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Abdías 1 - Comentario de Frederick Brotherton Meyer vs Mundo Hispano

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Abdías 1

Abdías, la condenación venidera de Edom

A Abdías se le concedió una visión del castigo que se le impondría a Edom por su crueldad con su hermano Israel. En lugar de mostrar simpatía, los edomitas habían deleitado sus ojos con la miseria de sus parientes, esperando ansiosamente su destrucción. Ver Números 20:14 y Salmo 137:7 . Pero las mismas calamidades que le habían sucedido a Jacob los visitarían.

Dado que no sabemos cuán pronto seremos llamados a sufrir, deberíamos sentir compasión por los sufrimientos de los demás en lugar de exaltarnos. La malicia albergada en cualquier forma contiene la semilla del sufrimiento futuro. El gran día de Dios está cerca, Abdías 1:15 , que traerá retribución a todos los que se han Abdías 1:15 al reino de Dios.

“Cuando nuestro Señor regrese, traerá redención a sus santos, y su pueblo poseerá sus posesiones. Esto sugiere la solemne pregunta de si, como herederos de Dios, aún hemos entrado en nuestra herencia. ¡Oh día feliz, cuando el reino sea del Señor y nosotros reinaremos con Él!

Debido a la brevedad de este libro, se omiten las preguntas de revisión .


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Abdías 1

I. INTRODUCCIóN, v. 1

En los versículos 1 a 9 se pronuncia el juicio contra Edom. El versículo 1 es introductorio pero con importancia, debido a su gran mensaje teológico. Puede dividirse en cuatro partes: (1) 1a. El profeta comienza haciendo referencia a su “visión” (hazon H2377), que señala la naturaleza revelada de su mensaje, pero no menciona a su familia ni la fecha de su profecía. La visión era un medio por el que los profetas interpretaban el mensaje de Dios para los israelitas y el mundo en una situación histórica concreta. (2) 1b. La expresión hebrea “el Señor Jehová” destaca la autoridad divina sobre los pueblos y reyes de la tierra. Es la majestad suprema la que habla sobre Edom, un pueblo no reconocido como pueblo de Dios, pero sobre el cual Jehová también tiene autoridad. (3) 1c. Aquí Abdías habla como miembro de la comunidad de profetas, que interpretan el mensaje divino y luego envían a un mensajero a las naciones a proclamarlo. Este mensajero desempeña la función de “ángel”, pues es enviado con un mensaje particular. (4) 1d. Esta declaración es un llamado a los pueblos de alrededor a unirse al juicio contra Edom por el mal comportamiento contra su hermano Jacob.

II. LA DESTRUCCIóN TOTAL DE EDOM, vv. 2-9

Los versículos 2 al 4 nos ofrecen el fundamento teológico del oráculo de condenación dado por Abdías.

1. Advertencia a Edom sobre su destrucción, v. 2

El versículo 2 destaca la condenación a una nación orgullosa, señalando su destino fatal: será empequeñecida porque se enalteció a sí misma (soberbia) y será menospreciada porque se enseñoreó sobre otros (idolatrización). El mensaje profético de “hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Dios” (Mic 6:8) tiene un carácter universal, puesto que ahora Jehová juzga a Edom con base en este presupuesto moral para las naciones.

2. Razones de la destrucción de Edom, vv. 3, 4

El versículo 3 nos dice que la soberbia es la peor consejera y una mala directriz en la vida, ya que ninguno de sus consejos son ciertos sino falsos. También se refiere a que Edom vivía en “las hendiduras de la peña” (sela H5553), porque particularmente Edom se había establecido y fortalecido en dicha área y había construido una fortaleza (2Ki 14:7), donde más tarde se construyó la ciudad de Petra de los nabateos. Esa zona era caracterizada por la seguridad militar que ofrecía y la superioridad geográfica en relación con otros lugares.

El versículo 4 usa dos imágenes para mostrarnos la insensatez de la soberbia de Edom, que había pensado que como nación podía elevarse cuantas veces quisiera como “el águila” emprende su vuelo, escapando de sus enemigos a las alturas; y que “las estrellas” podrían protegerla del alcance de los ataques enemigos. Sin embargo, el profeta anuncia la condena de Dios diciendo “de allí te haré descender, dice Jehová”. No hay lugar suficientemente seguro para proteger a una nación del juicio de Dios.

3. El vaciamiento de riquezas, vv. 5, 6

El versículo 5 introduce, con un tono de lamentación irónica, la destrucción de Edom usando otras dos figuras: los ladrones y los vendimiadores; contrastando el menor daño que hacen los ladrones y vendimiadores con el daño que ocasionarán los que se levanten contra Edom: (1) 5a. A diferencia de los ladrones, que solo toman lo que desean, aquellos que se levanten contra Edom no dejarán nada. Ellos saquearán la nación. (2) 5b. A diferencia de los vendimiadores que en el tiempo de la cosecha dejan lo último para los pobres (Lev 19:10), aquellos que se levanten contra Edom no dejarán nada, ellos saquearán la nación. El oráculo introduce la destrucción total de Edom y lo relata usando el perfecto profético, es decir, el futuro es tan cierto que el profeta lo expresa como ya realizado, lo cual muestra la convicción de que su mensaje es divino y que tendrá cumplimiento.

Siguiendo, el versículo 6 señala la pérdida de la seguridad y la protección de Esaú. Todo lo oculto que daba “seguridad nacional” a Edom ha sido descubierto, y “sus tesoros escondidos fueron saqueados”. Estos tesoros escondidos fueron fruto del comercio de las caravanas en el desierto. Las cosas y los “tesoros” de los que se jactaba Esaú, han sido perdidos. Nótese que Abdías usa el nombre Esaú para referirse a Edom, usa el nombre de una persona para referirse a un grupo. Esto es lo que se llama “personalidad corporativa”. De este modo, Esaú está al descubierto, tal cual es, no está más bajo el antifaz que proporcionan la falsa seguridad y la protección.

4. El abandono de sus aliados militares, v. 7

El versículo 7, que ya condena a Edom, comienza declarando por qué es incierta la seguridad y la protección de la que gozaba Edom. Sus viejos aliados, los moabitas, amonitas y beduinos ahora juegan un papel falso. (1) 7a. Los aliados de Edom con quienes había firmado pactos de alianza y mutua defensa, ahora no cumplen con sus pactos. (2) 7b. Los que firmaron un acuerdo de paz con Edom, ahora se levantan para hacerles la guerra. (3) 7c. Los compañeros y amigos de Edom ahora lo traicionan. Para Abdías esto está fuera de entendimiento, no tiene sentido. Estas tres conductas de parte de los otros, revelan cuán incierta era la seguridad y la protección terrenal de la que Edom se jactaba. Esto sugiere la época cuando los babilonios se volvieron contra Edom después de la toma de Jerusalén. El rey de Babilonia Nabonid (556-539 a. de J.C.) levantó una campaña mayor contra Edom que pudo haber destruido la ciudad de Bosrah y aceleró el proceso por el cual el reino edomita se desintegraría durante los siglos VIV a. de J.C. Así para los siglos IVIII a. de J.C. Edom había desaparecido y un nuevo reino nabateo tomaba su lugar.

Los siguientes versículos pronuncian el juicio de condenación contra la sabiduría y prudencia de Edom, así como también contra su valentía.

Lo que no debió haber hecho Edom

1. No debió quedarse mirando a su hermano en desgracia.

2. No debió alegrarse de su hermano en el día de su ruina.

3. No debió hablar de más en el día de la angustia del hermano.

4. No debió echar mano de los bienes de su hermano en el día de su ruina.

5. No debió perseguir y aniquilar a los fugitivos.

6. No debió entregar a los sobrevivientes en el día de sus desgracia.

Acróstico

Estaba situada al sur del mar Muerto.

Denunciada por el profeta Abdías.

Orgullosa y falta de hermandad hacia Judá.

Montañas elevadas como su habitación era parte de su orgullo.

5. La pérdida de su sabiduría, v. 8

El versículo 8 condena la sabiduría y prudencia del monte de Esaú, que se presentan implícitamente opuestas a la sabiduría y prudencia del monte de Sion. La sabiduría y prudencia de Edom descansan en buenos aliados, en acuerdos de paz y amistades con los pueblos vecinos que son potencialmente una amenaza para la estabilidad y seguridad de Edom, mientras que la sabiduría y prudencia de Sion descansan en “el temor de Jehová” y “el apartarse del mal” (Psa 1:7; Psa 3:5-7). “Hacer justicia” y “amar misericordia” (Mic 6:8) es la verdadera sabiduría y la mejor consejera para las naciones. Así, la confianza en fuerzas humanas se convierte en una maldición, mientras que la confianza en Dios es una bienaventuranza (Jer 17:5, Jer 17:7). Hay que recordar que Edom fue famoso por sus hombres sabios (Jer 49:7; Bar 3:23; Job 15:1).

6. La desaparición de su valentía guerrera, v. 9

El versículo 9 condena la valentía de Temán, que fue la principal ciudad de Edom y que fue protegida por la Sela (roca) y por todos los hombres de guerra. Esa valentía es presentada como circunstancial, sustentada en las ventajas geográficas de la ciudad y su ejército. Pero todo ejército se desvanece ante el señorío de Jehová, y toda ventaja geográfica de una nación es nada ante el poder del reino de Dios que se mueve en la historia de los pueblos.

III. LA GRAN MALDAD DE EDOM, vv. 10-14

1. La traición a su hermano Jacob, vv. 10, 11

Los versículos 10 y 11 retoman el fundamento teológico del oráculo de condenación de Abdías sobre Edom, que tomó partido con los enemigos de Israel en el momento en que Jerusalén y Judá estaban en gran problema. En este caso, el versículo 10 dice: (1) 10a. Esaú, como ya hemos visto en la introducción a este comentario, fue hermano gemelo de Jacob. Entre los hermanos tiene que haber una protección y un cuidado por el solo hecho de ser hermanos. Esto es parte de la conciencia moral, pero es lo que justamente Esaú ha abandonado. (2) 10b. La sentencia es final, porque no hay esperanza de recuperación social para un pueblo que abandona las raíces básicas de la subsistencia humana.

El versículo 11 destaca cómo esta injuria edomita se ha llevado a cabo: (1) 11a. Abdías hace referencia al evento histórico ocurrido en Jerusalén en el año 587 a. de J.C. cuando Nabucodonosor, el emperador de Babilonia, tomó la ciudad de Jerusalén y se llevó cautivos a los israelitas de la parte sur. En esta catástrofe, los edomitas no cumplieron con el mandato de la conciencia moral y el “deber de sangre”, de proteger a su hermano. (2) 11b. Abdías revela que además de la indiferencia edomita ante la desgracia de los israelitas, ellos se aprovecharon de tales circunstancias y se comportaron como los babilonios. Otros profetas también testifican de la acción edomita en esa ocasión (Eze 25:12-14; Eze 35:1-15; Joe 3:19).

2. Razones para la condenación de Edom, vv. 12-14

En los versículos 12 a 14 el profeta Abdías denuncia por medio de ocho “no debiste” las razones sociomorales del oráculo de condenación contra Edom, describiendo y destacando así las graves faltas cometidas al participar perversamente en la destrucción de Jerusalén: (1) “No debiste haberte quedado mirando a tu hermano en su día trágico”, 12a. (2) “No debiste alegrarte de los hijos de Judá en el día de su ruina”, 12b. (3) “No debiste extralimitarte con tu boca en el día de la angustia”, 12c. (4) “No debiste entrar por la puerta de mi pueblo en el día de su ruina”, 13a. (5) “Tampoco debiste mirar su miseria en el día de su ruina”, 13b. (6) “No debiste echar mano de sus bienes en el día de su ruina”, 13b. (7) “Tampoco debiste ponerte en las encrucijadas de los caminos para aniquilar a sus fugitivos”, 14a. (8) “No debiste haber entregado a sus sobrevivientes en el día de la desgracia”, 14b.

Estas razones sociomorales pueden resumirse en cuatro: (1) cuán maliciosamente Edom se complacía en la desgracia de Judá, (2) cómo tomó ventaja de la desgracia de Jerusalén, (3) cómo actuó malignamente en forma directa en contra de los israelitas matándolos cuando estos escapaban para salvar su vida, y (4) cómo traicionó a los israelitas al entregarlos a los babilonios cuando los sobrevivientes se quedaron en Jerusalén.

El Dios de Jacob

¿Por qué se le llama a Dios así en las Sagradas Escrituras? La evidencia interna nos muestra grandes contrastes entre Jacob y Esaú. Jacob era definitivamente una persona egoísta y tramposa. ¿Por qué no llamar a Jehová “el Dios de Esaú”?

Aquí hay una lección muy valiosa. Dios no piensa ni actúa como los hacemos nosotros. Esta elección por parte de él es una manifestación de su gracia y su soberanía. El hombre nunca hará los méritos suficientes para que Dios cambie esas cualidades que lo hacen único.

IV. EL DíA DE JEHOVá SOBRE EDOM, ISRAEL Y LAS NACIONES, vv. 15-20

1. El día de Jehová sobre Edom y las naciones, 15, 16

En los versículos 15 y 16 se anuncia un nuevo tema: “el día de Jehová” contra todas las naciones. El versículo 15 puede dividirse en dos partes: (1) 15a. Este “día de Jehová”, que “está cercano”, es un tiempo de juicio espantoso, está cercano en el tiempo, y se aplica a Edom, a las naciones que se levantan contra Edom y a todas las demás naciones. Abdías, siguiendo la tradición de Isaías 34, aplica “el día de Jehová” a Edom. Esta primera parte del versículo 15 introduce la segunda sección del libro: versículos 16-21. (2) 15b. El profeta toma el principio básico del antiguo Israel y del sistema de justicia de Judá: “cualquiera que haga sufrir a otro, la misma injuria se le dará”. Este principio de retribución, que se cita muchas veces en el Antiguo Testamento (Lev 24:16-22; Exo 21:23-25; Deu 19:21), ahora está aplicado a Edom y a las demás naciones.

Esta declaración proverbial sirve de razón y como la base del juicio de Dios a Edom. Así como Edom participó activamente mientras Israel y Judá estaban siendo devastadas, así también será devastado el futuro. Esta segunda parte del versículo 15 es la conclusión de los versículos 1 a 14.

El versículo 16, que trata sobre el juicio de Dios a todas las naciones, puede dividirse en dos partes: (1) 16a. “Beber” y comer eran parte del sello de las alianzas hechas entre las naciones antiguas. Probablemente Abdías se refiere a que Edom traicionó a Israel y a Judá, aun cuando había hecho un pacto con Israel en el monte Sion, sellándolo con bebida y comida durante los siglos XIX a. de J.C. (2Sa 8:13-14; 1Ki 11:14-22; 2Ki 3:9-27) y con Judá a inicios del siglo VI a. de J.C. (Jer 27:2-3). Pero Abdías extiende la referencia a todas las naciones, que también fueron aliadas de Israel y Judá durante su tiempo de aflicción. Siguiendo la metáfora frecuente en los profetas de “beber la copa de la ira de Jehová” (Isa 51:17-23; Jer 25:15-16; Lam 4:21; Hab 2:16), Abdías hace referencia probablemente a la destrucción de Jerusalén como parte del juicio de Dios sobre su pueblo que había pecado. Pero también es una amenaza para Edom y las demás naciones que serán juzgadas por Dios por su traición. Así el juicio proyectado sobre Edom llega a ser como un símbolo en los últimos tiempos del juicio de Dios para todas las naciones. (2) 16b. Este juicio incluye a todas las naciones, todos beberán de la copa de la ira de Jehová. De este modo, el versículo 16 muestra que el juicio de Dios sobre los edomitas es uno de los aspectos del “día de Jehová”, que había llegado a su pueblo y que llegará a todas las naciones de la tierra, convirtiéndose así en un mensaje profético.

Los siguientes versículos amplían el oráculo de condenación sobre Edom y la salvación del “remanente” de Israel a través de conceptos teológicos opuestos: “monte Sion” y “Esaú”; “remanente” y “ningún remanente”.

Lecciones del castigo de Edom

1. Nadie que pretenda dañar al pueblo de Dios saldrá bien librado.

2. Los que están del lado de Dios serán protegidos y tienen esperanza de un día mejor.

3. Aunque parezca lo contrario, Dios tiene en sus manos los hilos de la historia y los maneja conforme a su soberanía.

4. La historia de la salvación es lineal (no cíclica) y se mueve inminentemente hacia un final.

5. Nos conviene llegar a formar parte del nuevo pueblo de Dios que es la iglesia.

2. La salvación del remanente de Israel, v. 17

Así el v. 17 dice: “Pero en el monte Sion estarán los libertados, y será santo. La casa de Jacob poseerá las posesiones de ellos”. Esto señala que aquellos que escapen constituirán un remanente santo que capacitará a la “casa de Jacob” a retomar sus posesiones perdidas (17b). El remanente de Israel se establecerá sobre el “monte Sion” (17a), que en la visión mesiánica se presenta como inviolable y santa casa de Dios (comp. Joe 3:17). Joe 3:17).

Se cosecha lo que se siembra

Edom sembró traición; sus aliados harían lo mismo con ellos.

Edom robó y saqueó al pueblo de Dios; lo mismo les sucedería a ellos más tarde.

Edom actuó con violencia en contra de los hijos de Dios; a ellos los trataron también con violencia.

Edom quería la aniquilación de los judíos; muy pronto Babilonia destruiría a Edom.

3. La destrucción total de Esaú, v. 18

El versículo 18 señala que la “casa de Jacob” que es el reino del sur o de Judá, y la “casa de José” que es el reino del norte o de Israel serán fuego que consuma la “casa de Edom” (Esaú) que será estopa, 18a. La segunda parte del v. 18b destaca que: “ni un solo sobreviviente quedará de la casa de Esaú”, o no quedará ningún remanente que escape. Es decir, aquí el profeta Abdías opone “monte Sion”, como casa de Dios, a “casa de Esaú”, casa de perdición, y “remanente” (de Israel) que se salve a “ningún remanente” (de Esaú), mostrando cuán cierto es el principio de retribución mencionado en el versículo 15b. Dos cosas hay que resaltar aquí: primero, la distinción que Abdías hace de “casa de Jacob” y “casa de José”, para señalar la concepción de Israel centrado en Jacob y especialmente las tribus de José (Efraín y Manasés). Esto sugiere que el autor tiene en mente el reino del norte de Israel, que está basado sobre la montaña central de Israel y sus dependencias en Judá y las otras tribus. Segundo, que la unión de Israel y Judá es un hecho de las descripciones proféticas en la era mesiánica (Eze 37:16-22; Hos 1:11).

4. El día de Jehová y su pueblo, vv. 19, 20

Los siguientes versículos son posibles adiciones posteriores al exilio y tratan sobre la restauración de Israel y Judá.

Los versículos 19 y 20 explican que en la recomposición de las posesiones geográficas saldrán beneficiados los hijos de Israel, y que la restauración de Judá incluirá una expansión de sus territorios. El versículo 19a dice que los israelitas del Néguev heredarán la tierra de Edom, es decir, las montañas de Esaú. El Néguev es la región desierta del sur de Judá, que fue con frecuencia el blanco de los ataques y abusos edomitas. En 19b dice que los israelitas del pie de las montañas (Sefela) ocuparán la costa plana conocida como la tierra de los filisteos. Sefela es la región montañosa baja al suroeste de Judá. En 19c se declara que el Néguev y la Sefela también poseerán el antiguo territorio del reino del norte (Efraín, Samaria), así como el Néguev y la Sefela fueron parte del reino de Judá. El versículo 19c dice “y los de Benjamín poseerán Galaad”, refiriéndose al territorio al este del río Jordán que fue asignado a la media tribu de Manasés, Rubén y Gad (Núm. 32; Deu 3:8-22; Jos 13:8-32). Benjamín está lejos de Galaad y tendría que viajar a través de Samaria y Efraín para alcanzarlo, pero la declaración recuerda la especial relación del benjamita rey Saúl con Jabes de Galaad (1Sa 11:1-11). 1 y 2 Crónicas identifican continuamente a Judá y Benjamín como las tribus que sobrevivieron a la deportación del reino del norte por Asiria y que constituyen el remanente de Israel en el período posterior. Esta declaración refleja la perspectiva del período tardío o posterior al exilio, es decir que Judá y Benjamín juntos verán la restauración de todo Israel en la tierra.

El versículo 20a declara que los exiliados de esta fortaleza del pueblo de Israel, que son los cananitas hasta Sarepta y los exiliados de Jerusalén que están en Sefarad, retomarán la posesión de las ciudades del Néguev. Es decir, aquellos del reino del norte de Israel que vivieron en los territorios fenicios y cananitas hasta Sarepta se unirían a los exiliados de Judá que están en Sefarad en posesión reinante en el Néguev. Aunque en la literatura rabínica se usa Sefarad para referirse a España, en el hebreo bíblico puede referirse a Sardis, la capital del antiguo imperio Lidio al este central de Turquía, que aparentemente fue residencia de algunos judíos exiliados. También podría ser identificado con una ciudad al este de Asiria. De cualquier forma, este versículo destaca cómo los exiliados del pueblo de Israel y de Jerusalén, o los que escapen, podrán establecerse en esas regiones. Es notable que el escenario articulado en los versículos implica una acción divina en que la tierra misma llega a ser un agente que vencerá a los enemigos de Israel.

V. CONCLUSIóN, v. 21

El versículo 21 es una conclusión doble: termina con la profecía y cierra el libro con el mismo tema teológico con el que se inició: Jehová está sobre todas las naciones. Se puede dividir en dos partes.

1. Los salvadores, v. 21a

Los “salvadores” (mosiim H3467) (RVR-1960; victoriosos en RVA) es un término empleado en el libro de los Jueces para designar a aquellos jueces que libraron a Israel de la opresión extranjera (Jdg 2:16; Isa 19:20). Estos suben desde el “monte Sion”, símbolo del reino de Dios para juzgar a la “región montañosa de Esaú”, a administrar justicia que en el Antiguo Testamento tiene la idea de gobernar.

Resumiendo el mensaje de su profecía, Abdías destaca que el juicio sobre Edom será por estos “salvadores” que están en Jerusalén. Es notable que Joe 3:12 dice algo similar en cuanto a las otras naciones.

2. El reino de Jehová sobre el universo, v. 21b

“¡Y el reino será de Jehová!”, este reino es anunciado y no establecido, tornándose así este mensaje en profético. Es decir, todas las expectativas quedan superadas por la esperanza de que el “reino será de Jehová”, a quien corresponde la soberanía de la historia de las naciones y del universo total (comp. Zec 14:9; Zep 3:15ss). Para Abdías solo con la destrucción de Edom, símbolo de los poderes terrenales que se levantan contra Dios, podría la restauración ser completada y ser inaugurado el reino escatológico de Dios, ya que el gobierno del Dios soberano relativiza todos los poderes terrenales.


I. DESOBEDIENCIA. HUIR DE DIOS, 1:1-16

1. La comisión y la revelación, 1:1-3

El libro comienza como muchos libros proféticos diciendo que la palabra de Dios vino al profeta (Hos 1:1; Joe 1:1; Mic 1:1; Zep 1:1; Hag. 1:1; Zec 1:1). De esta manera se establece que es un libro profético. Para los profetas la palabra de Dios podía ser un hecho o una palabra. Una vez dada tenía su existencia propia y lograba lo que Dios había previsto. La palabra podía ser como fuego (Jer 5:14) o un martillo (Jer 23:29). Era eterna (Isa 40:8) y no volvía a Dios vacía, sino que hacía lo que Dios quería (Isa 55:11). Así el libro comienza con la actividad divina cuando Dios se comunica con el profeta. Jonás por su parte es una persona capaz de recibir y obedecer la “palabra de Dios”.

Jonás, hijo de Amitai se menciona primero en 2Ki 14:25 como un profeta que anunció de forma exitosa la expansión del reino de Israel. El nombre Amitai significa “verdad” y Jonás significa “paloma”. Oseas llamó a Israel una “paloma incauta, sin entendimiento”. No obstante dijo que un día Israel como paloma iba a volver a Dios (Hos 11:11). La comisión del profeta consiste de tres imperativos Levántate… Vé… y pregona… Tal como Dios llamó a otros profetas él llamó a Jonás a una misión precisa. Tenía que anunciar el juicio de Dios sobre la ciudad de Nínive.

Nínive era la capital del Imperio de Asiria, la nación que tanto mal hizo a los israelitas hasta destruir la capital del Reino del Norte, Samaria, en el 722 a. de J.C. y llevar diez tribus de israelitas a un cautiverio del cual nunca regresaron a su patria. La ciudad estaba situada al lado del río Tigris en el territorio que Iraq ocupa en la actualidad. Nínive fue destruida en el 612 a. J.C. y nunca más se construyó una ciudad en su lugar. Era una ciudad muy grande como el libro dice (Hos 3:3) porque, como sucede con las ciudades de hoy en día, había muchas poblaciones a su alrededor. Es curioso que ni la Biblia ni los documentos asirios mencionen el gran avivamiento. También hoy en día las noticias comentan muy poco las grandes campañas de evangelización que se celebran en las grandes ciudades del mundo. Nuestro Salvador confirmó que la gente de Nínive se arrepintió (Luk 11:32) y esto es suficiente evidencia para nosotros.

Jonás recibió el mandamiento de “pregonar” contra Nínive. Es un verbo (cara H7121) que significa “proclamar o gritar” el mensaje de Dios. La Biblia no menciona los problemas de falta de conocimiento del idioma o el peligro físico del profeta. Estos no constituyeron un problema. La Biblia dice que la maldad de Nínive ha subido delante de Dios. Tal vez el profeta Amós fue el primer profeta en anunciar que el Señor era el Dios de toda la tierra y que iba a castigar la maldad de las naciones según su culpabilidad. (1 y 2). La expresión que describe la maldad de Nínive es general y no indica pecados específicos. No obstante los judíos conocían muy bien y en carne propia la crueldad de los Asirios (Vea Nah 2:11-12 y 3:1-3.)

En lugar de levantarse para servir a Dios, Jonás se levantó para huir de la presencia del Señor. Jonás sabía que la presencia de Jehová no estaba restringida a la tierra de Israel (Sal. 139), pero su templo estaba allí y allí solía llamar a sus profetas. Es probable que él haya pensado que podría evitar recibir una segunda comisión si saliera del lugar donde Dios normalmente comisionó a sus siervos, los profetas. Tarsis en aquel entonces era una colonia fenicia en el sur oeste de España, o una refinería de cobre en la isla de Cerdeña. De todos modos era el destino más lejos adonde una nave podría llevarlo de Jope, que era el puerto principal de la tierra de Israel hasta que Herodes construyó el puerto artificial de Cesarea de donde Pablo fue llevado a Roma (Act 23:23-24).

El texto nos hace recordar a Elías cuando huyó de Jezabel. También Elías tuvo un nuevo encuentro con Dios que transformó su vida (1Ki 19:1-18).

Más tarde (1Ki 4:2) Jonás dice claramente por qué huyó de su comisión. Sabía que si Dios únicamente hubiera querido que diera una predicción de la caída de Nínive, dicha proclamación podía haber sido dada en Israel como Isaías, Jeremías y otros lo habían hecho en otras ocasiones. El hecho de que Dios le mandara ir a Nínive y anunciara su destrucción inminente solamente significaba que Dios quería darles la oportunidad de que se arrepintieran y fueran librados del juicio.

Los rabinos judíos enseñaban que Jonás no había querido hacerlo por ser buen patriota, porque sabía que un día Asiria iba a invadir Israel y en su corazón deseaba su destrucción para salvar a su pueblo de una invasión. También sabía que si los asirios se arrepentían y su profecía no se cumplía, la gente iba a tenerlo como “profeta falso” (Deu 18:21-22).

Es interesante notar que Jonás descendió de Jerusalén a Jope para buscar una nave para huir y luego “descendió” al interior de la embarcación para dormir. Su intención era “descender” de la presencia de Dios en lugar de “ascender” al puesto de servicio al cual Dios lo había llamado. En el heb. la frase que dice que pagó su pasaje dice que “pagó el precio de ella” y por eso algunos creen que él alquiló la nave para hacer un viaje especial, pero es más probable que haya pagado únicamente la tarifa de una persona hasta el destino último de la nave. De todos modos se dice dos veces en el versículo que tenía el propósito de huir de la presencia de Jehová.

¿Quién irá en nombre de Dios?

¿Cree usted que se debe llevar el mensaje de salvación a los enemigos, a las personas que oprimen cruelmente a otras personas? ¿Aún a los que oprimen a su propio pueblo?

El corto libro de Jonás es un libro misionero que presenta a Dios preocupado por las personas que viven en la gran ciudad de Nínive, capital de Asiria, cruel enemigo del pueblo de Dios.

1. Dios se preocupa por la maldad de las personas,Deu 1:1.

2. Dios envía a su mensajero con el mensaje de perdón,Deu 3:1-2.

3. La gente se arrepiente y cree en Dios,Deu 3:5.

4. ¿No he de preocuparme yo por…?,Deu 4:11.Dios sigue preocupándose en nuestros días por las personas perdidas. ¿Lo está llamando a usted a ser su mensajero? ¿Cuál será su respuesta?

¿Se puede huir de Dios?

Al oír el mandato de Dios de ir a la odiada ciudad de Nínive, Jonás decide huir de él. ¿Es posible huir de Dios? El salmista le hubiera dicho a Jonás que no.

“A dónde me iré de tu Espíritu?

¿A dónde huiré de tu presencia?

Si subo a los cielos, allí estás tú;

si en el Seol hago mi cama, allí tú estás.

Si tomo las alas del alba

y habito en el extremo del mar,

aun allí me guiará tu mano,

y me asirá tu diestra” (Job 139:7-10).

El libro de Jonás nos enseña que es imposible huir de Dios, y de su amor. Jonás encontró esta gran verdad desde el vientre del pez al orar a Dios y recibir su salvación. Lo vio en el trato compasivo de Dios al desistir castigar al pueblo de Nínive. Lo vio aun en la enseñanza personal de Dios al procurar ganarle al enojado profeta que no quiso tener su vida ensanchada por la visión y el amor de Dios por los enemigos.

2. La tempestad y su causa,Job 1:4-9

La reacción de Dios a la conducta de su profeta desobediente no tardó en manifestarse. Dios lanzó un viento sobrenatural sobre el mar y esto causó una enorme tempestad. La palabra heb. ruaj H7307puede significar “espíritu” igual como “viento”, pero en este caso se refiere únicamente a un viento muy fuerte. La palabra “tempestad” saar H5590es muy gráfica y uno casi puede oír el aullido del viento y las olas. La expresión en heb. casi da cualidades humanas a la nave: “la nave pensaba que seguramente quedaría partida en pedazos”.

La tempestad era tan fuerte que aun los marineros veteranos tuvieron miedo (v. 5). Probablemente eran de distintas nacionalidades, puesto que cada uno invocaba a su dios. Pensaban que algún dios se había ofendido y los estaba castigando. Además de orar, tomaron medidas prácticas para salvar la nave. Echaron todo el cargamento (lit. lo fabricado: kely H3627)al mar; esto incluía tanto el equipo de la nave como su carga. Sabían que una nave menos pesada no quedaría tan hundida en el agua y también respondería mejor al timón.

La acción se enfoca nuevamente sobre Jonás. Antes de la tempestad había descendido al fondo de la nave, al lugar reservado para pasajeros, y allí se quedó dormido. No obstante, su sueño no era normal; era como el sueño profundo que Dios le causó a Adán para sacarle una costilla y formar a Eva (Gen 2:21). Pudo ser un sueño de temor (Dan. 8:l8 y 10:9), porque seguramente Jonás estaba rendido emocionalmente debido a su decisión de ir en contra de la voluntad de Dios. Es interesante observar que mientras los marineros paganos estaban orando el profeta de Dios estaba profundamente dormido.

De repente, apareció el capitán y lo reprendió por su tranquilidad ante un peligro tan grave. Por segunda vez una voz le dice a Jonás: levántate. Pero ya no es la voz de Dios sino la de un viejo “lobo de mar” que quiso usar todo recurso para salvar su nave. El capitán sabía que algún dios estaba causando una tempestad tan terrible; quiso que ese dios tuviera compasión de ellos porque ya estaban condenados a la muerte.

A pesar de las muchas oraciones la tempestad continuó con su furia y eso convenció a los marineros de que todo se debía a la culpa de alguien en la nave. Recurrieron a un método utilizado en la antigüedad para descubrir a alguien culpable de una maldad: echar suertes (durante el reinado de Saúl, 1Sa 14:41-42 se realizó este tipo de “sorteo” o “echar suerte” para descubrir a un culpable). Y efectivamente la suerte cayó sobre Jonás como causante de la tempestad.

En seguida, los marineros quisieron saber qué había hecho para causarles a todos el sufrir un peligro tan grave. Luego de pedirle una declaración clara sobre la causa del mal, le preguntaron no solamente su oficio sino el negocio que lo había motivado a subir a la nave. Al preguntarle de qué país era tal vez pensaban que su país estaba bajo la maldición de algún dios. Al caer la suerte era costumbre pedirle al mismo culpable que confesara su crimen (Jos 7:19).

En el v. 9 Jonás responde a sus preguntas con dos afirmaciones claras. No vaciló en decir que era hebreo. Normalmente eran los extranjeros los que usaban este término para describir a los israelitas; ellos preferían decir que eran “hijos de Israel” (ver Gén. l4:13; 39:14; 41:12; 1Sa 4:6), y a veces los israelitas la usaron como aquí para describirse a extranjeros (Gen 40:15; Exo 2:7; Exo 3:18; Jer 34:9, Jer 34:14).

La segunda afirmación destacó que Jonás adoraba al Dios revelado a Moisés (Exo 3:13-14) quien creó el mar y la tierra. De esa manera afirmó que la autoridad de Jehová no estaba limitada a un territorio determinado sino que él era el Dios universal. Con estas palabras se ve lo ridículo de la situación de Jonás; uno no puede creer en el Dios del mar y la tierra, y al mismo tiempo huir de su presencia.

Los marineros encontrados por Jonás Una de las “enseñanzas secundarias” de Jonás es la de los marineros. Eran de distintas nacionalidades, cada uno con su propio dios, pero fueron más compasivos con Jonás que él con los ciudadanos de Nínive. Se les presenta como a personas realistas. Ven en esta tormenta extraordinaria un acto sobrenatural. Ellos tienen miedo, cada uno ora a su dios, y frente a la magnitud de la tormenta toman la decisión de echar el cargamento al mar. En esta forma vemos que eran competentes en su negocio. Al ver a Jonás que está durmiendo se dan cuenta de que él tiene algo que ver con la situación, cosa que es comprobada cuando echan suertes y la suerte cae sobre Jonás.

La compasión humana de los marineros contrasta con la de Jonás para con los habitantes de Nínive. Aquellos remaban aun más fuerte para evitar echarlo al mar, pero, por fin, Jonás se da cuenta de que si no lo hacen, todos van a morir. Los marineros, aun no creyentes, le piden a Dios que no los haga responsables por la muerte de Jonás, y después, al ver la tranquilidad del mar, le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos (Exo 1:16).

A veces las personas de otras religiones nos avergüenzan por sus acciones que son aun más compasivas y correctas que las de quienes nos llamamos cristianos.

3. La salvación de los marineros,Exo 1:10-16

Resulta ser una paradoja que Jonás, quien no quiso predicarles a los gentiles de Nínive, ahora se halle en circunstancias en las que está dispuesto a dar su vida para salvar a unos marineros gentiles. Ellos por su parte no podían entender cómo él haría algo tan estúpido como intentar huir del Dios que hizo el mar y la tierra. Jonás mismo no tiene ninguna respuesta a su pregunta (v. 10).

Solamente queda la pregunta básica: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme? El profeta egoísta reconoció que no había otro recurso más que dar su vida para salvar a los gentiles. Es importante notar la actitud tan noble de los marineros. Ellos hicieron todo lo posible para evitar la muerte de Jonás; intentaron volver a tierra para dejarlo, pero era imposible; la tempestad era más fuerte cada vez. Finalmente comprendieron que el sacrifico de Jonás era inevitable.

La oración de los marineros demuestra que ellos sabían muy bien el valor de la vida humana. Era cosa muy grave ser responsable de la muerte de otro. Jonás no les había hecho nada a ellos para merecer la pena capital y no querían cometer un asesinato. Por eso su oración termina reconociendo la voluntad de Dios tanto en la caída de las suertes como en la furia de la tempestad.

Por medio de estas circunstancias el autor del libro enseña una verdad importante: los gentiles pueden reconocer el poder y la majestad de Dios. Mientras los de Jerusalén mataron a los profetas (Mat 23:37) estos hicieron todo lo posible para salvar la vida del profeta de Jehová. Tuvieron compasión por uno que no tuvo compasión sobre una ciudad entera (Jon 4:1-3, Jon 4:11).

El efecto de su actuación fue inmediato; después de la furia de la tempestad reinó una perfecta calma. Con temor y respeto adoraron a Jehová; reconocieron su poder sobre los elementos de la naturaleza. No se sabe que clase de sacrificios ofrecieron ni cuales fueron los votos que prometieron al Señor. Así el capítulo termina con el mensaje bien claro que los paganos pueden aprender a orar y servir al Señor.

Joya bíblica

Desde mi angustia invoqué a Jehová, y él me respondió. Clamé desde el vientre del Seol, y tú escuchaste mi voz (Jon 2:2).

II. ORACIóN. VOLVER A DIOS,Jon 1:17-2:10

1. Dios prepara un gran pez, 1:17

El v. 17 deja bien claro que lo que le pasó a Jonás no fue una casualidad. En el heb. dice que Dios “preparó” (manah H4487) un gran pez con la misión especial de que se tragara a Jonás. Cuatro veces en este libro corto se emplea este verbo que significa preparar o disponer (1:17; 4:6, 7 y 8) y cada vez Dios es el sujeto de la oración. él preparó no solamente el pez, sino también la planta de ricino, el gusano y el viento sofocante, para enseñarle importantes lecciones al profeta rebelde.

Por lo tanto es inútil investigar qué clase de pez o ballena era o si existe un pez capaz de tragarse a un hombre y mantenerlo con vida tres días. Lo importante es que Dios salvó a Jonás para darle una segunda oportunidad de ser su mensajero. La Biblia contiene relatos de milagros aun mayores y el más grande de todos es la resurrección de nuestro Salvador.

Incluso Jesús empleó la experiencia de Jonás como ilustración de su propia muerte y resurrección y para amonestar a los judíos por su incredulidad en contraste al arrepentimiento rápido y sincero de los habitantes de Nínive. Les advirtió que “uno mayor que Jonás les hablaba” (Mat 12:38-41).

Muchos intérpretes dicen que mucho antes de la época de Cristo la experiencia de Jonás servía como símbolo de la estadía de los judíos en Babilonia durante la época de su cautiverio. Al igual que Jonás ellos tuvieron una nueva oportunidad de ser “luz a las naciones” al regresar a Palestina (Isa 49:6).



2. Angustia y esperanza,Isa 2:1-4

Es interesante observar que mientras los marineros oraban, Jonás dormía. Frente a la muerte el profeta comenzó a orar con fervor y en poesía. Algunos eruditos dicen que el capítulo dos consiste en un salmo antiguo que los que recopilaron el libro de Jonás se lo agregaron al texto. Llegan a esta conclusión puesto que el salmo es la oración de uno que ha sido salvado del peligro de la muerte y ahora está en condiciones de ofrecer sacrificios a Dios. No obstante, todo el libro habla de hechos pasados, no solamente el capítulo dos, y era muy lógico esperar que el autor utilizara el idioma de los Salmos para componer su oración.

El estilo de poesía de estos versículos es el de paralelismo, o sea que la segunda parte del versículo repite en palabras similares lo que dice la primera parte. El pensamiento del autor oscila entre desesperación y esperanza. A lo profundo puede significar el mar (Job 68:22) o la angustia emocional (Job 88:7). Hay varios salmos como este que a la vez expresan llanto y acción de gracias (Sal. 18; 30; 31; 66; 116 y otros). Como en el Job 42:7 Jonás siente que se ahoga y que las olas le están pasando por encima. Se siente lejos de la presencia de Dios pero le queda la esperanza remota de que un día verá de nuevo el templo en Jerusalén. Es muy semejante al pensamiento de los Salmos 42 y 43. Los hebreos sabían bien que Dios no moraba en el templo pero era el lugar ideal para orar y acercarse a Dios.

Dios y las grandes ciudades

Dios quiere la salvación de todas las personas en el mundo. Se preocupa por las grandes ciudades del mundo donde hay enormes conglomerados de personas, muchas de las cuales no tienen valores morales que las orienten. Hoy Dios nos llama a compartir el mensaje de su salvación en las grandes ciudades de América Latina para que las muchedumbres puedan conocer su bondad, su amor y su perdón.

1. Dios reconoce la necesidad de la ciudad pecaminosa,Job 1:1.

2. Dios envía a su mensajero a la ciudad,Job 3:1.

3. Dios tiene compasión de los habitantes de la ciudad,Job 3:5-10.

4. Dios persiste en amar y perdonar a las personas de las ciudades,Job 4:11.Dios nos llama a unirnos con él en su búsqueda de las personas que viven en las ciudades. ¿Quiere juntarse con él en este gran esfuerzo?

3. Liberación de la muerte,Job 2:5-7

Los hebreos no estaban acostumbrados a navegar, por eso el mar representaba un lugar de peligro mortal para ellos (Job 22:11; Isa 8:7; ). El profeta no solamente se sentía en el fondo del mar sino a la base de las montañas. Para muchos hebreos el destierro en Babilonia era así; pensaban que nunca volverían a ver su tierra. El regreso a Palestina era como salir de la tumba. Su oración es un testimonio de que Dios efectivamente escucha las oraciones de la persona angustiada.

Joya bíblica

Cuando mi alma desfallecía dentro de mí, me acordé de Jehová; y mi oración llegó hasta ti, a tu santo templo (Isa 2:7).

4. El culto falso y el culto verdadero,Isa 2:8-10

El profeta hace el contraste entre los que abandonan su fe para adorar ídolos, vanidades ilusorias, y los que adoran al Dios verdadero. A pesar de su desobediencia Jonás nunca dejó de creer en Dios o de reconocer que era el único Dios creador de todo. Como en otros lugares de la Biblia se manifiesta que el culto a ídolos no es solamente falso sino vano (ver Isa 44:9-20). Jonás termina su oración con la confianza de que un día va a ofrecer sus sacrificios y cumplir sus votos prometidos. No se sabe la naturaleza de los votos; Deu 23:22-23 dice que un voto es una promesa voluntaria y algo muy serio que uno debe cumplir.

Todo el salmo es una afirmación de la gracia divina. La nota final indica que ¡la salvación pertenece a Jehová! (v. 9b). él puede extender su gracia a personas de cualquier nación, pero su gracia no es barata. Tuvo que enviar a su Hijo a la muerte para mostrarnos el valor de su gracia.

Al fin Jonás fue librado del pez, pero su liberación no era un fin en sí mismo. Tal como Dios libró a su pueblo rebelde de cautiverio para darles una oportunidad de ser sus mensajeros al mundo (Jer 51:44) así fue con Jonás. Dios le mandó al pez que vomitara a Jonás en tierra para que recibiera de nuevo la Palabra de Dios.

El enojo del profeta frente al amor de Dios

Alguien ha llamado a Jonás el profeta patriota, porque amaba a su pueblo y odiaba a sus enemigos. El llamado de Dios para ir a predicar a la ciudad de Nínive era inconcebible para Jonás, y así empezó su huida, su experiencia en el barco y en el vientre del gran pez. Al oír por segunda vez el llamado de Dios, Jonás fue a Nínive y dio el mensaje. A pesar de ser un mensajero no convencido, los habitantes respondieron y Dios desistió de su plan de castigarlos.

Otra vez parece inconcebible para nosotros la reacción de Jonás. Se enoja, y acusa a Dios de ser tan clemente y compasivo que no pudo castigarlos. Dios conversa con él y procura ayudarle a ver por qué quiere la salvación de estas personas. El libro termina con Dios todavía insistiendo en la necesidad de “preocuparse por Nínive”, una ciudad con tantas personas sin valores morales y, además, “muchos animales”.

El enojo de Jonás no es la última palabra de este libro, ¡y nunca podrá serlo!, sino el amor y la preocupación de Dios por las personas que necesitan este mensaje. Dios siempre tiene la última palabra, y aunque procura ayudarnos a encontrar su interpretación de las circunstancias, cuando lo rechazamos él sigue con su amor, su compasión, su deseo de que todos puedan conocerlo, arrepentirse de su maldad, recibir su perdón y recibir la vida abundante que él ofrece.




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Comentario Bíblico Mundo Hispano

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