La palabra de Dios dice, que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Para estudiar la biblia todo lo que necesitas es la guía del Espíritu Santo, una vez que tienes su dirección entender su palabra, es un deleite en el cual estarás días y noches, todo hijo siempre reconoce la voz de su papá, tú podrás instruirte en los dichos de su boca cuando comprendes que Él es tu padre, entonces tendrás la capacidad de recibir su enseñanza. En estos tiempos difíciles que estamos viviendo es muy importante que profundices en tu relación con Dios, y es allí donde obtendrás la sabiduría e inteligencia para recibir la revelación que necesitas.
Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,
conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.