El Pentecostés es la evidencia de la manifestación del Espíritu Santo, es decir, es la muestra absoluta de que Jesús cumplió su palabra al decirnos que no nos dejaría solos, que estaría con nosotros el consolador, este relato lo encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles. El Pentecostés fue un evento significativo en la historia del cristianismo, los discípulos de Jesús estaban reunidos en un lugar cuando de repente, apareció el Espíritu Santo sobre ellos en forma de lenguas de fuego, estos discípulos empezaron a hablar en diferentes idiomas y a proclamar el mensaje de Dios a todas las naciones presentes en Jerusalén en ese momento. El significado de este evento trasciende su componente histórico, puesto que en pentecostés, se celebra la venida del Espíritu Santo a la comunidad cristiana y se conmemora la misión de proclamar el evangelio a todas las naciones, además, representa el empoderamiento de los creyentes mediante la presencia del Espíritu Santo en sus vidas. Esta reflexión sobre el significado del Pentecostés nos desafía a examinar nuestra propia relación con Dios y con los demás, nos invita a abrirnos al Espíritu Santo y permitir que guíe nuestras acciones y decisiones.
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.