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Cantares 1 - Comentario Popular de la Biblia de Kretzmann vs Mundo Hispano

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Cantares 1

Cantares de los Cantares 1:1

El Cantar de los Cantares, que es de Salomón. Este encabezado claramente nombra a Salomón como el autor del poema profético contenido en este libro, y las numerosas referencias a lo largo del libro corroboran plenamente su autoría.

Cantares de los Cantares 1:1-17

El Cantar de los Cantares Capítulo 1.

El anhelo de la Iglesia por Cristo.

Cantares de los Cantares 1:2

Que me bese con los besos, con uno de los besos, de Su boca; porque tus amores son mejores que el vino, es decir, más dulce y más agradable en todos los sentidos.

Cantares de los Cantares 1:3

Por el sabor de Tus buenos ungüentos, más bien, "En cuanto al olor, Tus ungüentos son buenos", Tu nombre es como ungüento derramado, uno tomado de su caja o frasco; por tanto, las vírgenes te aman, y su atención es atraída por la difusión de una amplia fragancia de su costoso perfume.

Cantares de los Cantares 1:4

Llévame, correremos tras Ti, todos los corazones consagrados al Rey se apresuran tras Él con ansioso anhelo; el Rey me ha llevado a sus aposentos, al palacio real. Nos alegraremos y regocijaremos en ti, recordaremos, y por lo tanto alabaremos debidamente, tu amor más que el vino, por sus cualidades agradables y agradables. Los rectos te aman, o "te aman con razón", con la mejor de las razones.

Cantares de los Cantares 1:5

Soy negra, bronceada por la exposición al sol, pero hermosa, aún atractiva y atractiva, oh hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, las de los beduinos, oscurecidas por el calor del sol, pero al mismo tiempo. , como las cortinas de Salomón, las cortinas preciosas, el hermoso tapiz con que el rey rico adornaba su casa.

Cantares de los Cantares 1:6

No me mires, porque soy negro, porque el sol me ha mirado, provocando así su apariencia bronceada. Los hijos de mi madre estaban enojados conmigo; me pusieron a cuidar de las viñas, dándole a ella el puesto de sierva; pero no he guardado mi propia viña, ella no había sido fiel a su cargo principal.

Cantares de los Cantares 1:7

Dime, oh Tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, apacentando sus ovejas, dónde haces descansar tu rebaño al mediodía, dándose a las ovejas la oportunidad de descansar durante el calor del día; porque ¿por qué he de ser yo como el que se aparta de los rebaños de tus compañeros? alejándose de su presencia en desolación, para ser deshonrado. La respuesta del Rey a esta pregunta se da inmediatamente:

Cantares de los Cantares 1:8

Si no lo sabes, si ella realmente carece de conocimiento, como ella dice: Oh , la más hermosa entre las mujeres, sigue tu camino siguiendo las huellas del rebaño, siguiendo sus huellas, y alimenta a tus cabritos junto a las tiendas de los pastores, en el papel de pastora.

Cantares de los Cantares 1:9

Te he comparado, oh amor mío, con una compañía de caballos en los carros de Faraón, que representaba adecuadamente su poder real.

Cantares de los Cantares 1:10

Tus mejillas son hermosas con hileras de joyas, con hilos de perlas, tu cuello con cadenas de oro, pequeños discos de metales preciosos o corales perforados y ensartados.

Cantares de los Cantares 1:11

Te haremos orlas de oro con tachuelas de plata, cadenas de oro con adornos de plata. La novia ahora responde a la alabanza del Rey:

Cantares de los Cantares 1:12

Mientras el rey se sienta a su mesa, mientras se prepara la comida, mi nardo, un perfume aromático hecho de una hierba oriental, emite su olor, un olor delicioso y agradable.

Cantares de los Cantares 1:13

Un manojo de mirra, que se guardaba en un pequeño saco o receptáculo y se llevaba en el pecho, es mi Bienamado para mí; Se acostará toda la noche entre mis pechos.

Cantares de los Cantares 1:14

Mi Amado es para mí como un racimo de camphire, la flor de chipre de la India, cultivada por su fuerte perfume, en los viñedos de Engedi, donde Salomón probablemente había traído parte de la planta india.

Cantares de los Cantares 1:15

He aquí, eres hermosa, mi amor, o compañera, amiga; he aquí, eres hermosa; tienes ojos de paloma, o "tus ojos son palomas", tan brillantes y resplandecientes como la iridiscencia del plumaje de las palomas. Y la novia responde:

Cantares de los Cantares 1:16

He aquí, tú eres hermosa, amada mía, sí, agradable, dulce y encantadora; también nuestra cama es verde, estaban sentados en un sofá en una parcela de césped con sombra o en una glorieta de verano.

Cantares de los Cantares 1:17

Las vigas de nuestra casa son de cedro, más bien, nuestras casas, y nuestras vigas de abeto, más bien, nuestro revestimiento de madera de ciprés, que es de tonalidad rojiza, dura, duradera y fragante.

La interpretación de este capítulo, al menos en sus líneas generales, no es difícil a la luz de claros pasajes de la Biblia. La mujer Shulamith, la Iglesia, siente la necesidad del amor de su Novio, aunque se da cuenta de que no es digna de Sus caricias, por lo que ruega por un solo beso de Su boca. Su deseo restablece la relación de la fe verdadera y, por lo tanto, alaba las bendiciones de Su compañía, especialmente el hecho de que Su nombre, Él mismo, respira sabor de vida para vida, lo que hace que todos los miembros de la Iglesia se inflamen de amor hacia el Esposo celestial.

Al mismo tiempo, la novia es plenamente consciente de su propia debilidad, que es compartida por todos los miembros de la Iglesia. Por tanto, suplica que Cristo mismo la atraiga por el poder de su amor, porque él es el camino, la verdad y la vida. Ella se da cuenta y confiesa su propia falta de rectitud, de modo que su apariencia es realmente como la de harapos de inmundicia. Además, los hombres, sus propios parientes en este mundo, la odian y la desprecian; la engañan en los negocios de este mundo, de modo que descuida su propia viña, el trabajo en la Iglesia.

Esa es su culpa, por lo que se siente abandonada y desolada en sí misma; clama por el amor de Cristo, aunque es indigna en sí misma. Y la misericordia de Cristo le responde. Reprendiéndola por su falta de conocimiento, sin embargo, le da los consejos que necesita, la exhorta a buscar el verdadero descanso y alimento en los verdes pastos del Evangelio. Al mismo tiempo que la reconoce como su esposa, la alaba como su orgullo y su poder, quiere decorarla con las riquezas de sus bendiciones misericordiosas.

La Iglesia está de acuerdo con esta promesa, confesando, al mismo tiempo, que el perfume de su amor la deleitó mientras él estuvo con ella, pero que sin su presencia las joyas más finas no tenían valor. Habiendo restablecido esta confesión la relación adecuada entre Cristo y la Iglesia, especialmente porque ella alabó únicamente sus dones de gracia y no su propia dignidad, ahora Él alaba su belleza, su santidad y pureza, mientras que ella, a su vez, señala la felicidad de estando unidos a Él en verdadero amor nupcial, este hecho es válido para todos los miembros de la Iglesia de Cristo, sin importar en qué hogares terrenales se encuentren en este momento. Cada congregación cristiana, de acuerdo con su verdadera esencia y naturaleza, se compone de elegidos, santos, amados de Cristo.


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Cantares 1

I. TITULO, 1:1

El libro comienza con las palabras hebreas sir hassirim H7892, lit. “de todas las canciones, ésta es la canción,” es decir, la mejor o la más hermosa. El cual es de Salomón puede referirse a que Salomón lo escribió, lo editó o publicó, o que fue dedicado a él. También puede indicar que Salomón es el protagonista masculino de Cantares.

II. DESEO, 1:2-3:5

1. Preparación para el matrimonio, 1:2-2:7

A lo largo de toda esta sección, la pareja de enamorados intercambia expresiones de deseo, dudas, estímulo y expectativa en su juego amoroso. Aparentemente se trata de una mujer y un hombre que esperan casarse y anticipan con gran anhelo la consumación sexual de su amor.

(1) La amada, 1:2-4a. Las primeras palabras del libro son las de la muchacha enamorada que anhela los besos de su amado. Ella espera también su amor sexual (dode H1730), que le resulta más apetecible que el vino. En la cultura hebrea el vino era símbolo de una celebración gozosa. Al pensar en el nombre de su amado, la joven recuerda un perfume de gran valor que es derramado. Así es su aprecio por él. Tan atractiva es la personalidad de su amado que otras doncellas se sienten atraídas por él. En la antigüedad, existía la costumbre de frotar el cuerpo con aceite de oliva perfumado después de bañarse, especialmente para ocasiones festivas. El calor del cuerpo hacía que poco a poco el ungüento expidiera su aroma (Job 133:2). La joven enamorada, excitada por estos pensamientos, pide a su amado que la lleve a su dormitorio, ¡y que lo haga pronto! Es notable el poder que tiene el amor para atraer a los que se aman (ver Jer 31:3; Hos 11:4).

La preparación para el matrimonio Durante la época del noviazgo la pareja debe buscar maneras de fomentar la initimidad. Muchos matrimonios fracasan por falta de este elemento. En los Cantares hay pasajes que nos ayudan para fomentar la intimidad. Algunos dicen que es el tema del libro. Encontramos cinco niveles donde la pareja casada debe intimar: espiritual, sexual, intelectual, corporal y afectivamente. Muchas parejas luego de años de estar casados, ¡no lo están!

Sorprende ver el desconocimiento en muchos de los planos anteriormente mencionados. Cantares va promoviendo un conocimiento más íntimo entre jóvenes que están enamorados y piensan casarse.

(2) El cortejo nupcial,Hos 1:4b. Frecuentemente en el AT, las expresiones nos gozaremos y nos alegraremos están ligadas a la alabanza a Dios por su liberación. Aquí el objeto de la alegría es el amante. El coro imaginario parece alegrarse por lo que está ocurriendo en la intimidad de la habitación. Para ellos también el acto amoroso es más atractivo que la mejor de las celebraciones (más que del vino).

(3) La amada,Hos 1:5-7. Ella habla primero a otras doncellas de Jerusalén, y les expresa sus dudas sobre su atractivo físico. Como toda casamentera, se siente mirada por las demás mujeres, quizá de piel menos curtida que la de ella. Su piel está bronceada por el sol, quizá por ser una muchacha campesina que pasó mucho tiempo al aire libre. A pesar de sus temores, sabe que es bella como las tiendas en Quedar (ver nota de RVA), o como los cortinados (pabellones) que Salomón tenía en su palacio, también hechos con pelos de cabras negras. Luego la muchacha parece hablarse a sí misma (v. 6b), al reflexionar sobre su aspecto físico y las razones que justifican su rusticidad. La frase los hijos de mi madre estaría fuera de lugar si su padre viviera, por lo cual esta joven sería huérfana de padre. Sus hermanos eran muy estrictos y la obligaron a trabajar duro en las viñas de la familia todo el día. Probablemente esto ocurrió en las montañas del Líbano (Hos 4:8). No se dice en el texto por qué sus hermanos se enojaron con ella. La cuestión es que por cumplir con el deber impuesto ella no pudo prestar atención a su propia persona y a hacer realidad sus sueños: ¡Mi propia viña no cuidé! ¡La joven era una especie de Cenicienta! ¡Cuántas jovencitas en América Latina corren la misma suerte de esta morenita del norte de Israel!

Finalmente, ella habla al amado de su alma, a quien ha escogido amar profundamente. Se refiere a él como un pastor de ovejas. Ella quiere saber dónde puede encontrarlo sin perder el tiempo buscándolo por todas partes, errante como si fuese una prostituta (como con velo, como andaban las prostitutas en la antigüedad; ver nota de RVA). Ella quiere encontrarse con él al mediodía, cuando el calor es insoportable y hace que animales y seres humanos descansen en lugares sombreados. Esta jovencita campesina vive el drama de todas las muchachas de su edad. Se sabe bonita, pero tiene algunos complejos por su apariencia personal frente a otras jóvenes, quizá de un contexto más sofisticado y pulido. Con quien de veras se siente plenamente bien es con su amado pastor de ovejas. Tan ansiosa está por verlo que no puede esperar a la noche y le pide le informe en qué lugar hará su descanso de mediodía, para que pueda ir a verlo.

(4) El amado,Hos 1:8-11. Parece que el joven recibió el mensaje de su enamorada y ahora le contesta. Nótese qué bien conoce el amado a la joven, puesto que al complejo de ella, él responde llamándola la más hermosa de las mujeres. No será la última vez que la califique de esta manera. Luego, le da las instrucciones para que ella llegue hasta su lugar de descanso. Ella debe seguir las huellas del rebaño hasta cerca de las cabañas de los pastores. Es interesante que en sus indicaciones el amado utiliza palabras que en otros contextos tienen un evidente sentido erótico. La palabra hebrea para huellas H6118 se traduce talón o cascos en otros lugares (Gen 3:15; Gen 49:17), y ocasionalmente se utiliza como eufemismo para los genitales (Jer 13:22). Las cabritas son también símbolos sexuales, ya que servían como pago para una prostituta sagrada (ver Gen 38:17). El joven crea en su amada una expectativa para el encuentro amoroso.

El mismo se excita anticipando ese encuentro a mediodía en la frescura de un oasis. El hacerle saber a su amada el camino hacia el amor hace que él recuerde su hermosura y la exalte. Para él, ella es su yegua. En Hispanoamérica decirle “yegua” a una mujer significaría el peor insulto. Pero no en Israel, donde los caballos eran de un valor incalculable. Recuérdese que los caballos fueron uno de los tesoros más preciados de Salomón (1Ki 10:26-29). Además, según el hebreo, se trata de una yegua entre fuertes caballos de guerra. El joven le está diciendo a su amada que ella es como una hermosa yegua entre los corceles que tiran de los carros del faraón. ¡Su atractivo no puede pasar desapercibido! Una yegua crearía una intensa excitación entre los corceles reales. Ella es la compañía más hermosa a la que un príncipe pueda aspirar. La expresión amada mía aparece nueve veces en Cantares, siempre en labios del amante, y generalmente en relación con una declaración explícita de la belleza de la amada. El significado de la raíz verbal es guardar, cuidar de, atender, con énfasis sobre el placer y deleite que esta responsabilidad involucra. El joven enamorado quiere brindar a su amada el amor que ella no recibió de sus hermanos en su hogar (v. 6). Esta expresión de verdadero amor tiene que haber resultado sumamente alentadora y confortante para ella.

El amante sigue pensando en los arneses de una yegua, engalanados con joyas, metales preciosos, cuero, telas y plumas. Al hacerlo, compara estas imágenes de belleza decorativa con la belleza del rostro de su amada, que se ve resaltada por los ornamentos que lo rodean. De igual modo, su cuello luce precioso engalanado con collares. Tal es el entusiasmo del joven, que le promete mandar hacer otras joyas de oro y plata para obsequiarle. En todas las culturas de todos los tiempos los regalos han sido una manera adecuada de expresar amor. La belleza natural de la joven y el cuidado que ella pone en resaltarla con su arreglo personal, no sólo son un incentivo para la alabanza de él, sino también para que él se sienta movido a hacerle regalos.

El diálogo, elemento esencial

Un ejercicio pastoral que se usa frecuentemente al estar frente a la pareja es decirle al hombre que comience a hablar como si fuese su mujer; por ejemplo: Yo soy Estela y me gusta... a los cinco minutos de hablar llega el silencio, el desconocimiento hace su aparición. Luego le toca a la mujer, se coloca como si fuese su marido, comienza a hablar y a los cinco minutos... el silencio aparece nuevamente. No cabe duda, falta de INTIMIDAD.

(5) La amada,1Ki 1:12-14. Parece que finalmente ocurrió el encuentro amoroso tan esperado. La mujer se describe recostada junto al rey sobre su diván. Este era una especie de cama donde las personas se reclinaban para comer. La escena aparentemente es de un banquete íntimo. La mujer se perfumó con nardo, que era una fragancia aceitosa muy cara e insinuante. Con el calor del cuerpo, el perfume se iba liberando, mientras los dos comían juntos.

En este contexto de intimidad, la mujer responde a la comparación que hizo su amante (v. 9), con otras dos comparaciones: Por un lado, dice que él se parece a un manojito de mirra. La mirra era una resina que se obtenía de un árbol del sur de Arabia. Era la costumbre que la mujer llevara una bolsita de mirra alrededor del cuello durante la noche. Ella está diciendo que su amado, apoyado entre sus dos pechos, es como esa bolsita perfumada de mirra. La otra comparación dice que él es como un racimo de flores de alheña. La alheña es una planta común en Palestina, cuyas hojas se utilizaban como tintura de color naranja o amarillo, y cuyas flores son fragantes. El oasis de Enguedi (ver nota de RVA), “el lugar de las cabras salvajes”, fue por siglos un lugar de refrigerio para los viajeros. Las viñas se refiere a todo tipo de plantas que crecen allí, especialmente aquellas de las que se fabrican cosméticos y perfumes. Así como en 1:9 la yegua es el mejor de todos los equinos del faraón, aquí los productos de Enguedi son lo mejor de lo mejor. La muchacha devuelve los cumplidos de su amante en términos de lo mejor que ella conoce, las viñas (ver v. 6) de Enguedi. Siempre es bueno hablar de la persona que se ama usando los mejores términos y conceptos. Mucho mejor es decirle a él o ella las cosas más bonitas que puedan brotar de la mente y el corazón.

(6) El amado, 1:15. Nuevamente el amado pondera la belleza de su dama, volviendo a repetir su expresión de v. 9 (amada mía) y haciendo otra comparación, esta vez con una paloma. Según él, lo más bello de ella son sus ojos, que parecen dos palomas. La belleza de los ojos era tenida como expresión de perfección en una mujer (ver Raquel y Lea, Gen 29:17). La tradición rabínica identifica la belleza de los ojos con la belleza de la personalidad (ver 2:12, 14). Además, la paloma es símbolo de inocencia y pureza. Así era ella, como sus ojos, bella e inocente.

Intimidad afectiva 1:15, 16 Este es otro de los elementos pastorales rescatados en el libro de los Cantares. Desgraciadamente para el varón de nuestra cultura latina, intimar es algo así como "superficialidad", "trivialidad" o "algo de maricas". Una buena pastoral de la pareja debe revisar lo que es ser "hombre" según la Biblia.

Todos los varones estamos traumatizados, algunos más otros menos; hemos sido víctimas de mandatos y creencias de nuestros antepasados y de nuestra cultura actual.

Sí, no nos enseñaron lo que es ser varón, lo que es la masculinidad; o, mejor dicho, hemos sido golpeados con estereotipos que conciente o inconcientemente nos vendieron. Nos vendieron un catálogo sobre lo que es ser varón y mujer, y algunos creyentes confundidos hasta lo defendieron como "inspirado por el Espíritu Santo", siguiéndolo fielmente.

(7) La amada, 1:16-2:1. Ella no se queda corta en sus cumplidos a su amado. Al igual que la de él, su alabanza comienza con la expresión, ¡qué bello...! La palabra aparece catorce veces en Cantares, pero sólo aquí en su forma masculina y dirigida al amado. La expresión bello y dulce está cargada de ternura. Algunos se sorprenden de que en este contexto tan romántico, la mujer mencione un mueble propio del dormitorio, como es la cama. Sin embargo, la cama es símbolo de la relación sexual que corona el amor de la pareja. Al calificarla de frondosa, probablemente se esté refiriendo a una cama con baldaquino o dosel, y profusamente decorada con paneles tallados en maderas finas. Ella se conmueve con sólo pensar en el escenario de su amor. De igual modo, ella piensa en las vigas del techo de su casa y en los artesonados (adornos con molduras, que se ponen en los techos y bóvedas), que seguramente contemplará cuando se consume el acto de amor con su amado. La madera era escasa en Palestina, y sólo se usaba en los templos y palacios más lujosos (1Ki 7:1-8). El cedro seguramente provenía del Líbano, mientras que los cipreses serían enebros fenicios. Para esta mujer, la cama no representaba un lugar de tortura ni de experiencias desagradables. Por el contrario, para ella era el lugar deleitoso.

Se ha dicho que la casa es una extensión del cuerpo de la mujer. Una casa bonita, bien decorada y arreglada, no puede ser otra cosa que el resultado de una mujer que se siente ella misma como la rosa de Sarón. Sarón es la región de la llanura de la costa al sur del monte Carmelo. Allí crecía abundantemente una rosácea silvestre de color carne con un tallo sin hojas. El lirio de los valles se refiere a una planta de seis hojas o una flor de seis pétalos que crecía en los valles fértiles y húmedos. La belleza que la mujer se reconoce es como la de las flores silvestres: sencilla en su aspecto, pero atractiva. ¡Cuánta belleza hay en la mujer hispanoamericana, sencilla, humilde, la más de las veces pobre, pero llena de valor, nobleza y pasión!




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