El enemigo está acabado; quedó en ruinas eternas. Las ciudades que arrancaste de raíz ya pasaron al olvido.
Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre; Y las ciudades que derribaste, Su memoria pereció con ellas.
Los enemigos fueron aniquilados, arruinados sin remedio; sus ciudades fueron devastadas, perdido su recuerdo.
El enemigo ha sucumbido en desolación eterna, Destruiste sus ciudades, Y con ellas ha perecido su recuerdo.
Guímel. Tú repruebas a los pueblos, extirpas al impío y borras sus nombres para siempre:
Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.