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1 Corintios 16 - Comentario de Frederick Brotherton Meyer vs Mundo Hispano

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1 Corintios 16

1 Corintios 16:1-12

Beneficencia sistemática

1 Corintios 16:1

Es notable que el Apóstol pueda apartarse de uno de sus vuelos más sublimes de sagrada elocuencia para ocuparse de un asunto tan ordinario como la colección. Pero, después de todo, no hay ninguna incongruencia. Los pensamientos a los que ha expresado seguramente deberían conducir a alguna respuesta tangible del deber y la actividad cristianos, o dañarían en lugar de ayudar. Nada es más dañino para la conciencia cristiana que el sonido de trompeta que no conduce a ninguna respuesta en acción. Si el capítulo anterior no estimula la generosidad cristiana, nada lo hará.

Note la hora , el primer día de la semana, lo que indica la reverencia con que los primeros cristianos consideraban ese día. El método: la apropiación definitiva para la obra de Dios de una cierta proporción de los ingresos, a medida que se acumulan. La proporción como donante puede prosperar. A Paul no le gustaban las apelaciones vehementes de cobranza, y aconsejaba que debíamos dar de acuerdo con un sistema, y ​​no meramente por impulso.

Recuerde que es Dios quien abre puertas grandes y eficaces ante sus siervos. De nada sirve forzarlos. Esperemos que el Señor Jesús, que tiene la llave de David, las abra, porque entonces nadie podrá cerrarlas. Nuestro deber es estar preparados para entrar cuando llegue el momento y la puerta se abra de par en par.

1 Corintios 16:13-24

Exhortaciones y saludos

1 Corintios 16:13

El Apóstol tuvo cuidado de cultivar la amistad, uno de los invaluables dones de Dios; y fue muy generoso no solo en sus referencias a sus amigos, sino también en su trato con ellos. Debido a que a Timoteo le faltaba fuerza viril, Pablo siempre se las ingeniaba para facilitar su camino; y aunque Apolos había alejado a algunos de sus conversos, el Apóstol deseaba que volviera a visitar Corinto.

Tampoco podía olvidar la casa que le había dado las primicias. Su soledad había sido muy animada por el advenimiento de la delegación de Corinto. El amor humano es una revelación de lo divino; un cántaro de barro que Dios llena de tesoros celestiales; un cáliz que contiene el vino de la vida.

Note la llamarada del amor apasionado de Pablo por Cristo. Sintió que cualquiera que no lo amara debía ser maldito en disposición y alma; y sería maldito a su llegada, como el árbol estéril en medio de un huerto de árboles frutales, coronado de flores o cargado de frutos. ¡Maran atha! - Nuestro Señor viene. Él enmendará las injusticias del tiempo y coronará a sus siervos fieles con honor y gloria. ¡Aleluya!


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1 Corintios 16

24. Ofrenda para la iglesia en Jerusalén, 16:1-4

Pareciera que Pablo vuelve a la serie de cosas mencionadas en la carta que le fue dirigida por los corintios. Es decir, la expresión “en cuanto a” (peri G4012; ver 7:1; 8:1; 12:1) puede intimar que quiere contestar la pregunta que hicieran los corintios respecto a la colecta que las iglesias gentiles enviaban a los creyentes pobres en Jerusalén. Es plausible esto, pero la preposición que introduce la frase no garantiza tal trasfondo. Sea como sea, Pablo les plantea a los corintios su deseo de que ellos cooperen en la “ofrenda”. Esta palabra en griego puede referirse también a una especie de impuesto o simplemente a una colecta de dinero. Dentro del contexto de la iglesia, era natural que la palabra significara simplemente ofrenda. El término los “santos” puede referirse a los creyentes en Jerusalén (Rom 15:26) o a creyentes gentiles (Rom 1:2). Es evidente que Pablo fuera uno de los promotores principales de la ofrenda para aliviar las dificultades económicas por las cuales pasaban los hermanos creyentes en la iglesia madre en Jerusalén. Sus esfuerzos en pro de esta ofrenda se mencionan en Act 11:29-30; Act 24:17; Rom 15:25-28; 2 Corintios 8 y 9. Aunque el Apóstol emplea un imperativo, “haced”, no se debe pensar en esta ofrenda como algo impuesto por Pablo o por la iglesia. Más bien, no hay evidencia de que Pablo viera esta ofrenda como otra cosa sino como un acto voluntario de los corintios. La motivación en pedir la ofrenda pudo haber sido trifásica: (1) sentía lástima sincera por los hermanos sufrientes en Jerusalén, (2) se le había pedido que la recogiera (Gal 2:10), (3) deseaba buscar la manera de unir más los elementos judíos y gentiles de la iglesia.

La última parte de este versículo presenta cierto problema. Cuando Pablo dice “ordené a las iglesias de Galacia”, se nos presenta el dilema de que no hay mención en los escritos de Pablo acerca de tal solicitud. El libro de Hechos tampoco lo aclara. Lo más probable es que la voz había corrido a los corintios respecto a los planes de Pablo en relación con una ofrenda de parte de los Gálatas. La fuente de información, desde luego, habría sido en forma oral. Otra faceta de este problema es que no se sabe a ciencia cierta el significado que Pablo le da a “Galacia”. Algunos piensan que significa la región cubierta por Pablo durante su primer viaje misionero, que se narra en Hechos 13—14. Otros piensan, más bien, que Pablo alude a las iglesias en la parte nortecentral de la provincia romana de Galacia. Cualquiera que sea el significado del término para Pablo, él avisa a los corintios que quiere que colaboren de manera similar a los “Gálatas”.

El v. 2 habla poderosamente de la condición organizacional (o carencia de ella) de la iglesia en Corinto. Aunque se menciona “el primer día de la semana”, no hay confirmación de que sea el día de la reunión de la iglesia en este texto. Se sabe que en Judea los cristianos más primitivos, todos ellos judíos, continuaban asistiendo a las sinagogas por el tiempo que les fuera posible. Llegó el momento cuando los mismos incrédulos judíos no permitieron que esta práctica siguiera. Sí se sabe que a la postre los cristianos optaron por celebrar sus reuniones el primer día de la semana. La premisa general es que se escogió este día por ser el día de la resurrección de Jesús. Es posible, no obstante, que desde el principio los cristianos judíos asistieran a las reuniones de la sinagoga en las mañanas y luego a una reunión exclusivamente cristiana en las noches (el sábado). Con la venida de la oposición y persecución judías contra los cristianos, los creyentes cristianos se comenzarían a reunir exclusivamente los domingos, o sea, “el día del Señor” (ver Apoc. 1:10). Por lo menos, para cuando Pablo les escribe a los corintios, les recomienda que aparten el dinero “el primer día de la semana” para la ofrenda que sería enviada oportuna y prudentemente a Jerusalén. Es muy probable que los creyentes gentiles no conocieran otro día de adoración que no fuera el domingo. Ciertamente su trasfondo gentil no se prestaría para que tuvieran que reunirse los sábados como los judíos. Interesantemente, no se instruye que el dinero sea llevado a las reuniones de la iglesia, sino que se guarde en la casa. Tal vez se sobreentiende que a la postre los dineros serían llevados a la reunión de la iglesia con el fin de que fueran recogidos. Además, el Apóstol recomienda que la ofrenda sea apartada una vez por semana en los respectivos hogares de los creyentes, no una sola vez. La ofrenda también debía ser proporcional; es decir, según los ingresos del cabeza de familia. Se esperaría que los más pudientes dieran más que los de menos recursos. En este caso no hay mención de ningún porcentaje de los ingresos.

De nuevo (v. 3), se destaca el cuidado que tenía el Apóstol de evitar cualquier censura que pudiera haber respecto a su manejo de fondos ajenos. Pablo no sabía exactamente cuándo llegaría a Corinto, pero ya había dejado instrucciones respecto a la colecta. Ahora advierte a los corintios para que ellos escojan algunos delegados que lleven la ofrenda a los santos pobres en Jerusalén. Hay cierta ambigüedad en el griego, y no se sabe con certeza quién escribe las cartas de acreditación. ¿Sería Pablo mismo? ¿Sería la iglesia? Dada la cautela con que Pablo trata este asunto relacionado con el dinero, lo más probable es que se tratara de la misma congregación. Si ésta debía nombrar a las personas, era lógico que ella misma escribiera las cartas también. En este caso, es loable que Pablo reconociera la autoridad y responsabilidad de la congregación, pese a su propia autoridad apostólica reconocida.

Llama la atención que Pablo no dice en esta ocasión “si el Señor quiere” (v. 4). Puede ser que las condiciones en Jerusalén fueran los factores determinantes. Pudiera ser que su presencia conviniera, según las exigencias de la congregación en Judea. Se sabe con certeza que más tarde el Apóstol opta por ir personalmente a Jerusalén. Para cuando escribió Rom 15:25, ya pensaba en ir. Además, en Los Act 20:3—Act 21:17 se describe un viaje a Jerusalén en el cual varias personas acompañaron al Apóstol. Pudiera ser que los delegados de Corinto estuvieran entre ellas.

V. PALABRAS FINALES,Act 16:5-24

1. Planes de Pablo y de sus compañeros,Act 16:5-12

Con esta sección Pablo empieza algunos comentarios concluyentes. Primero habla de algunos planes que tenía para futuras visitas. Después, habla de algunas personas significativas para él, entre ellas Timoteo y Apolos.

Al escribir las palabras del v. 5, está claro que Pablo estaba en éfeso (v. 8). Los planes divulgados por él no son complicados, pero sí cambiantes. El Apóstol pensaba cruzar a Corinto vía Macedonia (ver Act 19:21). Pero según 2Co 1:15 ss. hubo un cambio en sus planes; iría primero a Corinto antes de llegar a Macedonia. Es bien sabido que los planes no siempre se pueden realizar; al final Pablo cambia nuevamente su itinerario.

Según Act 20:2 ss. y Rom 16:1, Rom 16:23, efectivamente Pablo pasó un invierno en Corinto antes de proseguir para Jerusalén. Bruce opina, sin embargo, que el invierno que efectivamente pasó en Corinto no sería el que siguió inmediatamente después de escribir 1 Corintios sino el siguiente. Lo que sí está claro en sus palabras es que Pablo no tenía planes fijos al escribir esta carta. La expresión “a donde deba ir” (v. 6) implica que todavía su trayectoria era “abierta”. También, es muy posible que algunos de los corintios resintieran el tiempo que Pablo pasaba en otras partes; por esto, el Apóstol no quiere verlos sólo de paso. Urgía que pasara más tiempo con ellos para calmar ciertos ánimos y para rectificar algunos malentendidos. Pasar todo un invierno en Corinto no tan sólo era conveniente desde la óptica de las buenas relaciones, sino que también las condiciones del invierno no se prestaban para viajar. Esto era cierto especialmente cuando se trataba de viajes marítimos (ver Act 27:9-12). La expresión “si el Señor lo permite” (v. 7), según Conzelmann, es un dicho de origen griego, no judío. El autor alemán se molesta en dar toda una serie de citas de autores griegos, incluso Sócrates y Platón, que incluyen la expresión. Desde luego, la expresión griega no alude al Señor de los cristianos tal como lo hace Jam 4:15.

Pentecostés era la misma celebración de la “fiesta de las Semanas”. En esta fiesta judía se celebraba la cosecha del trigo justo siete semanas después de la Pascua (ver Lev 23:15 ss.). Presumiblemente, entonces, Pablo escribía durante la primavera. El adjetivo eficaz (energues G1756) es un tanto extraño para describir una puerta, pero, considerando la metáfora empleada por Pablo, cuadra bastante bien. La puerta como símbolo de una oportunidad se aclara más en 2Co 2:12. Los “adversarios” aludidos son posiblemente opositores bien judíos o cristianos judaizantes a quienes Pablo considera como barreras a la evangelización (Act 19:23 ss.; Act 20:19). De modo que el Apóstol ha procurado explicarles algunas razones para su posible demora en llegar a Corinto: (1) las oportunidades de servicio en éfeso; (2) los factores negativos que hacen más difícil su aprovechamiento de esas oportunidades.

Aunque Pablo emplea la partícula Si al iniciar la oración (v. 10), no es que tenga duda de la eventual llegada de Timoteo a Corinto (Act 4:17). De hecho, se sabe que Timoteo no iba a ser el portador de esta carta, sino que llegaría antes. Pablo ya había enviado a Timoteo; ya estaba en camino hacia Corinto cuando el Apóstol escribía estas palabras. Palabras adicionales de recomendación respecto a Timoteo se hallan en Phi 2:19 ss. En la carta pastoral que lleva el nombre de Timoteo, se menciona la juventud de éste (1Ti 4:12). Las palabras del Apóstol aquí posiblemente van con el deseo de que la congregación en Corinto no lo subestime por su juventud. Es posible también que la personalidad de Timoteo no fuera fogosa ni llamativa. Algunos de los creyentes corintios no se habían destacado ni por su diplomacia ni por su buen trato a la gente. Convenían algunas palabras de recomendación para que cambiaran su manera de ser específicamente con relación a Timoteo. Pablo era muy resistente a los embates, pero no quería que Timoteo fuera tratado como si tuviera la misma resistencia. Tampoco el Apóstol quería que Timoteo se expusiera por mucho tiempo a las dificultades que pudieran presentarse en Corinto. Seguramente por eso les pedía a los corintios que lo enviaran de regreso oportunamente. La identidad precisa de “los hermanos” no se puede determinar fácilmente. No se sabe si ellos estaban con Pablo al escribirles a los corintios, o si estuvieran con Timoteo en Corinto en el momento de su regreso.

Esta no es la primera vez que el Apóstol menciona a Apolos en esta misiva (v. 12) (ver 1:12; 3:4-6; 4:6). No hay quién lea este texto y dude de la relación amistosa entre el Apóstol y el gran orador de Alejandría. Aparentemente, Pablo había insistido bastante en que su amigo viajara a Corinto en compañía de Timoteo y “los hermanos”. Cuando se menciona “voluntad” en griego, hay cierta incertidumbre si es la de Apolos o la de Dios. RVA parece resolver esta incertidumbre asignando así la falta de voluntad a Apolos. Esto es muy factible. Apolos aparentemente había visitado Corinto anteriormente, pero no se sabe si volvió a visitar dicha iglesia o no. Por lo menos, Pablo les comunica a los corintios que los planes eran que sí los visitaría en un momento oportuno.

2. Exhortaciones y saludos, 16:13-24

El primer mandato a los corintios es que vigilen, que estén alertas (ver también Mar 13:35, Mar 13:37; 1Th 5:6; 1Pe 5:8; Apoc. 3:3). Este verbo no tan sólo se usa para alentar un cuidado con respecto a la moral y las buenas doctrinas, sino que también implica una vigilancia respecto a “las últimas cosas”. Es decir, Pablo ya les había dicho a los corintios que él esperaba la venida de Cristo a la tierra durante su propia vida. Era preciso, pues, que ellos también estuvieran vigilantes, esperando con anticipación los eventos culminantes de la historia mundial. Si los corintios hacían esto, ciertamente acatarían el mandato “estad firmes en la fe”. La fe en este caso no es tanto un cuerpo de doctrina sino confianza en el Señor de la fe. “Sed valientes” es traducción de un verbo griego (andrizesthe G407) que significa: “Sea un hombre”, sea varonil. Pablo ya había aclarado ampliamente en el cap. 13 lo que significaba hacer todas las cosas con amor.

En los vv. 15, 16, el Apóstol demuestra su respeto y reconocimiento hacia ciertos líderes en la iglesia. Ciertamente, uno de los problemas principales de la iglesia en Corinto era una tendencia hacia la anarquía. Se negaban a dar lugar a los verdaderos líderes dignos de la congregación. éstos eran aquellos individuos que gozaban del don de la administración (12:28). Se sabe que el primer “padre apostólico”, Clemente de Roma, tuvo que enviar una carta a la iglesia en Corinto precisamente con la misma queja. En el tiempo de Clemente un grupo limitado de jóvenes rehusaba acatar las recomendaciones e instrucciones de los líderes mayores. Su carta es bastante dura al respecto. Parece que el problema de la anarquía que enfrentaba Pablo no pudo resolverse durante sus días. El esfuerzo que el Apóstol hace en contra del desdén abierto de algunos de los corintios respecto a sus líderes involucra la mención de un tal “Estéfanas”. Este hombre, en unión con los demás miembros adultos de su familia, voluntariamente vio las necesidades en Corinto, y se puso a resolver esas necesidades. Ni la iglesia pidió que sirvieran, ni tampoco se creían algo especial ellos mismos. Simplemente, viendo las necesidades, acudieron para ayudar. Lo que Pablo quiere es que los corintios, al igual que él, reconozcan el valor de esta clase de servicio espontáneo y amoroso. La familia de Estéfanas ni siquiera era oriunda de Corinto. Pablo dice que estaban entre los primeros convertidos que tuvo en la provincia de Acaya. Por la construcción de la oración, se nota que ahora esta familia ejemplar sirve a los “santos” (los miembros) de la iglesia de Corinto. La súplica del Apóstol es que los corintios se sujeten a estos líderessiervos. La sumisión bien podría implicar también una emulación de su clase de servicio amoroso. El Apóstol menciona por nombre sólo a Estéfanas, pero obviamente había también otros de su clase en la iglesia. A éstos era preciso que los corintios se sometieran y que los emularan.

Ya el Apóstol había hablado de Estéfanas. Ahora (vv. 17, 18) Pablo quería también mencionar su aprecio por los otros dos miembros de la iglesia en Corinto que acompañaron a Estéfanas a éfeso. Es muy probable que estos tres le llevaran la carta de la iglesia a Pablo. La carta que Pablo ahora va terminando, como se ha visto, responde a muchas preguntas planteadas por la iglesia. Juntamente con la carta, estos tres llevarían otras noticias de forma oral. Presumiblemente, “Fortunato y Acaico” eran colaboradores de Estéfanas en Corinto. También servían a la iglesia. Lamentablemente, este texto (vv. 17, 18) es la única mención de éstos en todo el NT. De todos modos, estos tres “suplieron lo que me faltaba de vuestra parte”, afirma el Apóstol. A primera vista, estas palabras pueden lucir como recriminaciones contra los corintios por no haberlo apreciado y

reconocido. La construcción gramatical, sin embargo, aclara que no es así. Más bien, lo que el Apóstol afirma es que los tres emisarios satisficieron sus necesidades respecto a noticias de los corintios. Obviamente, la iglesia entera no podía llegar a éfeso, pero estos tres sí. Pablo tenía ansias respecto al proceder de la iglesia, y los tres mensajeros ayudaron a calmar esas preocupaciones. Nuevamente, Pablo insta a los corintios a que reconozcan el valor que hay en estos tres siervos.

Estos son los saludos finales de Pablo a los corintios (vv. 19, 20). Cuando el Apóstol menciona a “las iglesias de Asia”, hay que recordar que no habla de otras iglesias sino las de la provincia romana de Asia. Como ya se dijo, Pablo escribía desde éfeso, una de las ciudades principales de la provincia. Evidentemente, el Apóstol se mantenía en contacto con las demás iglesias en esa provincia. Estas eran las iglesias fundadas por Pablo en su ministerio en éfeso (Act 19:10). La mención de “Aquilas y Priscila” es interesante porque normalmente el orden de los nombres es a la inversa. Se sabe que este matrimonio, procedente de Roma, había sido expulsado con muchos otros judíos durante el edicto del emperador Claudio en el 49 de la era cristiana. Este matrimonio llegó primero a Corinto, y llegó a ser muy amigo de Pablo en sus días en esa ciudad. Habían figurado prominentemente en esa iglesia fundada por el Apóstol, y se fueron con él para éfeso posteriormente (Act 18:18 ss.). El que Pablo mencione el saludo de “la iglesia que está en su casa” implica que Aquilas y Priscila no eran personas de pocos recursos. El que tuvieran una casa para albergar una congregación lo confirma. Ya que sería difícil que una congregación grande se reuniera en una casa, es posible que hubiera más de una congregación en éfeso. La mención de “todos los hermanos” pudiera incluir toda la congregación, pero más probablemente se refiera a los que acompañaban a Pablo al cerrar la carta. Otra posibilidad es que fueran corintios que habían viajado a éfeso.

Uno de los elementos al que alude el Apóstol es extraño para algunas culturas: el beso. Por el contenido del v. 20 es evidente que la intención de Pablo era que su carta se leyera en voz alta en la reunión normal de la iglesia. A la vez, parece que “el beso santo” era parte de los saludos. El que Pablo definiera la calidad del beso como “santo” implica que era algo asociado con el culto. Otros textos que hablan del beso son: Rom 16:16; 2Co 13:12; 1Th 5:26. Al final de 2 Corintios se halla algo como si fuera parte de una liturgia: la lectura de la carta, el beso y la bendición. Por extraña que parezca esta práctica en la iglesia primitiva para algunas culturas, en algunos países de habla española la cultura se presta para que no se vea tan extraño un saludo con beso al encontrarse los creyentes unos con otros otro en el contexto del culto.

Pablo asegura la autenticidad de su carta, escribiendo con su propia letra los últimos párrafos de la carta (v. 21). Esto se ve también en Gal 6:11; Col 4:18; 2Th 3:17. Era la costumbre del Apóstol dictar sus cartas a un secretario (ver Rom 16:22).

Las palabras del Apóstol en el v. 22 son enigmáticas. No tan sólo es inusual esta forma rara de cerrar una carta, sino que también se usa un verbo que no figura en todas las cartas reconocidas de Pablo: “ama” (fileo G5368). Como ya se ha visto, la forma normal del verbo para el Apóstol es agapao G25, especialmente en el cap. 13. Algunos explican estas palabras del Apóstol como parte de una liturgia del culto. Es como si estas palabras fueran la contraparte de una frase como: “Si alguien ama al Señor, que sea bendecido por el Señor”. Luego la congregación respondería: “¡Ven, Señor nuestro!” (¡Maranatha!) J. A. T. Robinson, citado por Bruce, opina que posiblemente estas frases sean una parte de la liturgia más primitiva que poseamos de la iglesia cristiana. La palabra Maranatha es una transliteración del arameo al griego. La palabra española, a su vez, es transliteración del griego de Pablo. Puede significar “El Señor ha venido” o a su vez, “Ven, Señor”. Cualquiera de las dos formas cuadra con el pensamiento del Apóstol. él sabía bien que Jesús había venido como Señor, y también vendría en el futuro como Señor reinante.

La bendición final es dual. Se incluyen “gracia” (xaris G5485) (ver Rom 16:20) y “amor” (agape G26). Se debe aclarar que no era lo usual incluir el amor en las últimas palabras de una carta. Estas últimas palabras de Pablo en esta misiva no deben entenderse como una mera formalidad. Más bien, eran expresiones afectuosas del Apóstol para con los hermanos corintios. El amor expresado no es sólo un afecto normal, humano, sino un amor fundado en su experiencia común con el Señor Jesús.




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Comentario Bíblico Mundo Hispano

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