Pongo a Dios como mi testigo que la razón por la que decidí no ir a Corinto fue para no causarles dolor.
Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto.
Ahora pongo a Dios por testigo de que les digo la verdad. La razón por la cual no regresé a Corinto fue para ahorrarles una severa reprimenda;
Dios sabe, y se lo juro por mi propia vida, que sólo la misericordia hacia ustedes me inspiró no volver a Corinto.
Pero yo invoco a Dios como testigo sobre mi alma, de que por consideración a vosotros no he ido aún° a Corinto.
Por mi vida, y pongo a Dios por testigo, que si no he ido todavía a Corinto ha sido precisamente por consideración a vosotros.