Él es mi testigo en cuanto al gran afecto que tengo por cada uno de ustedes en el amor de Cristo Jesús.
Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.
Dios sabe cuánto los amo y los extraño con la tierna compasión de Cristo Jesús.
Bien sabe Dios que la ternura de Cristo Jesús no me permite olvidarlos.
Porque Dios es mi testigo de cómo os anhelo vehementemente a todos vosotros en las entrañas de Jesús el Mesías.
Dios me es testigo de cuántos deseos tengo, en las entrañas de Cristo Jesús, de estar con todos vosotros.