribunal. Por eso, el esposo invita a los hijos, quienes son parte de esa evidencia, a presentar toda la evidencia para que no haya ninguna duda de que ella es culpable. La esperanza del esposo es que la esposa vea la sentencia inevitable y vuelva antes de que se pronuncie su condenación, dejando todo lo que indica la actividad de prostitución. “Fornicaciones” y “adulterios” son plurales abstractos que con toda probabilidad se refieren a objetos que eran emblemas de prostitución como aretes y joyas (v. 13), o pintura en la cara (Jer 4:30; Eze 23:40).

La frase Porque [o ciertamente] ella ya no es mi mujer, ni yo soy su marido (v. 2b) no es una fórmula oficial de divorcio, sino un paréntesis que expresa el estado actual de este matrimonio, el pacto entre Israel y el Señor. Gramaticalmente, la frase es paralela a 1:9b, “…porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo soy vuestro Dios”. Las dos frases también significan lo mismo: Israel ha abandonado a su Señor y ahora busca una vida sin pensar en las obligaciones del pacto, rompiendo así su relación especial con Dios.

El v. 3 muestra que si se presentan la acusación y la evidencia contra la esposa, entonces ella puede esperar una sola cosa, la muerte. El v. 4 incluye a los hijos en el castigo. Ellos no son solamente una parte de la evidencia contra la esposa, sino que son partícipes en la prostitución de su madre. Su testimonio los condena a ellos mismos. Por eso, debe convencer a cada hijo de su condena inevitable y motivarlos a volver a Dios. Así declara que cada israelita comparte la culpa de Israel por su participación en los cultos sincréticos en Israel.

La pena de adulterio es la muerte (quemada, según Lev 21:9 [comp. Gen 38:24] apedreada, según Deu 22:23-24). Aquí, Oseas emplea dos imágenes para representar el castigo de Israel: la prostituta desnuda y la tierra reseca. La primera refleja las leyes del Oriente antiguo en cuanto a las prostitutas y, a la vez, usa el lenguaje de las maldiciones encontradas en pactos entre naciones del viejo mundo. La segunda imagen proviene de la polémica de Oseas contra el baalismo. Baal es un dios de fecundidad que fertiliza la tierra con la lluvia (su esperma). Un desierto, entonces, significa que Baal está impotente o ausente. Sin embargo, sequía y sed no solo simbolizan la debilidad de Baal, sino que también señalan el gran poder del Dios de Israel quien es Señor aun de las fuerzas de la infertilidad, empleándolas para cumplir sus propósitos. Por eso, las dos imágenes presentan la muerte de la “esposa”, Israel, como una posibilidad real por quebrar el pacto y por el sincretismo.

Los vv. 5 al 7 forman la primera acusación y sentencia de una serie de tres que crecen en profundidad. La acusación usa las palabras exactas de la esposa, mostrando su culpa sin duda. El adulterio es innegable: Iré tras mis amantes (v. 5c). Ella cree que las necesidades de la vida las suplen los amantes (Baales): agua y pan constituyen lo básico de la comida, y los materiales básicos de ropa son lana (producto pastoral) y lino (producto agrícola). El aceite, también, era una necesidad. El aceite del olivo se usaba para combustible y también como medicamento, lubricante, elemento básico en la preparación de cosméticos y comidas, y aun para ofrendas. Solo su bebida, el vino, es un lujo que se emplea en los cultos de fertilidad de Baal. Por eso, Israel es culpable de adorar a otros dioses.

La sentencia está de acuerdo con el crimen de la esposa. Ella será confinada, su movimiento restringido por espinos y un cerco hecho de piedras y espinos. Si ella persigue determinadamente a sus amantes, si busca de ellos su nutrición, sostén y placer, encontrará solo frustración y desilusión. Este castigo muestra claramente el propósito positivo del juicio de Dios en el v. 7. Otra vez, el profeta cita directamente a la esposa para mostrar que el cambio será su voluntad: Volveré (v. 7c). Volver (shub H725)




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Comentario Bíblico Mundo Hispano

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