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Juan 15 - Comentario Bíblico de Matthew Henry vs Mundo Hispano

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Juan 15

Juan 15 - Introducción

* Cristo la verdadera vid. (1-8) Su amor a sus discípulos. (9-17) Predicho. (18-25) El Consolador prometió. (26,27)

Juan 15:1-8

1-8 Jesucristo es la Vid, la verdadera Vid. La unión de las naturalezas humana y divina, y la plenitud del Espíritu que hay en él, se asemejan a la raíz de la vid fructificada por la humedad de una tierra rica. Los creyentes son sarmientos de esta vid. La raíz no se ve, y nuestra vida está escondida con Cristo; la raíz soporta el árbol, le difunde savia, y en Cristo están todos los apoyos y suministros. Los sarmientos de la vid son muchos, pero, reunidos en la raíz, son todos una sola vid; así todos los verdaderos cristianos, aunque en lugar y opinión distantes unos de otros, se reúnen en Cristo. Los creyentes, al igual que los sarmientos de la vid, son débiles y no pueden mantenerse en pie si no es en la medida en que son sostenidos. El Padre es el labrador. Nunca hubo un labrador tan sabio, tan vigilante de su viña, como lo es Dios de su iglesia, que por lo tanto debe prosperar. Debemos ser fructíferos. De una viña buscamos uvas, y de un cristiano buscamos un temperamento, una disposición y una vida cristiana. Debemos honrar a Dios y hacer el bien; esto es dar fruto. Los que no dan fruto son eliminados. E incluso los pámpanos fructíferos necesitan ser podados; porque los mejores tienen nociones, pasiones y humores que requieren ser quitados, lo que Cristo ha prometido para adelantar la santificación de los creyentes, que serán agradecidos por ellos. La palabra de Cristo se dirige a todos los creyentes; y hay una virtud purificadora en esa palabra, ya que obra la gracia, y elimina la corrupción. Y cuanto más fruto producimos, cuanto más abundamos en lo bueno, más se glorifica a nuestro Señor. Para que haya fruto, debemos permanecer en Cristo, debemos tener unión con él por la fe. La gran preocupación de todos los discípulos de Cristo es mantener constantemente la dependencia de Cristo y la comunión con él. Los verdaderos cristianos comprueban por experiencia que cualquier interrupción en el ejercicio de su fe, hace que decaigan los santos afectos, se reaviven sus corrupciones y decaigan sus comodidades. Los que no permanecen en Cristo, aunque florezcan por un tiempo en la profesión externa, no llegan a nada. El fuego es el lugar más adecuado para las ramas marchitas; no sirven para nada más. Procuremos vivir más sencillamente de la plenitud de Cristo, y crecer más fructíferamente en toda buena palabra y obra, para que nuestro gozo en Él y en su salvación sea pleno.

Juan 15:9-17

9-17 Aquellos a quienes Dios ama como a un Padre, pueden despreciar el odio de todo el mundo. Como el Padre amó a Cristo, que era el más digno, así amó a sus discípulos, que eran indignos. Todos los que aman al Salvador deben continuar en su amor hacia él, y aprovechar todas las ocasiones para demostrarlo. La alegría del hipócrita es sólo un momento, pero la alegría de los que permanecen en el amor de Cristo es una fiesta continua. Deben mostrar su amor a él guardando sus mandamientos. Si el mismo poder que derramó por primera vez el amor de Cristo en nuestros corazones, no nos mantuviera en ese amor, no podríamos permanecer en él por mucho tiempo. El amor de Cristo hacia nosotros debe dirigirnos a amarnos unos a otros. Habla como si estuviera a punto de dar muchas cosas a cargo, pero sólo nombra esto; incluye muchos deberes.

Juan 15:18-25

18-25 Cuán poco piensan muchas personas que al oponerse a la doctrina de Cristo como nuestro Profeta, Sacerdote y Rey, demuestran su ignorancia del único Dios vivo y verdadero, al que profesan adorar. El nombre en el que los discípulos de Cristo fueron bautizados, es aquel por el que vivirán y morirán. Es un consuelo para los que más sufren, si sufren por el nombre de Cristo. La ignorancia del mundo es la verdadera causa de su odio hacia los discípulos de Jesús. Cuanto más claros y completos son los descubrimientos de la gracia y la verdad de Cristo, mayor es nuestro pecado si no le amamos y creemos en él.

Juan 15:26-27

26,27. El bendito Espíritu mantendrá la causa de Cristo en el mundo, a pesar de la oposición que encuentre. Los creyentes enseñados y alentados por sus influencias, darán testimonio de Cristo y de su salvación.


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Juan 15

3. Jesús : la vid verdadera, 15:1-17

Es muy tentador imaginarnos que Jesús y los discípulos hayan salido del aposento alto (ver 14:31b) y, yendo hacia Getsemaní, se hayan detenido ante la fachada del templo. A la luz de la luna llena pudieron ver con claridad la vid, el símbolo de Israel, esculpida en el mármol sobre la entrada del templo. O, si adoptamos la opinión de Morgan, ellos estaban sentados en un lugar cerca del arroyo Quedrón donde podían ver a la luz de la luna las viñas en su derredor. En numerosos pasajes vemos que el Señor es el dueño y labrador de su “viña” Israel (ver Job 80:8-19; Isa 5:1-7; Isa 27:2-6; Jer 2:21; Jer 5:10; Jer 6:9; Jer 12:10-11; Eze 19:10 ss.). él la había desarraigado de Egipto y la había trasplantado en Palestina. La había cultivado, cuidado y limpiado, todo en la esperanza de que produjera fruto, buen fruto, mucho fruto. Pero su “viña” no produjo fruto, o produjo fruto agrio. Por lo tanto, él tenía que podarla, limpiarla y trabajarla, quemando los gajos infructíferos, para obtener lo que esperaba de ella.

Con este trasfondo en mente, Jesús presenta una sencilla alegoría a sus discípulos por medio de la cual enseña cuáles son las demandas del discipulado y lo que es necesario que ellos hagan para satisfacer sus demandas. Jesús primero describe su relación con el Padre (vv. 1-4) y luego con sus discípulos (vv. 5-8). Uno de los temas principales del cap. 14 era Jesús como el camino para entrar en una relación personal con el Padre. En el cap. 15 vemos el resultado de esa relación con el Hijo y con el Padre: la producción de abundante fruto que satisface la expectativa del Padre.

BeasleyMurray observa en el discurso Deu 15:1-17 dos subdivisiones naturales con temas estrechamente relacionados: la viña y sus ramas, por un lado, y el mandato a los discípulos de amarse mutuamente, por otro. Sin embargo, no hay consenso en cuanto al punto preciso de división entre estos dos temas: según Brown es 1-6 y 7-17; Según Bultmann es 1-8 y 9-17; según Borig es 1-10 y 11-17; y según Schnackenburg es 1-11 y 12-17. Este autor basa su opinión sobre la fórmula “Estas cosas os he hablado…” (v. 11) que a menudo señala un cambio de tema. En nuestra opinión no es de vital importancia el establecer el punto preciso de división entre los dos temas y por lo tanto hemos dejado el bosquejo sin subdivisiones.

Al leer este pasaje uno debe notar especialmente los tres personajes destacados: Jesús, su Padre y los discípulos. También hay tres palabras clave que, por su repetición y asociación entre sí, requieren una atención especial: “en”, “permanecer” y “fruto”.

Jesús inicia este discurso con el último de los “Yo Soy” (ego G1473 eimi G1510; ver 6:35) en este libro, una expresión que enfatiza su “eterno ser”, esta vez haciéndose semejante a una vid. Dos de los tres componentes básicos de la alegoría se presentan en este versículo. El término vid se refiere a una planta que produce uvas, no a la viña que comprende muchas plantas. Es la única ocasión que agrega y mi Padre... al “Yo soy”, pero este concepto corre a través de Juan. Jesús se presenta como el mediador, el que obra en el mundo, pero en perfecto acuerdo y comunión con el Padre quien obra desde el cielo (ver 14:10). Según Bultmann, el trasfondo de la figura de la vid es la idea gnóstica del “árbol de vida”. Sin embargo, como se comentó antes, la mayoría de los comentaristas opinan que Jesús tenía en mente el simbolismo de la vid en el AT. Josefo, el historiador judío, describe una gran vid dorada, puesta en la entrada del templo que fue construido por Herodes.

Supongamos que Jesús se haya detenido con los discípulos ante el templo, con la figura de la vid, símbolo de Israel, esculpida en mármol a la vista con la luz de la luna llena, y mirando hacia arriba dijera: “ésa no, Yo soy la vid verdadera…”, ¡qué enfático, qué dramático y qué impresionante hubiera sido para los discípulos! Plummer se imagina que quizás estaban todavía en el aposento alto y Jesús señalaba una rama de vid que entraba por la ventana. En efecto, él estaba comparándose con el Israel nacional, “la vid” del AT, y afirmando que ésa ya no era la verdadera, sino que estaba siendo reemplazada. Jesús se presenta como la vid verdadera, genuina, ideal y perfecta. él y únicamente él, no la nación judía, ni el cristianismo institucional que estaba por nacer, constituiría la vid nueva y verdadera (ver 1:9). La del AT no cumplió el propósito de Dios, pero la nueva y verdadera sí lo haría. Nótese la relación estrecha entre el Padre, quien es el labrador, y la vid, que es su Hijo. El término labrador traduce un vocablo griego compuesto de “tierra” y “obra”, dando la idea de uno que trabaja en la tierra. El Padre se presenta como realizando su voluntad por intermedio de su Hijo.

El término rama (v. 2) traduce un vocablo (klema G2814) que se deriva de un verbo que significa “romper”, y de allí la idea de algo que “sale de” o “parte de” otra fuente. La RVR 1960 emplea el término “pámpano”, menos conocido, en lugar de rama. A veces el término “gajo” también se emplea para traducirlo. Este término se usa en el NT sólo en este pasaje (vv. 2, 4-6). La pequeña preposición en, que se escribe igual en el griego (en G1722), juega un rol tremendamente importante en esta sección, con nada menos que 16 menciones. En la gramática, la preposición sirve para establecer la relación entre dos o más objetos, y en este caso connota una relación estrecha y vital. No es al lado de, ni arriba de, ni debajo de, ni detrás de, ni delante de, ni alrededor de, sino en mí. Jesús había enfatizado esa clase de relación entre él y el Padre (ver 14:10, 11), entre el Espíritu Santo y los discípulos (14:17) y entre él, el Padre y los discípulos (14:20, 23). Ahora esa unión vital es esencial para poder llevar fruto. Toda rama que en mí no está llevando fruto no se refiere a los judíos, ni a los gentiles, sino a los seguidores de Jesús. La RVA capta bien el énfasis del participio griego en el tiempo presente no está llevando fruto, una construcción que describe una acción continua, un estilo de vida.

El labrador trabaja con la expectativa de una cosecha abundante y toda su atención se dirige a ese fin. Por eso, otro término importante en el pasaje es fruto, que aparece ocho veces. Jesús no define el significado del fruto, pero seguramente incluye principalmente las cualidades internas y espirituales, las del carácter cristiano (ver Mat 3:8; Mat 7:20; Rom 6:22; Gal 5:22 s.; Eph 5:9; Phi 1:11). También el fruto deseado por el Padre incluirá a los nuevos discípulos ganados por el testimonio de ellos (ver Mat 28:19-20; Act 1:8). Nótese la severidad con que el labrador poda la vid: la quita. El viñador sabe la necesidad de eliminar los gajos que sólo chupan la savia de la planta y que no rinden fruto. Además, los gajos estériles limitan la producción de las ramas fructíferas. Observando la operación desde afuera, no sabiendo el propósito del labrador, uno pensaría que está destruyendo la planta. Es una operación radical y dolorosa para la planta, pero necesaria para lograr mayor producción. Morris comenta que esta eliminación es una parte de la alegoría, pero que no es prueba de que un verdadero creyente pudiera caer de la gracia. Pocas veces encontramos que todos los elementos de una alegoría ofrecen una interpretación obvia.

Ego eimi : Yo soy Jesús usaba palabras metafóricas para ayudar a sus discípulos a entender sus enseñanzas profundas. Repetidas veces en el Evangelio de Juan él usa expresiones cortas que son inolvidables y presentan la verdad en forma impactante. A pesar de su brevedad y aparente sencillez, es un reto para el creyente profundizar en estos conceptos y aprender su significado para su vida personal. Entre estas palabras están las siete oraciones que empiezan con “Yo soy” (ego eimi).

El uso de las dos palabras “Yo soy” tiene un significado especial para el hebreo, porque les recuerda la respuesta que Dios dio a Moisés cuando éste quería saber el nombre divino antes de ir como enviado de Dios para librar a los hebreos de la esclavitud en Egipto. Dios le respondió: “Yo Soy el que Soy” (Exo 3:14).

Para el hebreo el nombre de Dios era demasiado sagrado para pronunciarse, y aquí, vez tras vez, Jesús emplea estas mismas palabras, “yo soy”. ¡Solamente Dios puede hablar así! ¿Podría él ser el Mesías?

En por lo menos siete ocasiones Jesús usa estas palabras para definir su misión, su divinidad. “Yo soy el pan de vida” (Exo 6:35); “Yo soy la luz del mundo” (Exo 8:12); “Yo soy la puerta” (Exo 10:7, Exo 10:9); “Yo soy el buen pastor” (Exo 10:11); “Yo soy la resurrección y la vida” (Exo 11:25); “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” (Exo 14:6); y “Yo soy la vid verdadera” (Exo 15:1, Exo 15:5). Con cada una de estas expresiones Jesús amplía la dimensión de la vida que él ha venido a traer a cada uno de los que creen en su nombre.

El trato con la rama que lleva fruto es muy distinto: la limpia para que lleve más fruto. Aun la rama fructífera tiene que someterse a las “tijeras” del labrador. Con cuidado y suma delicadeza, el labrador va limpiando los brotes o vástagos que tampoco cargan racimos y que restan savia de las ramas que llevan fruto. Nótese el contraste en el propósito entre quita (la eliminación; ver Mat 3:10) y limpia (producción). El propósito de la limpieza es para que lleve más fruto. El labrador se propone aumentar la producción de cada vid en su viña cada año.

El pronombre vosotros, del v. 3, es enfático, refiriéndose a los once que estaban con Jesús. Sigue el pensamiento de la limpieza del versículo anterior, necesaria para producir “más fruto”. Jesús aplica la alegoría a los discípulos en caso de que ellos no hubieran captado el propósito de su enseñanza, animándoles con Ya vosotros estáis limpios (ver 13:10). La cláusula por la palabra significa “por causa, o por razón de la palabra”. La palabra (logos G3056; ver 1:1) se refiere a la totalidad de las enseñanzas de Jesús, y os he hablado traduce un verbo en el tiempo perfecto que comunica la idea de algo que tiene vigencia permanente. La palabra de Jesús tiene tres funciones en cuanto a nuestra limpieza moral: es como un espejo que nos muestra tal cual somos espiritualmente, según la perspectiva de Dios; nos muestra cómo corregir los defectos que van apareciéndose y nos exhorta a tomar las medidas necesarias cuanto antes. Los que habían oído atentamente la palabra de Jesús, y habían permitido que tuviera entrada en sus vidas, estaban limpios.

Otro término que se repite a través de este pasaje es “permanecer” (11 veces) y, unido con la preposición en (4 veces sólo en el v. 4), recalca la relación íntima, vital y perdurable que existe entre las ramas y la vid y, por analogía, que debe existir entre los discípulos y Jesús. Esta relación de morada mutua es vital para la producción de fruto. El imperativo de mandato se dirige a los once en la primera cláusula Permaneced en mí, y se implica en la segunda “asegurad que yo permanezca en vosotros”, porque Jesús no se manda a sí mismo con y yo en vosotros. Hovey cita a Godet, quien dijo que Jesús suprime el imperativo en la segunda cláusula porque la segunda acción se considera como la consecuencia inmediata y necesaria de la primera. Lindars ofrece todavía otra interpretación: la fuerza del imperativo difícilmente se extiende a la segunda cláusula y debe ser equivalente a decir “como yo en vosotros”. Es obvio que la rama no puede producir uvas si no está bien conectada a la vid; tampoco el creyente puede llevar fruto si no está vitalmente unido a Jesús.

El v. 5 repite esencialmente la lección del anterior. Jesús usaba la repetición para grabar lecciones importantes en la mente de los discípulos. El “no permanecéis en mí” (v. 4) es equivalente a separados de mí (ver 1:3; Eph 2:12). Lo que había intimado antes, ahora lo declara explícitamente: las ramas en la alegoría representan a los discípulos. Obsérvese el énfasis y el contraste entre los pronombres Yo y vosotros, como también el contraste entre la vid y las ramas. Aquí el resultado de la mutua morada perdurable, él en ellos y ellos en él, es que éste está llevando (verbo en el tiempo presente) mucho fruto. Nótese el énfasis en “fruto” (vv. 2, 4, 16), “más fruto” (v. 2), y mucho fruto (ver vv. 5, 8). Jesús termina declarando en los términos más categóricos que los creyentes separados de él no sólo no pueden llevar fruto, sino que no pueden hacer absolutamente nada. Una traducción literalmente sería: “porque aparte de mí, no podéis hacer nada”, empleando una doble negación. Este nada podéis hacer se refiere a todo lo que tiene que ver con la extensión del reino de Dios y su glorificación.

Jesús presenta, en el v. 6, las consecuencias de no permanecer en él. La expresión no permanece en mí sigue el pensamiento de “separados de mí” en el versículo anterior. Este episodio tenía lugar en la primavera cuando los labradores podaban las vides y, después de secarse las ramas, las quemaban. Los dos verbos es echado fuera y se seca están en el tiempo aoristo; describen una acción puntual y apuntan a la naturaleza inevitable de las consecuencias de no permanecer en Cristo. Echado fuera sería fuera de la viña. Varios comentaristas opinan que este versículo apunta al futuro, al día de juicio cuando los incrédulos serán echados en el fuego eterno, lo cual parece más lógico. Sin embargo, otros opinan que Jesús no tiene en mente el castigo eterno, sino que enseña que el discípulo que pierde la relación íntima con él es inútil, no produce fruto.

Vid

Jesús sigue con el tema de la morada mutua en el v. 7, ellos en él y ahora sus palabras en ellos. Mis palabras en vosotros es equivalente a él mismo en ellos. La morada mutua no solo es necesaria para producir fruto, sino que es un requisito para la oración eficaz. El tema avanza de “mucho fruto” a la oración eficaz. En el capítulo anterior la condición para la oración eficaz era pedir “en el nombre de Jesús” (ver 14:13 s.), y se implicaba que la obediencia también era necesaria. Morris comenta que la misma actitud se establece como condición para la oración eficaz en ambos capítulos, pero con términos distintos. En ambos capítulos la idea central es la unión vital con Jesús que asegura la oración eficaz: sea de la morada del creyente en él, o él en el creyente, o sus palabras morando en el creyente, o pidiendo en su nombre, es decir, en armonía y de acuerdo con la persona y propósito de Jesús.

Permaneced en mí En una ocasión, cuando el misionero Hudson Taylor pasó la noche en la casa de un amigo y éste le preguntó: “¿Está siempre consciente de permanecer en Cristo?”, Taylor le respondió: “Anoche, mientras yo dormía ¿dejé de permanecer en su casa porque no estaba ‘consciente’ de ello? De la misma forma, jamás debemos pensar que no permanecemos en él porque no estamos conscientes de ello”.

La expresión En esto (v. 8) mira hacia atrás a los vv. 5 y 7: vidas fructíferas y oración eficaz son dos maneras de glorificar a Dios. En cambio, Morris opina que la expresión mira hacia adelante, es decir, hacia en que llevéis mucho fruto. El verbo es glorificado está en el tiempo aoristo, voz pasiva (ver v. 6), y una traducción literal sería “fue glorificado”, pero no se refiere únicamente a acciones del pasado sino cada vez que surgen las condiciones mencionadas. La expresión en que traduce la conjunción de propósito (jina G2443) que generalmente se traduce “para que” y es seguida por el modo subjuntivo, como en este caso. Sin embargo, Lindars, la RVA y otros opinan que la conjunción expresa una aclaración, más bien que propósito. Nótese la interrelación estrecha en cuatro ideas: la morada mutua (v. 7), la oración eficaz (v. 7), el fruto abundante (v. 8) y el discipulado (v. 8). Sorprende que Jesús dijera a sus discípulos, que habían estado con él tres años, que seáis mis discípulos (mejor “para que lleguéis a ser mis discípulos”), pero la idea es “para que seáis discípulos más cabales”. Es semejante a decirles “para que creáis” (ver 14:29). El concepto del discipulado no es pasivo, ni estático, sino dinámico y creciente. El nuevo convertido es un discípulo, pero a lo largo de los años se espera que sea un discípulo cada vez más semejante a su maestro y más eficaz en su ministerio. Una variante en el texto, con fuerte apoyo documental, escribe el verbo seáis como “y llegaréis a ser”, en el tiempo futuro, pero el sentido esencialmente es el mismo. Brown cita a Ignacio quien, en camino a Roma para el martirio, dijo: “Ahora estoy llegando a ser un discípulo”.

En el v. 9, la RVA sigue la puntuación del mejor texto griego en su traducción, pero algunas versiones eliminan la primera coma y sustituyen la coma por un punto y coma. Jesús se vuelve de la obligación de llevar fruto, y de permanecer en él, al énfasis del amor que motiva la vida del discípulo. Los dos verbos amó y he amado están en el tiempo aoristo y deben ser traducidos en ese tiempo: amó y “amé”. En ambos casos la idea es constativa, es decir, se contempla el amor pasado en su totalidad, pero no excluye la continuación en el futuro. Se enfatiza la calidad del amor en que ellos deben permanecer: “en la misma manera en que el Padre me amó, y también yo os amé”. Los discípulos quizás no tenían un concepto claro del amor del Padre para con el Hijo, pero sin duda habían observado y experimentado la profundidad de su amor para con ellos. Esa calidad de amor debe ser el modelo para ellos en su relación entre sí y para con el mundo.

El mandato de “permaneced en mí” (vv. 4-7) y “permaneced en mis palabras” (implicado en el v. 7 y 14:23, 24) ahora se cambia a permaneced en mi amor. El permanecer en su amor es una manera concreta y quizá aun sumaria de permanecer en él y en sus palabras. En la expresión en mi amor el pronombre posesivo está en una posición atributiva que describe la naturaleza de su amor. Vincent lo traduce así: “en el amor, ese que es mío”. El énfasis recae más bien sobre el carácter del amor (“amor tipo Cristo”) que sobre la fuerza posesiva del pronombre.

Jesús vuelve al tema de la obediencia (v. 10) de sus mandamientos como prueba concreta del amor para con él (ver 14:15, 21). El decir “te amo” no es suficiente si no es acompañado por la obediencia. Richard Neibuhr, en su libro Christ and Culture, al describir a Cristo en contraste con la cultura, habla de la “obediencia radical” que él practicó en su relación con el Padre y que espera de sus seguidores, es decir, obediencia que no es ocasional, ni selectiva, sino la que es un estilo natural de vida, gozosa, inmediata y espontánea. La manera más sincera y convincente de expresar amor a Cristo es la práctica de esa clase de obediencia a sus mandamientos.

Con el v. 11 Jesús concluye la enseñanza sobre la alegoría de la vid. La RVA y otras traducciones toman la cláusula Estas cosas os he hablado… como una fórmula que Juan emplea para marcar una división entre un tema y otro (ver 5:16; 14:25; 16:25, 33). Por esta razón, algunos hacen una división aquí en el análisis de este capítulo. La RVA, basándose en el texto griego coloca este versículo al principio de una nueva división. Otros la colocan al fin de la división anterior.

Estas cosas (ver 14:25) se refiere a los discursos en la despedida a partir Deu 13:1. El propósito de Jesús, expresado con la conjunción de intento para que, se cambia de fruto a gozo. Mi gozo (ver 14:27) se refiere al gozo que se produce en uno que es consciente de haber obedecido al pie de la letra la voluntad de su Señor. Jesús, aun ante su muerte inminente, pudo sentir un profundo gozo por la consciencia de haber obedecido cabalmente al Padre y que lo obedecería hasta la muerte de cruz. Otra vez el énfasis no está en el pronombre posesivo mi, sino en el carácter de ese gozo (ver “mi amor”, v. 9). Es un gozo caracterizado por Cristo. él deseaba ese tipo de gozo para sus discípulos, el gozo de vidas llevando fruto abundante en obediencia al Padre y, a la vez, sembrando gozo entre otros con el evangelio. Ese gozo es perdurable, no depende de circunstancias favorables, las cuales pueden cambiar en un momento. Ellos experimentarían el gozo completo hasta después de la resurrección (ver 14:28; 16:20-22, 33). Morris comenta que el término “gozo” es nuevo en este Evangelio, apareciendo hasta ahora sólo en 3:29. Pero en el discurso de despedida se encuentra siete veces (v. 11 dos veces; 16:20, 21, 22, 24; 17:13).

La metáfora de la vid En Joh 15:11 Jesús habla de la comunidad de sus seguidores por medio de la metáfora de la vid y las ramas. Jesús es la vid, sus discípulos son las ramas y su Padre es el labrador, el que cuida de la vid. Jesús da énfasis a dos enseñanzas en esta metáfora: En la comunidad cristiana debe existir interrelación (mutualidad) y permanencia. él usa el verbo “permanecer” diez veces en estos versículos. Esta palabra describe la relación de Jesús con el Padre, la relación de Jesús con la comunidad, y de la comunidad con él.

Si el individuo va a crecer y producir fruto será solamente en relación con la vid. La visión de Jesús no es una de personas aisladas e independientes que llevan su vida y ministerio fuera de la comunidad. Sin la vid, no se puede hacer nada.

La segunda enseñanza de esta metáfora es la de una imagen no jerárquica de la comunidad de fe, la iglesia. Todas las ramas están enraizadas juntamente en una sola vid, y solamente por medio de la raíz común pueden producir fruto. Dios, el labrador, es quien decide si la rama funciona o no. Es él quien quita las ramas secas, y las echa al fuego; como también es él quien ve dónde, cuándo y cómo limpiar las ramas que producen algo, pero que podrían producir más.

Estas dos enseñanzas son grandes ejemplos para el creyente de hoy. Con un enfoque así, la iglesia podrá verdaderamente llegar a ser luz para un mundo que anda en tinieblas.

Parece que Jesús resume todos sus mandamientos en uno sólo (v. 12) para todos los que obedecen su mandato: “permaneced en mi amor” (ver v. 10; Joh 13:34), al decir: Este es mi mandamiento. Hull comenta que solo en este mandamiento Jesús es tanto la fuente como la norma. BeasleyMurray entiende que en este mandamiento se resume el llamado de amar a Dios (Deu 6:4-5) que Jesús unió con el de amar al prójimo (Lev 19:18; ver Mar 12:29-31). La expresión que os améis traduce un verbo en el tiempo presente, describiendo una actitud y acción constante, perdurable. Jesús no sólo manda el amor recíproco y perdurable entre los discípulos, sino que especifica la calidad de amor que deben exhibir: como yo os he amado. Otra vez se traduce un verbo en el tiempo aoristo como si estuviera en el tiempo perfecto. Literalmente sería “como yo os amé” con la idea constativa (ver v. 9) que resume todas las acciones del pasado como si fuera una sola. Pero puesto que ese amor continúa y continuaría hasta la cruz y después para siempre, los traductores optan por traducirlo como si estuviera en el tiempo perfecto. Es un amor “radical”, no selectivo, ni optativo, sino puro, altruista, perdurable y dispuesto a obedecer hasta la muerte.

El líder verdadero “Los líderes que son verdaderos siervos saben que la plenitud de la vida no se mide por cuánto uno tiene, sino por cuán completamente uno da o se da”.

Obispo Marion Edwards

Una traducción literal del v. 13 revela el énfasis sobre las primeras tres palabras: “Mayor que éste, amor nadie tiene”. Este versículo y el siguiente continúan la idea del anterior: “como yo os he amado”. Jesús describe la calidad y dimensión de su amor. El hecho de dar su propia vida por un amigo es la expresión máxima del amor. BeasleyMurray cita a varios filósofos griegos quienes describen el amor más sublime en estos términos de dar su vida por un amigo. Pero Jesús no estaba pensando en los filósofos al decir esto; tenía en mente el sacrificio voluntario que haría el día siguiente a favor de no uno sino de todos, y no sólo de sus amigos sino también de sus enemigos (ver 10:11; Rom 5:6-8). Vincent insiste en el uso télico, o de intento y propósito (es decir, “con el fin de que”), para la conjunción (jina G2443) que la mayoría de las versiones traduce con solo que. La preposición que se traduce por significa “en lugar de” o “a favor de” y se usa en la interpretación vicaria o sustitutiva de la cruz: “Cristo murió en lugar del pecador”.

Jesús vuelve al tema de la obediencia de sus mandatos como prueba de su amistad o amor, para con él (ver 14:15, 21). El pronombre Vosotros (v. 14) es doblemente enfático: “Vosotros y solamente vosotros…”. El término amigos traduce el vocablo griego que se deriva del verbo “amar” (fileo G5368). El amigo es uno que es amado. La partícula gr. que se traduce si introduce una cláusula condicional de tercera clase que anticipa un futuro más probable. Jesús esperaba confiadamente que los discípulos cumplirían lo que él mandaba. El verbo hacéis está en el tiempo presente, describiendo una acción continua, un obedecer como estilo de vida. El verbo mando, de los varios términos griegos que se traducen con esta idea, significa un mandato o precepto específico en contraste con el mandato general de toda la ley.

En el v. 15 se establece un contraste entre siervos y amigos. El término siervos traduce el griego doulos G1401. Pero Jesús se había referido sólo indirectamente a sus discípulos como “siervos” (ver 12:26; 13:13, 16), porque frecuentemente no entendían los planes y propósitos de su Maestro. Sin embargo, esta ignorancia a menudo se debía más bien a su propia falta de atención o percepción (ver 13:36; 14:5, 8, 22). Jesús describe la diferencia entre el siervo y el amigo: el dueño no comparte sus planes y propósitos con sus siervos, pero con el amigo sí. Al siervo le corresponde sólo obedecer las órdenes de su dueño sin entender, cuestionar, discutir, ni opinar sobre sus propósitos.

Especialmente en el discurso de despedida, él les había dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre (ver 13:19; 14:4, 6, 7, 9, 10). No hay una contradicción con lo que Jesús dijo en 16:12, pues él compartía con los discípulos sólo lo que ellos estaban en condición de sobrellevar en cada momento. Seguiría informándoles de los planes y propósitos del Padre hasta la crucifixión, en sus apariciones posteriores (ver Mat 28:19 s.; Act 1:1 ss.) y, después de la ascensión, por medio del Espíritu Santo. A pesar de todo, inclusive que Jesús no les llamaría más siervos, ellos seguirían siéndolo, y nosotros también. Pablo siempre se refería a sí mismo como el “doulos de Cristo” en su relación con el Señor.

El propósito del v. 16 es el de animar a los discípulos a entrar con confianza en la misión que Jesús les encomendaba. Nótese el contraste enfático entre Vosotros y yo. Jesús estableció tres verdades fundamentales aquí: él tomó la iniciativa en escoger a los discípulos; el propósito de la elección fue el de llevar fruto que permanece; y la elección y producción de fruto les habilitaría para pedir eficazmente. A menudo el creyente supone que fue él quien tomó la iniciativa en su conversión y también en su vocación cristiana. Jesús aclara que no es así. Algunos comentaristas opinan que la primera cláusula se refiere a la decisión de seguir a Jesús como creyentes, pero otros entienden que se refiere a elegir la vocación como apóstoles. Parece que Jesús está describiendo dos pasos distintos al decir os elegí… y os he puesto, el primero refiriéndose a la experiencia inicial de seguir a Jesús como Maestro y el segundo de establecerles como apóstoles. Por lo menos los Sinópticos concuerdan en que hubo un momento, varios meses después de decidir seguirle, cuando Jesús escogió de entre sus seguidores a doce (ver Mat 10:1-4; Mar 3:13-19; Luk 6:12-16).

El término os he puesto traduce un verbo gr. en el tiempo aoristo: “os puse”. BeasleyMurray lo traduce “os aparté” para una misión, basándose en el uso en el v. 13 donde Jesús “apartó” su vida a favor de otros. El mismo verbo griego también se traduce “constituyó” (ver Num 8:10; Num 27:18; Isa 49:6; Act 13:47; 1Ti 1:12; 2Ti 1:11; Heb 1:2). En relación con la idea de una misión, Jesús vuelve a la analogía de la vid y el propósito del labrador al decir para que vayáis y llevéis fruto. El verbo vayáis también sugiere el salir para realizar una misión y esa misión es de llevar fruto. La cláusula para que vuestro fruto permanezca parece referirse a la conversión de personas salvadas para la eternidad más bien que la santidad personal del discípulo. La obediencia en ir y llevar fruto les daría base para pedir con la confianza de que el Padre oiría y contestaría: a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé. La oración aceptable del discípulo nunca tendrá el carácter de un mandato, ni demanda, sino como la apelación de uno que es humilde, débil y obediente al que es soberano y omnipotente. Nótese la relación estrecha entre el discipulado, la oración eficaz y el llevar fruto.

La vid y la rama

“El comentarista Gail O’Day dice que en la vid ‘no se puede distinguir una rama de la otra, porque ninguna de ellas tiene una posición de orgullo... No hay una rama de obispos, otra de ancianos, u otra de administradores burócratas que les otorgue una posición más favorable que a otro. En esta vid no se puede distinguir entre el laico y el clero’. Todos están enraizados juntos en una misma vid, y entrelazados entre sí en una comunidad de mutualidad y interrelación”.

Frances Taylor Gench

Observamos en el v. 17 otra vez esa fórmula que Juan emplea para marcar el cambio de tema: “estas cosas os mando” (ver v. 11; Heb 14:25; Heb 16:1, Heb 16:25, Heb 16:33). No hay consenso en cuanto a la división; BeasleyMurray entiende que este versículo termina un párrafo, como en nuestro análisis, pero Morris sugiere que comienza uno nuevo. “Estas cosas”, traducido aquí como Esto, se refiere a lo que Jesús había dicho acerca de la relación de ellos con él, y entre sí. Plummer opina que la conjunción griega jina




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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Comentario Bíblico Mundo Hispano

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