x

Biblia Todo Logo
idiomas
Bibliatodo Comentarios





«

Juan 2 - Comentario Crítico y Explicativo Conciso vs Mundo Hispano

×

Juan 2

EL PRIMER MILAGRO, EL AGUA HECHA VINO—BREVE VISITA A CAPERNAUM.

1. al tercer día—Necesitaría dos días para llegar a Galilea, y éste fué el tercero. allí la madre de Jesús—siendo tal vez las bodas de algún pariente. Juan no nombra la persona. [Bengel].

3. Vino no tienen—se lo decía evidentemente, esperando algún despliegue de su gloria, e insinuando que ahora era su tiempo.

4, 5. mujer—éste no era término de desacato en el habla de aquellos tiempos (cap. 19:26). ¿Qué tengo yo contigo?—es decir, “En los asuntos de mi Padre tengo que hacer con él solo”. Fué una suave reprensión por interposición oficiosa, entrada en una región de la cual todas las criaturas eran excluídas (cf. Hechos 4:19). aun no ha venido mi hora—insinuando que haría algo, pero a su propio momento; y así ella lo entendió (v. 5).

6. cántaros—el cántaro judío sería de unos treinta litros; el ático, como de 36; en cada una de estas tinajuelas, entonces, cabrían unos ochenta o más litros de agua para los lavamientos (“purificación”) en tales fiestas. (Marco 7:4).

7, 8. Henchid … Sacad ahora, y presentad, etc.—mandando en todo, pero sin tocar él mismo nada, para evitar toda apariencia de colusión.

9, 10. satisfechos—“bebido abundantemente” (como Cantares de los Cantares 5:1), hablando de la costumbre general. el buen vino hasta ahora—dando así testimonio mientras ignoraba la fuente de abastecimiento, no sólo de que era vino verdadero, sino mejor que todo el que hubo en la fiesta.

11. manifestó su gloria—Nada en lo más pequeño parecido a esto se dice de los milagros de profeta o apóstol, no podía decirse, sin blasfemia, de mera criatura. Obsérvese: (1) En un casamiento Cristo hizo su primera presentación pública, y en un casamiento obró su primer milagro: la sanción más noble que podría darse a aquella institución establecida por Dios. (2) Como el milagro no hizo bueno lo malo, sino mejor lo bueno, así el cristianismo sólo redime, santifica y ennoblece la institución del matrimonio que en sí era benéfica, mas muy abusada; toda la obra de Cristo sólo convierte el agua de la tierra en el vino del cielo. Así “este principio de señales” exhibió el carácter y “manifestó la gloria” de su misión entera. (3) Asi como Cristo patrocinaba nuestras sazones de festividad, como también aquella mayor plenitud que conviene a tales; así estaba él tan lejos de alentar aquel ascetismo que tan a menudo ha sido puesto en lugar de toda religión. (4) El carácter y la autoridad atribuídos por los romanistas a la virgen, son directamente contrarios a este pasaje de las Escrituras y a otros.

12. Capernaum—sobre el mar de Galilea. (Véase la nota acerca de Mateo 9:1). su madre, y hermanos—Véanse las notas acerca de Lucas 2:51 y Mateo 13:54.

13-25. LA PRIMERA PASCUA DE CRISTO—LA PRIMERA LIMPIEZA DEL TEMPLO.

14-17. en el templo—no en el santuario mismo, como dicen los vv. 19-21, sino en los patios del templo. vendían bueyes, etc.—para la comodidad de los que tenían que ofrecerlos en sacrificio. cambiadores—del dinero romano en el judío, en el cual los derechos del templo (véase la nota acerca de Mateo 17:24) tenían que ser pagados. azote de cuerdas—tal vez algunos de los juncos extendidos para lechos, y trenzados se usaban para atar a los animales allí reunidos. “No por este látigo delgado, sino por la majestad divina fué ejecutada la expulsión, no siendo el látigo sino una señal de azote de la ira divina”. [Grocio.] derramó los dineros … trastornó las mesas—mostrando así mezcladas la indignación y la autoridad del motivo.

16. casa de mi Padre—¡Cuán estrecha la semejanza de estas palabras maravillosas con Lucas 2:49; el mismo conocimiento de su relación intrínseca con el Templo, como la sede del culto más augusto de su Padre, y así el símbolo de todo lo que se le debía a él en la tierra, que dictaba los dos discursos; pero como jovencito, sin autoridad, era simplemente “un hijo en su propia casa”; ahora era “el Hijo sobre su casa” (Hebreos 3:6), el representante propio, y en la carne “el heredero” de los derechos de su Padre. casa de mercado—No había nada de malo en las mercaderías; pero traerlas para su comodidad y la de otros, en aquel lugar más sagrado, era una profanación que el ojo de Jesús no pudo tolerar. me comió—un rasgo glorioso en el carácter predicho del Mesías sufriente (Salmo 69:9), y que sube alto en algunos que no son dignos de desatar los cordones del calzado de él. (Éxodo 32:19, etc.).

18. ¿Qué señal, etc.—Aunque el acto y las palabras de Cristo, tomados juntos, eran señal suficiente, ellos no fueron convencidos; sin embargo, fueron amedrentados, y aunque en su próxima presentación en Jerusalén, “buscaron matarle” por hablar de “su Padre” exactamente como habló esta vez (cap. 5:18), ellos a esta etapa temprana, sólo piden señal.

19. Destruid este templo, etc.—(Véase la nota acerca de Marco 14:58).

20. cuarenta y seis años—Desde el año diez y ocho de Herodes hasta entonces eran justamente cuarenta y seis años. [Josefo, Antigüedades, xv. 11. 1].

21. templo de su cuerpo—en el cual estaba encarnada la gloria del Verbo eterno. (Véase la nota acerca del cap. 1:14). Por su resurrección el Templo verdadero de Dios en la tierra fué levantado, del cual el templo de piedra no era sino la sombra; de modo que la alusión no es del todo exclusivamente a él, sino que incluye aquel Templo del cual él es el cimiento y todos los creyentes son “piedras vivas” (1 Pedro 2:4).

22. creyeron a la Escritura—sobre este asunto, es decir, esto fué lo que se quería decir, lo que les fué escondido hasta entonces. Nótese: (1) El acto por el cual Cristo distinguió su primera presentación pública en el Templo. Tomando “su bieldo en la mano, él limpia la era”, no completamente en verdad, sino lo suficiente para prefigurar su último acto para con aquel pueblo infiel, el de barrerlo de la casa de Dios. (2) La señal de su autoridad para hacer esto es el anuncio, en el mismo comienzo de su ministerio, de aquella muerte venidera a las manos de ellos, y su resurrección por su propia mano, las que habían de preparar el camino para la expulsión judicial de ellos.

23-25. en el día de la fiesta—las cosas anteriores tal vez acontecieron antes que empezara la fiesta. muchos creyeron—superficialmente, meramente impresionados por “las señales que hacía”. De éstas no tenemos informe. no se confiaba—no se entregaba familiarmente, como a sus discípulos genuinos. sabía lo que había en el hombre—Es imposible que el lenguaje declarara más claramente acerca de Cristo, lo que en Jeremias 17:9, y en otras partes, se niega a todas las simples criaturas.


×

Juan 2

III. LAS SEÑALES Y LOS DISCURSOS PúBLICOS DE CRISTO, 2:1—12:50

Habiendo llamado a sus primeros discípulos, Jesús ahora está pronto para iniciar su ministerio público. Esta sección abarcará unos tres años de eventos que incluyen siete señales y siete discursos, llevándonos al cierre de su ministerio público y al principio de la semana de la pasión.

1. La primera señal : el agua hecha vino, 2:1-11

El escenario cambia abruptamente de la zona de Betania, al otro lado del Jordán, a Caná de Galilea, un pueblo situado a pocos kilómetros de Nazaret. Hovey calcula que de Betania a Caná habría una distancia de unos 100 km, lo cual demandaría por lo menos tres días caminando. Borchert comenta que la posición de esta señal es de crucial importancia, no solo como la primera por número, sino porque funciona como la cabecera o la clave de todas las que Juan registra.

Al tercer día marca el tiempo desde el último evento registrado cuando Jesús llamó a Felipe y tuvo el encuentro con Natanael. Este sería el séptimo día de la primera semana iniciada en la sección anterior. Jesús había prometido a Natanael que vería “cosas mayores” y no demoró en comenzar a cumplir esa promesa, y lo hizo en el mismo pueblo de donde era Natanael (21:2). Y estaba allí la madre de Jesús, indicando la probabilidad de la cercanía de Caná a Nazaret y de que fuera en la casa de parientes o de amigos íntimos. Raymond Brown cita una tradición apócrifa en la cual María aparece como la tía del novio. El verbo en el tiempo imperfecto estaba, contrastando con el verbo en el tiempo aoristo se celebró, podría significar que ella estaba pasando tiempo en ese hogar. Su proceder con los siervos y sentido de responsabilidad cuando faltaba el vino apoyan esta conjetura. No se menciona el nombre de la madre de Jesús, pero no hay duda de que fuera María. José no se menciona en este Evangelio, excepto en la expresión “hijo de José” (1:45), y no aparece en el grupo invitado a la boda; muchos suponen que había fallecido en el ínterin desde Luk 2:51, unos 17 años antes. En cambio, algunos creen que 6:42 indica que José vivía aún.

Por primera vez, los seguidores de Jesús son llamados sus discípulos (v. 2). Algunos sugieren que Jesús sabía de la boda y por eso dejó la zona de Betania a tiempo para llegar para este evento. Probablemente sus discípulos fueron invitados por su vínculo con Jesús y no porque fuesen conocidos por los dueños de casa.

Y como faltó el vino describe una situación embarazosa para los dueños de casa y la interrupción de la fiesta. Morris comenta que tal situación se consideraría como una falta grave y quizá metería a los padres del novio en un pleito legal. La fiesta de boda podría durar hasta una semana entera (ver Gen 29:27; Jdg 14:15). La falta de vino podría indicar que los padres del novio eran de pocos recursos, o que llegaron muchos no invitados. Quizá la presencia de los discípulos de Jesús contribuyó a la falta. Hasta este momento Jesús no había realizado ningún milagro (v. 11); sin embargo, es evidente que María sentía cierta responsabilidad por encontrar una solución al problema, por un lado, y, por el otro, creía que Jesús podría colaborar en alguna manera. Lo que dijo María (v. 3) es más que mera información, es una indirecta a su hijo para hacer algo. Su madre tendría una convicción ya de que su hijo era el Mesías, pues recordaba el mensaje del ángel, el nacimiento virginal y el escenario en el templo cuando Jesús tenía apenas 12 años de edad. No hay indicación de que ella esperaba un milagro, pero es posible que pensaba que en alguna manera él podría dar pruebas de que era el Mesías.

“Mi hora“ Cristo habla en varias ocasiones en el evangelio de “su hora”, que significaba la hora de su sacrificio (Jdg 2:4; Jdg 4:21; Jdg 7:30; Jdg 8:20; Jdg 12:27). La hora determinada por su Padre sería la hora de su muerte. Nadie excepto él podía controlarla. él había venido para cumplir el plan de Dios, para dar salvación a las personas. Solamente lo podría hacer cumpliendo también la hora determinada por el Padre.

Paradójicamente, la hora de la muerte de Jesús fue también la hora de su glorificación: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado... ¿Qué diré: ‘Padre, sálvame de esta hora’? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora! Padre, glorifica tu nombre” (Jdg 12:23, Jdg 12:27). La gloria de Cristo se hace realidad frente al mundo, para que todos puedan ver su sacrificio al llegar “su hora”. éste es el verdadero corazón del Evangelio de Juan: el sacrificio de Cristo es la demostración del amor de Dios para el mundo, y por medio de este sacrificio y glorificación podemos ser hechos “sus hijos/as” al creer en su Hijo.

Literalmente, Jesús responde a María: “¿qué a ti y a mí, mujer?”. Podemos decir con absoluta confianza que no hay nada despectivo en llamar a su madre mujer (ver 4:21; 19:26; 20:13, 15). Quizá María pensaba que las relaciones íntimas de madrea-hijo que había gozado con Jesús en el hogar en Nazaret todavía estaban en pie. Con esta pregunta, Jesús quería aclarar a su madre que, a partir de este momento, y en el cumplimiento de su misión, tendría que obedecer la voluntad de su Padre celestial (ver Luk 2:49) por encima de la de su madre. Todavía no ha llegado mi hora daría la idea de que se negaba a “tomar cartas” en el asunto. Por lo menos, María no lo entendió como una negativa categórica. En varias ocasiones a través de su ministerio público Jesús expresó esto o el autor dijo algo semejante (ver 7:6, 8, 30; 8:20), pero poco antes de su crucifixión dijo “ha llegado la hora” (12:23; ver 12:27; 13:1; 16:32; 17:1). Quizá en esta ocasión se refería solo a la manifestación de su poder milagroso o a la revelación de que era el Mesías, pero Morris opina que ya, en el mismo comienzo de su ministerio, estaba pensando en su culminación.

María se dirige a los sirvientes y les ordena. Tal orden de ella indica a lo menos dos cosas: tenía cierta responsabilidad y autoridad en el hogar, la cual los sirvientes reconocían y, a pesar de la aparente negativa de Jesús, ella esperaba que al fin él haría algo para solucionar la falta de vino. A los que servían no es un verbo, ni un participio en el texto griego, sino un sustantivo que se traduce “a los sirvientes” (diakonos G1249). Nuestro término “diácono” es la transliteración de este vocablo gr. y normalmente se refiere al que servía la mesa o que realizaba otra tarea humilde en la casa. Raymond Brown, un católico romano, tiene razón cuando rechaza el concepto de algunos escritores católicos que prácticamente atribuyen el milagro a María, indicando que fue ella la que empujó a Jesús a adelantar el momento de realizar milagros.

Las bodas en los tiempos de Jesús En el tiempo de Jesús la pareja que quería casarse tenía que desposarse el uno con el otro, por regla general con mucha antelación. Aunque similar a los compromisos de nuestros tiempos, era aún más obligatorio que ahora. Se daban regalos y tomaban votos de compromiso. Al cumplir el acto de su compromiso ya se consideraban como pareja y los dos se pertenecían el uno al otro aunque todavía no vivían juntos.

La boda venía después. No había una ceremonia como hoy día. Se llevaba a la novia de la casa de su padre a la casa de su novio. El novio, juntamente con sus amigos, iba a la casa de la novia a buscarla, y con gran celebración, cantos e instrumentos musicales el novio llevaba a la novia a su casa. Los invitados se juntaban a la procesión en el camino.

Había una comida especial preparada en la casa del novio o de sus padres y todos los amigos y vecinos eran invitados a la gran fiesta. Muchas veces la fiesta duraba de siete hasta catorce días, donde se celebraba con comida, bebida y con gran regocijo. Al finalizar las celebraciones, el novio llevaba a la novia a su cámara nupcial y el matrimonio era consumado.

Las seis tinajas eran para la purificación, según un rito judío (ver Mat 15:2; Mar 7:1-4; Luk 11:39). No era asunto de higiene, sino una costumbre ritual que las autoridades judías exigían antes de comer. En cada una de ellas cabían dos o tres medidas. Todos los detalles indican el reportaje de un testigo ocular; p. ej., el número, tamaño y material de las tinajas. Una medida (metretes G3355) era equivalente a unos 30 litros, así que en cada tinaja cabrían unos 60 a 90 litros. Este número multiplicado por seis daría entre 400 y 500 litros, una cantidad impresionante.

Las palabras de Jesús son un mandato que constituye el primer paso en el milagro que iba a realizar. Jesús frecuentemente involucraba a sus discípulos u otros en la realización de milagros. En relación con esta observación, Ryle comenta que “los deberes son nuestros, los eventos son de Dios. Es nuestro deber llenar las tinajas; es el de Cristo convertir el agua en vino”. En esta ocasión, los sirvientes de la casa cooperan, obedeciendo al pie de la letra el mandato. Y las llenaron hasta el borde, una acotación importante, indicando que no había lugar para agregar otra sustancia y que, en el momento de realizar el milagro, las tinajas contenían solamente agua.

El verbo sacad (v. 8), juntamente con el adverbio ahora, es un mandato con énfasis en una obediencia inmediata, como dicen en Chile: “al tiro”. Encargado del banquete es lit. “el principal de la sala de fiesta”, un término usado en el NT sólo aquí y en el v. 9. Algunos sugieren que se trata de un sirviente que tendría el deber de probar la comida y la bebida antes de ofrecerla a los demás. Otros opinan que se refiere a uno de los huéspedes seleccionado para presidir en el banquete, según la costumbre de los griegos y los romanos.

Caná de Galilea

El texto no aclara el momento preciso cuando se realizó el milagro, pero se implica que fue un acto instantáneo. Si toda el agua fue hecha vino, además de satisfacer la falta del momento, Jesús estaba proveyendo un regalo valioso para los recién casados, pues seguramente el grupo no podría consumir tanto vino en lo que faltaba de la fiesta. Algunos comentaristas opinan que el milagro sucedió en los utensilios mientras llevaban el vino a la sala y no en las tinajas. En todo caso, el milagro revela la superabundancia de las provisiones de Cristo para los suyos. El encargado no sabía de dónde venía el agua hecha vino, pero sí sabía que era de muy buena calidad, lo que le sorprendió. En cambio, los sirvientes sí lo sabían, pero habían guardado el secreto.

El encargado, sorprendido por el buen gusto del vino, explica la costumbre de las fiestas (v. 10) y porqué estaba sorprendido por el procedimiento inusual del dueño de casa. Cuando han tomado bastante traduce un verbo subjuntivo (methuo




»

Comentario Bíblico Mundo Hispano

7000 Alabama St. El Paso, TX 79904, Copyright 2000 © Editorial Mundo Hispano

Síguenos en:



Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos