¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. ¡No se pueden enumerar!
¡Tus pensamientos, Dios, cuanto me superan, qué impresionante es su conjunto!
¡Oh ’El, cuán preciosos me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!
¡Cuán preciosos, oh Dios, son tus designios, cuán copiosa su suma!
¡Qué preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!